🎈𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭𝟲🎈

1.3K 144 189
                                    

Corrió a refugiarse en los brazos de Bill que la sujetó con fuerza contra su pecho, permitiéndole escuchar el latir de su corazón

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Corrió a refugiarse en los brazos de Bill que la sujetó con fuerza contra su pecho, permitiéndole escuchar el latir de su corazón.

Había estado a punto de perderla, se repetía una y otra vez en su cabeza. Sujetaba el pequeño cuerpo de Milán contra el suyo de forma protectora. Esa maldita cosa estuvo a punto de hacerle daño.

No podía permitirlo. Ya se había llevado a Georgie. Ya lo había herido una vez con eso. No dejaría que se llevara a la chica que le importaba ni a ninguno de sus amigos. No lo haría.

Rescataría a Georgie. Lo traería de regreso para poder tener al fin su felicidad completa. Estaba seguro de que no sería fácil, pero lo haría.

Milán y él se llevarán tan bien, pensó.

―Eso nos vio ―pronunció Eddie haciendo que Bill se separara de Milán.

Ella pudo ver cómo Ben y Bev se separaron también.

―¡Eso nos vio y sabe dónde estamos! ―habló Eddie alterado.

―Siempre lo supo ―contestó Bill empezando a caminar hacia su bicicleta.

―¡¿Dónde rayos crees que vas?! ―Milán caminó detrás de él para tomarlo del brazo.

―Hay que irnos ―fue lo único que pronunció Bill girándose a mirarlos.

―¿Qué? ―Ben no hizo amague de moverse―. ¿A dónde?

Milán lo observó deseando que no fuera lo que ella pensaba.

―Nelbolt ―ninguno dijo nada haciendo que Bill prosiguiera―. Es donde Ge... Geo... Georgie está.

―Bill... ―Milán empezó a hablar antes de ser interrumpida.

―¡¿Después de eso?! ―Stan señaló a sus espaldas.

Todos tenían miedo y era normal. No había nada peor que confirmar tus sospechas, sean cual sean.

―Es... es... es verano ―tartamudeó Richie buscando las palabras adecuadas―, Deberíamos jugar.

―¡Si dices verano otra... maldita vez! ―Bill elevó por un momento su mano antes de bajarla en pocos segundos.

―Basta chicos ―intentó aligerar las cosas Milán, aunque parecía en vano. Todos seguían aún en silencio―. Hay que hacer un plan ― propuso.

Pero, nadie parecía querer decir nada.

El agarre que poseía sobre Bill, se aflojó y, antes de que pudiera reaccionar, él ya se encontraba en su bicicleta.

―¡Bill, detente! ―gritó corriendo a detenerlo.

―¡Bill! ―escuchó el gritó de Richie a su espalda.

―¡Espera! ―esta vez fue Bev la que gritó.

𝗘𝗩𝗜𝗧𝗘𝗥𝗡𝗢 | 𝗕𝗶𝗹𝗹 𝗗𝗲𝗻𝗯𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 ✔Where stories live. Discover now