O7 ━ 𝐀𝐜𝐞́𝐫𝐜𝐚𝐭𝐞 [𝐏𝐞𝐥𝐞𝐚 𝐔𝐧𝐨 𝐀 𝐔𝐧𝐨]

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Aunque todos odiemos la realidad, debemos aceptar que no podemos cambiarla. Incluso si esa realidad se creó a base de engaños, o a base de malas decisiones.

Porque todo lo que cosechamos es gracias a lo que sembramos. Y deberíamos estar satisfechos con eso.

Luka estaba perdido.

Y es que no podía estar ni más ni menos, tomando en cuenta que casi destruyó dos amores que pudo tener de la nada.

Quizá haberse juntado con ese grupo de mala fama fue su culpa.

Toda su vida se la había pasado pensando que Marinette era la indicada. De hecho, cuando la vio crecer y volverse una gran señorita del bien, entendió que su destino quizá sí era estar junto a ella. Cosa que no fue así, y lo peor fue la manera en la que lo entendió.

Aunque ella era dulce, tenía una cabeza muy terca y su afición por aferrarse a sus obsesiones no ayudaba en nada.

—¿Luka?

—¿Sí? —Preguntó dulcemente el de ojos azules, volteando a ver con algo de nostalgia al pelinegro de ojos verdosos.

Este tragó saliva, y bajó la mirada apenado.

—Te buscan... Afuera —habló, jugando con sus manos.

El pelinegro frunció el pelo extrañado, mientras chasqueaba la lengua con incomprensión.

¿Quién podría estarlo buscando? ¿Por qué lo haría?

No era Lila, ni Marinette. Eso estaba claro. La cara de Marc lo demostraba. Estaba nervioso, penoso. ¿Por qué? No tenía ni idea. ¿Sería algo malo?

Quizá era su padre. Aunque no era buena opción.

—Ya bajo.

Marc asintió y rápidamente se apartó, saliendo del cuarto como si nada fuera pasado en ese lugar. Tenía prisa por salir.

El ojiazul tomó su guitarra y caminó escaleras abajo, tomándose del tubo que estaba a su lado, buscando la salida del lugar.

Lo único que no le gustaba del club de arte, eran esas largas y cansinas escaleras blancas.

Al llegar a planta baja, examinó suavemente la puerta azul de manecilla dorada que lo saludaba al frente.

Con cuidado tomó la manilla de la puerta. Sin prisa ni apuro.

El chirrido alertó a la otra persona, haciéndola voltear para ver al gótico que salía del departamento en ese momento.

Con una sonrisa amplia de broma, el pelirrojo se acercó a Luka, quién seguía algo turbado por su aparición.

—Buenas tardes, Luka —habló con algo de burla en su voz.

Definitivamente sabía a quién pertenecía esa voz.

—Nathaniel —murmuró, admirando como el pelirrojo aplaudía burlescamente.

—Bravo, me recuerdas —se burló —, un aplauso para ti.

Luka lo sintió. Sus intenciones no eran buenas. En absoluto lo eran. Estaba seguro de eso.

Frunció su ceño, y se cruzó de brazos con antipatía molesta que salía de su cuerpo.

—¿Qué quieres?

—El club se arte no ha cambiado nada —ignoró Nathaniel, admirando el edificio azulino que tenía enfrente —Yo era su estrella, pero, bueno. Tú fuiste un buen reemplazo, supongo... —Murmuró. —Te quisieron más que a mí... Deslumbraste con tu llegada —añadió.

Eso ya no se trataba del club. No estaba hablando de eso. En sus palabras, Luka podía saborear su rencor e incluso su tristeza.

No hablaba del club, hablaba de ella.

—Nathaniel, yo...

El de mechones turquesas quiso acercarse, pero no pudo. Algo dentro de él gritaba que quizá no debía tomar mucha confianza.

Él y Nathaniel nunca se llevaron bien. El pelirrojo era distante y frío... Además...

Era novio de Marinette.

Quizá era estúpido pensar que seguía con el mismo rencor. Aunque, después de que fuera echado del club por golpearlo, no esperaba ni más ni menos de él. Nathaniel quedó destrozado al saber que Marinette había preferido al nuevo integrante antes que a él.

—Nathaniel...

—No, Luka... —interrumpió, cambiando su mirada por una más seria, acercándose a él a un ritmo peligroso —, no.

























—¡Por Dios! Solo mira como te ha dejado —Exclamó moritifcada Rose, limpiando la herida de su mejilla.

—Auh —se quejó el rockero, y ella solo frunció el ceño.

—¡No te quejes! ¡Es esto o que se te infecte ese rozón horrible! —casi gritó, limpiando la rozadura con más dureza.

—Aún no entiendo —habló Marinette, recargando su cuerpo de la baranda —... ¿Por qué te golpeó? —Preguntó, con mirada de preocupación.

Marinette estaba muy consciente de la actitud de Nathaniel después de su ruptura, pero pensó que ya lo había superado. Después de todo, habían pasado muchos meses. ¿Por qué desataría su ira ahora?

—No lo sé —murmuró, intentando no hacer movimientos bruscos, ya que tenía al lado a una Rose salvaje dispuesta a golpearlo si se enojaba lo suficiente.

Luka lo sabía. Verlo con Marinette fue mucho. Pero, ¿que lo echaran del club? Pobre Nathaniel, perdió la razón.

¿Debería decirle a Marinette? ¿Explicarle que por su culpa Nathaniel fue tirado fuera del departamento de arte?

Él suspiró. No, no lo haría. No quería hacerlo.

No podía cargar con la mirada decepcionada de su novia al saber que fue el culpable de que Nathaniel perdiera todo en su vida.









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No está centrado en los principales, pero, servirá en un futuro. Lo juro.

Shar.

• El Reto De Los Días: FALSOWhere stories live. Discover now