xvi. get over or not

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tres meses después

Probablemente uno de los mejores veranos de mi vida había llegado a su fin, finalmente resultó qué lo que pensé que sería un infierno se convirtió en un completo sueño.

Mi relación con los hermanos Brown había comenzado siendo un tanto complicada, sobre todo con el mayor de ellos, pues en un principio nuestro vínculo no iba más allá del sexo, ni siquiera hablábamos más de tres palabras. Pero, con el paso del tiempo entre salidas, charlas largas, besos y caricias, mi corazón se había vuelto plenamente de Nate, olvidándome de mi juvenil obsesión por Cook.

A ojos de algunos podría parecer que íbamos demasiado rápido, pero para nosotros no era así. Con Nate todo era increíble, él era una persona que de verdad se preocupaba por mí y me brindaba el amor y afecto que no obtenía por parte de mis padres. Además, de que él en sí era perfecto.

Cuando ambos llegamos a Brístol, he de reconocer que por nada del mundo quería que se cruzara con Cook. Intuía cual podría ser la reacción del rubio ante este acontecimiento y no me gustaría hacerle frente. Por lo que cuando presenté a Nate a mi grupo me encargué estratégicamente de que tanto JJ como Freddie se asegurasen de que el chico no apareciera.

A todos mis amigos pareció caerles bien de inmediato. Mi novio tenía esa capacidad de relacionarse con facilidad, algo que de verdad admiraba pues a mí me costaba bastante.

Y esa razón era lo que nos llevó a tener que declarar ante la policía tras la tragedia sucedida en la fiesta que daría la bienvenida a las clases. Nate y yo habíamos decidido asistir junto con Effy y Panda al club de Thomas dónde él estaría tocando esa noche. A lo largo de las horas, nos catamos de una chica que iba algo desorientada por la pista, entonces Nate como acto de buena voluntad se acercó hasta ella para preguntarle si se encontraba bien, la chica tan solo asintió y minutos después de esa conversación cayó desde la segunda planta muriendo en el acto. Lo que nos dejaba a ambos como sospechosos al ser los últimos con los que mantuvo contacto.

Pero, de toda esta situación, lo que más miedo me daba era el primer día de instituto. No solo por ver cómo se adaptaría Nate, pues sabía que lo haría perfectamente, sino porque sí o sí ambos chicos se conocerían.

Y como temía ese día llegó.

Por petición de sus padres, Nate acudió junto a mí al colegio haciendo nuestra entrada triunfal ganándonos la sonrisa lejana de mis amigos.

— ¡Rory! —saludó JJ—. ¿Qué tal?

— Sin muchas ganas de volver, ¿tú?

— Con ganas de verte —sonrió inocentemente cayendo en la mirada de Nate—. Como amigos claramente, solo amigos.

Mi novio soltó una pequeña risa para chocar la mano de JJ en un apretón— Más te vale que solo sea con esas intenciones.

Dejando de prestar atención a la conversación que ambos mantenían, recorrí con mi mirada aquella sala en busca de mi objetivo. Por un momento creí que todavía no había llegado, pero entonces lo divisé junto a un grupo de chicos.

Me permití recorrerlo con la mirada para llegar a la conclusión de que apenas había cambiado durante las vacaciones, quizás tenía el pelo un poco más largo, pero seguía siendo él. Me fijé en que estaba tratando de enrolarse un cigarro cuando una voz llamó la atención de todos los presentes.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃   ─skinsWhere stories live. Discover now