12 ━ 𝐓𝐮́ [𝐏𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚𝐣𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐚́𝐬 𝐨𝐝𝐢𝐞𝐬]

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N/A: No odio a nadie de Miraculous, solo hay personajes que me caen mal... El personaje que aquí va a aparecer

El odio existe desde el principio de los tiempos. Desde que tenemos memoria. Podremos estar en un nido de constante odio, y no nos damos cuenta.

Porque el odio podría ser camuflajeado en una persona descarada.

Ella nunca podría explicar porqué, pero simplemente, ella sabía que no debía confiarse demasiado.

Lila se colocó sus pantuflas, mientras se frotaba su ojito almíbar con la mano cerrada.

Soltó un bostezo, para proceder a estirarse. Estaba muy cansada, casi parecía que no había dormido en todo la noche.

A pesar de dormir sola —ya que Félix dormía en el sillón por obligación de ella—, se sentía inmensamente incómoda al rozar las sábanas y recordar las imágenes antes pasadas.

Aunque su charla con Adrien había sido tranquilizante en gran parte, no podía sacar ese recuerdo incesante de su cabeza.

« Ay, Félix » pensó, y suspiró. Su vida estaría llena de martirios si no hacía algo rápido. Y cuando decía rápido era muy rápido. No estaría aguantando más de eso por mucho tiempo.

Hoy tendría una junta con Kate. Quizá eso también era un motivo de su desvelo, aunque no le había tomado importancia hasta que se levantó.

Se masajeó la sien. ¿Cúando su vida se había hecho tan complicada?

—Odio mi vida.










Dejó su libro sobre la mesa de la cafetería.

Por algún motivo, amaba esa cafetería. Más que nada, porque fue su primer trabajo.

Sí, su primer empleo, donde sufrió explotación laboral por primera vez y donde trataba de no echarle café caliente al pantalón de sus clientes.

Pero, su primer empleo al fin.

Soltó un suspiro al sentarse, sintiendo su peso relajarse sobre la superficie fría de la banca.

Con suavidad, volteó a observar la ventana.

Era un día caluroso, pero el débil aire eléctrico que tenía la cafetería, apasiaguaba un poco la pegajosidad.

Sonrió levemente, para luego observar su alrededor.

Nada había cambiado. Todo seguía igual que hace dos meses. Por ello, con tranquilidad, su sonrisa de volvió más amena.

Que bien se sentía llegar a un lugar conocido.

—¡Lila~! —escuchó un grito, y luego alguien se le acercaba por detrás. Con rapidez, ella volteó y divisó un rostro que lo quería ver en ese momento. ¿Seguía trabajando ahí? —¡Mi amor! ¡Que gusto!

Antes de reaccionar, ya la estaba abrazando con fuerza.

—Ah, Alya... —susurró, con cierta molestia en su voz —. Me gustaría decir lo mismo —murmuró, y rodó los ojos.

—No pensé verte por aquí —fingió no oír lo que le dijo, sonriendo con política.

Lila conocía a Alya desde la primaria, por ende, sabía que esa sonrisa no era para nada verdadera. Ni siquiera se esforzaba en fingir bien.

Es que ambas sabían bien que no les agradaba la presencia de la otra, solo que se despistaban entre ellas.

El aire tenso podría cortarse con una tijera. Lila lo sintió, así que solo sonrió más ampliamente, ladeando la cabeza.

—Siempre vengo aquí —habló —. Incluso, hace poco, salí con mis amigos del café. —Le recordó, sin borrar su sonrisa.

—Que raro, no fui invitada.

« Mis AMIGOS del café » pensó Lila, y su sonrisa se volvió más punzante.

—Que raro —se burló. Ella sabía que Alya entendía su doble sentido, por ende, no podía hacer más que bromear sobre eso.

—Bueno... —Murmuró Alya, viendo a la barra, donde sus compañeros preparaban y atendían con normalidad —. No se me haría raro verte trabajar por aquí de nuevo, ¿vienes por el cartel de se busca?

Lila sintió como se hinchaba de rabia. Alya siempre la humilló de manera pasivo agresiva por ser de clase baja. Más aún porque ella era hija de la Chef más famosa de París y tenía un buen cargo en la cafetería — Aunque solo trabajaba ahí para matar el tiempo.

Esta vez, su sonrisa fue más cínica. Más áspera. En búsqueda de venganza. Una sonrisa de rencor.

—Oh, no —. Negó con tranquilidad —. Ya no necesito trabajar aquí.

Alya alzó las cejas, fingiendo sorpresa.

—Vaya~, la pequeña Lila creció —. Seguido lanzó una risa —. ¿Te haz ganado la lotería?

—Algo así —murmuró —. Solo que esa lotería se llama Kate Fontaine.

Y así, su sonrisa creció más, volviéndose una indirecta muy directa para la de lentes.

—¿Trabajas para las empresas Fontaine? —Preguntó —. No sabía, ¿estudiaste?

Su ira hirvió, y chasqueó la lengua con desprecio.

—Ella nunca pondría a trabajar a su hija~

Y sonrió con victoria.
















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Alya me cae del coleto. De verdad.

— Shar.

• El Reto De Los Días: FALSOWhere stories live. Discover now