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Crowley x Aziraphale y
otras parejas paralelas del multiverso Michael Sheen-David Tennant.
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1. Relatos independientes >> podéis leer en el orden que queráis o sólo las partes que más os interesen y no...
[ Después de un tiempo sin verse, Crowley vuelve a visitar la librería de Aziraphale, quien se encuentra haciendo inventario esa tarde, y deciden celebrar la ocasión con un buen vino. A efectos del alcohol, el ángel se permite sincerarse acerca de lo mucho que ha extrañado a su demoníaco compañero , que no duda en reconfortarla y en ponerse nervioso bajo sus sutiles toques.]
Contenidos-- Smut, Female!Aziraphale, un poco out of character, ambos son muy tocones; menciones de alcohol, sexo bajo sus efectos; algo de praising/alabanzas (a Jesus porque somos cristianos puros) (es broma, sabéis a lo que me refiero).
P.D: No sé si soy la única pero esta canción me recuerda mucho a las emociones de Crowley ( o crawley lol lo pillais) por Aziraphale en plan hopeless romantic, dadle una chance.
-Givin
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" Crawling back to you"
Aziraphale se encontraba en su librería, y como buen menester, seguía ordenando la pila de libros nuevos que había comprado hacia unos meses atrás. Conforme iban llegando, el ángel iba acumulando para así, poder dedicarse completamente a ello durante un día en concreto.
La librería estaba cerrada, se había asegurado de ello; no quería ni pensar qué pasaría si tras haber entrado o salido, el cartel de cerrado se hubiera dado la vuelta. Aquellos libros formaban parte de su ser, de lo que ella misma se había labrado desde que decidió abrir aquella tienda hacia un poco más de dos siglos. La única persona que tenía derecho de entrar era su buen amigo Crowley. Aunque no parecía muy dado a querer ir en las últimas semanas.
— Bien... — el ángel miró de reojo hacia la ventana y suspiró. « No va a venir, olvídate », pensó. Una tenue sonrisa triste lograba vislumbrar en su rostro, volviendo a sus libros. — A trabajar.
No obstante, tras una media hora de apacible trabajo, el ligero tintineo de la puerta de la librería abriéndose dió la bienvenida a la esbelta figura del demonio. Crowley restauró el cierre del pestillo en cuanto se coló allí con un paso tranquilo.
—Hey, ángel– Saludó a la joven con un suspiro cansado, dando un curioso paseo por los alrededores— Veo que tienes armada una buena.
Sus orbes cubiertos por aquellas gafas escanearon con gracia aquellas pilas de libros que esperaban su recolocación en los clásicos estantes. Reconoció que sería una tarde de trabajo porque la muchacha tenía sus cabellos recogidos eficientemente, como hacía siempre que iba a estudiar algún ejemplar o a organizar los materiales.
—Los humanos y su puto tráfico me amargan la existencia. Qué lentitud tan detestable— Crowley dejó que su larga composición descansase sobre uno de los sillones más próximos a Aziraphale, con un bufido de desesperada exasperación— ¿Qué te traes entre manos?
