iii. completely disaster

968 88 3
                                    

— Cuando ella dijo fiesta... —comenzó a decir Freddie nada más entrar a aquel lugar.

— Pensaste en una fiesta con mucho sexo y LSD sin mancunianos —terminó Katie por él, diciendo lo que todos pensábamos.

Analicé el entorno. No había música. No había gente de nuestra edad. No había luces. Era simplemente un grupo de gente de considerable edad reunidos bebiendo champagne.

— Esto es más como gelatina y helado —opiné con una mueca.

Observé como Cook se marchaba hacia la barra junto con ambas chicas. Y una sensación amarga se instaló en mi estómago cuando vi como le subía el vestido a la rubia.

Quería vomitar.

Un hombre de mediana edad se acercó hasta ellos tres, concretamente a Cook, y comenzó a hablar con él sobre algo que no llegaba a oír debido a nuestra lejanía.

No sabía quién era pero no tenía buena pinta. Y por la expresión de mis amigos ellos pensaban exactamente igual que yo.

— ¿Quién es? —pregunté.

— Johnny White —respondió Effy—. El gangster.

Abrí los ojos como platos al escucharla. Había oído hablar de ese tipo, y no era trigo limpio. De hecho, tenía conciencia de haber hecho cosas innombrables desde robos hasta homicidios.

— Asesino a dos monjas por una Guinnes.

— Presuntamente —lo defendió su hija, quién acababa de unirse a la conversación.

— Yo escuché que apuñalo a un policía con una paloma desecada —aportó JJ.

— No es verdad —volvió a contradecir la rubia—. Fue con un gorrión.

Toma ya.

Cada cosa que decía mejoraba aún más la situación.

— Bueno, ¿quién quiere meterse? —preguntó Cook aligerando el tenso ambiente.

Casi todos nosotros respondimos afirmativamente. Incluso Pandora, lo que hizo que Effy y yo nos extrañásemos.

— He decidido que adoro las drogas.

Nadie le respondió pues nos estábamos ya encaminando al baño para tener más tranquilidad a la hora de meternos.

El primero en probar fue Cook, quién sin vacilar metió su dedo en la bolsa para coger un poco de su contenido y esnifarlo por la nariz.

— Eh, tú, chica rara —se refirió a Pandora—. Sujétame esto.

Panda obedeció esa orden e hizo lo que le había mandado. Aunque, en un mili segundo, algún cable se le cruzó y virtio todo el contenido en su garganta para tragárselo entero.

— ¡Pandora! —chillé asustada—. ¿Pero qué haces?

— ¿Qué? ¿Lo he hecho mal? —masculló con restos de droga en la boca.

— Espera, ¿te has tragado mi droga? —dijo Cook acercándose hasta ella al mismo tiempo que Karen.

— No ha dejado nada.

— No se come, se mete por la nariz. Idiota —protestó la rubia, que ya comenzaba a ponerme de los nervios—. ¿Y ahora qué pasa con nosotras?

¿En serio? ¿Le preocupaba más que no tuviese ella con qué drogarse que que una chica hubiese consumido tanto? Era para flipar.

— ¿Qué coño más dará eso? —salté—. Le puede dar algo en cualquier momento y, ¿a ti te molesta que no quede droga?

— Ella se lo ha buscado —comentó.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃   ─skinsحيث تعيش القصص. اكتشف الآن