O1 ━ 𝐎𝐡, 𝐧𝐨 [𝐏𝐚𝐫𝐞𝐣𝐚 𝐬𝐢𝐧 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐝𝐨]

5 2 0
                                    

La vida es la vida. Y no importa que hagamos. Cuán tranquilos o corajudos seamos. Porque dará la vuelta de 180 grados, y estaremos intranquilos con ese cambio.

Pero será para bien. Solo debemos respirar.

Todo saldrá bien.







Toda su vida estuvo preparada para eso, para un trabajo de medio tiempo. Para ser un cero a la izquierda, para ser pisoteada. Porque así había sido siempre, ¿que cambiaría?

El silencio sepulcral en la sala hizo que recordara donde estaba, en el lío boscoso en el que estaba metida de pies a cabeza.

Ella nunca había sido alguien atractiva a ojos de cámara, de hecho, siempre creyó que moriría limpiando las barras dulceras de los cines. Y, no podía quejarse, nunca amó la atención. Mucho menos los pares de ojos quemando su cuerpo con cada paso que daba. Odiaba eso. Porque, si cometía un error, todos podrían verlo. No sería algo insignificante, como siempre.

—Solo queda que tú aceptes.

Apretó sus labios. ¿Debería decirle algo? ¿No tenía tiempo para arreglar sus pensamientos?

—No lo sé —murmuró, viendo sus pies.

No quería verlo, no quería afrontar esa realidad abrumadora que la tenía asfixiada.

El rubio rodó los ojos. Se veía su falta de conciencia por el estado shock de la castaña. Poco le importaba, debía admitir. Él tampoco podía hacer mucho esfuerzo de pensar en tan poco tiempo, lo aceptaba. Pero, tampoco había optado por callar de manera tan tonta como lo hizo ella.

—Es simple. Debes casarte conmigo, tu madre lo ha dicho.

Ella vio al piso, con ese nudo atragantando sus palabras débiles, haciendo que tomara una bocanada de aire casi con obligación.

Si ese el tipo con el que la obligarían a casarse, estaba pensando en huir de allí por la ventana.

Los nervios comían su estómago con ansias, un cosquilleo travieso recorría su espalda y barriga. Definitivamente, no se la estaba pasando nada bien. Sus ojos pestañeaban constantemente, parecía querer despertar de esa pesadilla extraña en la que estaba sometida a la merced de un completo extraño que conocía de hace cuatro horas.

Debía darle créditos a su madre. Tardar 17 años en encontrarla, y solo tirarla a garras de unos sujetos por su dinero. Que fácil era. Casi como una inversión con un ser vivo y un frío sujeto al cual solo le importaba quedar bien con su padre.

Porque, estaba segura de que él tampoco estaba de acuerdo con esa boda.

—¿Tú quieres hacer esto? —Preguntó, en un murmurio grave que se volvió amargo al apagarse.

Sus ojos caramelo se dirigieron a él, quien, con indiferencia, levantó las cejas por su acto de coraje al dirigirle la palabra tan firmemente.

—A mí me vale miel, si quieres casarte te casas, si no, mejor. —pronunció, viendo a otro lado con total frialdad.

Apretó sus labios, rodando los ojos. La exasperación era completamente dueña de sus pensamientos. ¿Como se suponía que lo soportaría siendo su esposa?

—Al menos dime tu nombre. —. Al entender su silencio, frunció su ceño. Podría ser más fácil si su actitud cambiara de una idiota a una más simple. —Yo me llamo Lila Rossi... Bueno, según mi madre me llamo Iris —murmuró, recostando su mentón de su palma.

Él la vio de soslayo, y bufó de manera casi inaudible o perceptible. ¿Por qué debía importarle el nombre de esa joven? Si solo estaba ahí por compromiso, no era como si le gustara su compañía o la fuera elegido para él.

—Yo soy Félix —respondió, tajante. —Bueno, no estamos para socializar, ¿aceptas o no?



──
╭─────────── ·⁠ 🖋️  ·⁠   ·⁠   · ╮

N

o sé que salió; es basura, una completa y gran basura, está bien, lo admito. Parece más Drabble que One Short, pero, hey, algo es algo.

Tengo varios borradores, y este fue el mejor que encontré. Así que, sí, todos eran una gran mierd...

— Shar.

• El Reto De Los Días: FALSOWhere stories live. Discover now