14 ━ 𝐃𝐞𝐬𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐳𝐚 [𝐃𝐢𝐟𝐢𝐜𝐮𝐥𝐭𝐚𝐝𝐞𝐬]

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Aunque querramos huir y escondernos en las grietas de un hogar que se cae a pedazos, debemos saber que eso no nos salvará de la masacre.

Porque allí estará, siempre estará justo en ese lugar. Un punto débil. Y el bloque flojo de cemento, caerá justamente en tu vulnerabilidad.


Allí estaba Félix. Observando como su padre le sonreía con malicia.

¿Que le era tan gracioso? Si todo lo malo que estaba pasando era por su culpa.

A pesar de sentir mucho coraje, lamentablemente no podía expresarlo. Al menos no a su padre, quién lo veía retador, con una tasa de té en sus manos.

—Y, cuéntame... ¿Como te ha ido con Iris?

—Lila —corrigió, casi mecánicamente —. Prefiere que le digan Lila —añadió.

Colt solo asintió levemente, y movió suavemente su té, sin ningún movimiento brusco.

—Entonces, ¿como te va con ella? —Preguntó, aún sonriente.

Felix no supo que decirle.

En realidad no estaba muy mal con Lila. Al menos no antes de que se emborrachara por la repentina llegada de Chloé.

Pero estaba seguro que no estaban tan mal.

Después de todo, Adrien le dijo que Lila estaba dispuesta a llevar todo en calma con tal de salir del problema y no tener más inconvenientes con respecto a eso.

—Todo va... Bien —mintió, mientras carraspeaba —. Quizá tenemos diferencias y eso... Pero ya, eso es todo —Informó, tomando un trago de té.

El líquido caliente quemó su garganta, pero no le importó. No le interesaba cuán feo se sintiera el té amargo pasando por su lengua.

—Uh, eso me alegra mucho —expresó el mayor —. De todas formas, este año será completamente dedicado a llevarse bien, ¿no?

Felix asintió. Casi con ira disimulada en una mals mueca de cansancio.

—Sí... —Murmuró —Ya después nos podremos divorciar y todo acabará.

Félix vio el té, y sintió a su padre reír.

No reír levemente, sino reír a carcajadas. Como si fuera un delicioso chiste para disfrutar.

Frunció levemente el ceño, mientras que el mayor solo se carcajeaba del sufrir ajeno.

Felix se estaba enojando.

—¿Cuál es el chiste?

—¿A caso Kate no se los dijo? —Preguntó, y Félix negó con confusión —Lila no puede casarse siendo menor de edad... Esa fue una pequeña mentira para manipularla. —. Félix oyó a su madre reír un poco más. Era repugnante — Solo eso. Ya después de que cumpla 18 es que se llevará a cabo el matrimonio —Habló, tomando un trago de té con tranquilidad, sin borrar su maléfica sonrisa.

Félix soltó un jadeo de impresión.

Lila y él estaban ilusionados con que llegara la fecha de ida. El cumpleaños 18 de Lila. Pero, tal parecía, que esa fecha no sería la de ida, sino la de comienzo.

Si se casaba con una Lila de 18 años... ¿Tendría que esperar otro año entero para separarse?

En primer lugar, ¿que ganaba Colt con esto? No tenía ningún sentido.

—Pero... —Felix lo vio, buscando explicaciones —Después de que cumpla 19... ¿Nos podríamos separar? O sea... ¿Dejaríamos de estar casados en ese tiempo?

Colt volvió a reír, esta vez con más chocancia.

Parecía amar el sufrir de los demás. El malestar ajeno. Le daba gusto saber que se la pasaban mal.

Y a Félix solo le faltaba un poco para explotar

—Así no funcionan las cosas, jovencito. —Habló, dejando el té en la mesa —. Deberás esperar más, mucho más... Quizá unos 4 años.

—¿¡Qué!? ¿¡Por qué?! —Exclamó, con enojo.

Colt se encogió de hombros, cruzando sus brazos al mismo tiempo.

—Asuntos de negocios... —Murmuró —Para poder unir ambas empresas se necesita tiempo... Además, la prensa se debe de enterar y crear muchas polémicas al respecto. Necesitamos... Uhm... —empezó a buscar la palabara, y luego chasqueó los dedos —. Publicidad. ¡Sí! Justo eso —habló, sonriendo con cinismo.

Ese fue el momento clave.

Félix sabía que su padre no lo quería lo suficiente. Pero, de ahí a tratarlo como objeto o como su mercancía... Era realmente asqueroso y repugnante para él.

No pudo hablar más. Tiró con fuerza la taza de té, haciendo que se rompiera ej el piso.

Pero Colt ni se inmutó. Al parecer sabía lo que haría. Sabía que eso pasaría.

Ya qué lo noticia no era nada para nada pequeña, ni ligera.

Era un torbellino que se llevaba consigo las esperanzas del joven.

Las esperanzas de vivir una vida normal

—Ya estoy aquí, Félix —se escuchó una voz por los pasillos, el sonido de unas llaves y la puerta siendo cerrada.

Si ellos no cumplían con el matrimonio, terminarían en la calle.

Si esos cuatro años valían la pena por todo ese dinero que sus padres se dispusieron a darle...

—Lila... Ven un momento... Por favor.

La sinceridad nunca mató a nadie.













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Shar.

• El Reto De Los Días: FALSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora