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Cellbit había hablado con sus amigos durante el domingo por videollamada y hallaron un descubrimiento en particular...

"Tal vez te gusta ese chico Cellbit", fue lo que le dijo Pac.

"Invítalo a salir, no pierdes nada", agregó Mike.

Y bueno, ahora estaba embobado mirando su café, ya estaba frío porque al beberlo recordaba al castaño y eso lo distraía de sus responsabilidades, aunque si lo reflexionaba un poco, hacía bastante que ese chico cruzaba por su mente sin cuidado.

No había respondido a sus mensajes en la mañana, ¿habría vuelto a desaparecer?

Observó el reloj del ordenador, eran pasadas las 12 del medio día, podría darse una escapadita. No lo pensó mucho y escribió en un post-it una pequeña nota a su asistente. Bajo aparentemente tranquilo por el elevador y tomó un taxi hacia el café. Si tomaba su auto desperdiciaría más tiempo.

Cuando cruzó la puerta fue recibido por un "buen día", muy monótono por parte del menor (o al menos así lo percibió) pues estaba atendiendo a otros clientes y no había visto que era él quien acababa de entrar.

–Buenos días Roier, vaya si que está lleno a estas horas el día de hoy.– Comentó acercándose con confianza, tanto que cuando Roier giró sorprendido chocó con el pecho del más alto, tirando su libreta y pluma que estaba usando para escribir los pedidos.– Uy perdona.

–¿Lange? – Balbuceo al mismo tiempo que se agachaba a recoger sus cosas, Cellbit no evitó sonreír divertido al percatarse como el castaño al mirar hacia arriba y encontrarse con su mirada sus mejillas se tornaron de un fuerte color rojizo.

–Creí que te habías escapado de nuevo.– Sonrió y extendió su mano para ayudarlo a pararse, al escuchar murmullos de la mesa de enfrente salió de su ensoñación donde solo se encontraban los dos, todo el mundo los estaba viendo.– No puede ser, realmente lo siento.

–Esta bien, esta bien... Solo eh, permíteme un momento.– Con las manos temblorosas buscó algo entre las hojas de la libreta y luego se giró de regreso hacia la mesa que estaba atendiendo.– Lo siento, les repito su pedido...

Cellbit un poco consternado y avergonzado por la escena que le hizo pasar al pobre Roier decidió analizar mejor los alrededores, con razón el chico no le contestaba, el café estaba completamente lleno y podía ver como en la comanda aparecían pedidos tras pedidos a domicilio.

Disimuladamente observó a los clientes dentro y fuera del local, no parecía haber nadie conocido, así que estaría bien si ayudaba un poco al menor, con aquella idea en mente cruzó por la compuerta para entrar al almacén a cambiarse.

Se llevó una sorpresa cuando un par de minutos después Roier abrió la habitación de repente, ninguno esperaba encontrarse tan de pronto y como consecuencia el menor pegó un grito agudo al tiempo que cerraba de nuevo la puerta.

Pasaron apenas un par de segundos cuando abrió de vuelta.

–¡Pendejo! Dios santo, casi me infartas.– Ingreso rápido para golpearle el hombro– Avísame que vas a entrar a este lugar, puta madre.

–Perdón, te vi tan estresado ahí fuera que pensé en ayudarte, ni siquiera notaste que cruce la compuerta.– Alzó los brazos y dio una pequeña vuelta para enseñarle que se había puesto una camiseta del uniforme que encontró por ahí y el delantal en la cintura.– Si quieres yo me encargo de las bebidas.

Roier abrió y cerró la boca un par de veces, al principio no se veía convencido pero terminó aceptando con un leve "esta bien"

Así que tras una cantidad garrafal de bebidas preparadas el cenizo suspiro aliviado al ver que los pedidos pendientes se habían reducido hasta llegar a 0.

Coffee and Sweets | GuapoduoWhere stories live. Discover now