Coffee and Sweets | Guapoduo

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—¡Roier cómo se te ocurre incomodar a nuestro cliente!

-—Ay Tina, era una bromita.

El cenizo ya se había retirado de aquella cafetería y por supuesto, Roier había salido del almacén para escribirle su número de teléfono en el ticket de su compra.

-—Pues no vuelvas a hacer ese tipo de bromas o tendré que suspenderte.

-—No, no, no.-— El castaño posó una de sus manos en la cadera, recargándose en la encimera.— Si gracias a mi la clientela ha subido.

Por supuesto, Tina abrió la boca sorprendida.

—Eso es aparte, de nada sirve que vengan a ver tu cara bonita y luego no regresen porque el café que haces sabe a mierda.

Roier cruzó los brazos y su jefa imitó su gesto.

—¡Yo te dije en mi entrevista qué solo sabía preparar postres!

—Ugh, solo te soporto porque tengo corazón de pollo.

El castaño estuvo a punto de volver a hablar sino fuera porque entraron un par de clientes.

—¡Roier tengo hambre!

—No mames Mariana, hazte un huevito o algo.

—Estoy cansado papi, hoy en el almacén tuve que cargar muchas cosas.— A través de una de las puertas del pasillo se asomo su amigo.— Por favor.

—Esta bien, pero será la última vez.— Roier dejó su hoddie en el perchero junto a su mochila y se dirigió con pereza a la cocina.— Hazme el favor y carga mi celular porfa, se me olvido el cargador en mi cuarto.

El más alto asintió, trayendo el cargador de la habitación para ponerlo en un contacto de la sala.

—¿Cómo te fue en el trabajo?

—Como siempre, me regañaron porque sigo sin hacer bien el café.

—No mames, es que si estas bien imbécil Roier, una semana y sigues haciendo tu cagadero.

El castaño resopló mientras colocaba la mantequilla y los huevos en la sartén.

—¿Ya pagaste la renta?

—Sí, ahora nos falta el agua, la luz... El gas lo pagué ayer.

Roier asintió pensativo, mientras terminaba de cocinar los huevos y calentaba un par de tortillas.

—Come directo del sartén, no pienso lavar ni un plato.

—Ya no quieres hacer nada Roier, pues ni que trabajaras acá pesado como yo.— Comentó falsamente enfadado mientras devoraba su huevito com tortilla.— Pásame un vaso de agua si no quieres que me ahogue y muera.

Roier rodó los ojos y sirvió dos vasos de agua mientras se disponía a comer, pero antes pasó por su celular para ver qué cosas se había perdido en Twitter.

En eso estaba hasta que observo bien la barra de notificaciones.

[+55 11 9XX 3XXX]
Hola Roier, soy el Lic. Lange.
Los pasteles de hoy estuvieron deliciosos, se lo comenté a tu jefa y me mencionó que tú haces los postres, dentro de tres semanas será el cumpleaños de mi hijo. ¿Te podría hacer pedido de algunos cuantos?

Roier sonrío sin quererlo, llamando la atención de tu amigo.

—¿Es tu ligue?

-—¿Cuál de todos?— Evitó la pregunta.

[Yo]
¡Hola! Claro Lic ;)
Nos ponemos en contacto para arreglar el pedido.

"Pero te había pasado mi número para asuntos más personales..."

No terminó de escribir ni de enviar aquel mensaje, no estaba hablando con ningún idiota de su universidad, sino con un hombre que ahora sabia era padre de familia.

¿Ese era un problema? Lo más seguro.

Roier era de esos que si tenía una conquista planeada la conseguiría,así que primero debía tantear terreno.

[Yo]
¡Hola Lic! Claro que acepto el trabajo 😝
¿Cuántos años tiene su hijo? ¿Alguna temática en particular?

Apenas había salido de la bandeja de mensajes recibió una respuesta, sorprendido en exceso por la velocidad de la misma.

[+55 11 9XX 3XXX]
¡Le encantan los dragones! 🐉

Edición no. 3