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Maratón 2/2

Roier sentía que el traje se le metía en el trasero, gracias a sus años de experiencia en la gimnasia logró que no se le marcara nada al frente pero eso no le quitaba la incomodidad.

Además, Cellbit aún no había llegado y faltaban 5 minutos para iniciar, de hecho ya estaban llegando unos cuantos invitados que eran recibidos por el equipo de organización.

Pero ahora Roier tenía una misión para la cual se estaba preparando toda su vida: Ser Spiderman.

Decidió calentar un poco tras bambalinas (El pequeño escenario que habían montado para los animadores de la fiesta), servía que se aseguraba que no se rompería aquel traje con algún truco.

Para ese momento ya tenía la máscara puesta, le había costado un poco acomodar su cabello dentro de la malla pero con ayuda de Nicki lo logró.

–Spiderman necesito que salgas, ya va a llegar el cumpleañero.

De pronto Roier se hizo consciente de la situación ¿Qué demonios estaba haciendo vestido de spiderman en el cumpleaños del hijo del tipo que le gusta?

Pero en ese punto no se podía echar atrás, no se perdonaría a sí mismo de fallar como superhéroe.

–¡Voy!– Tras un par de estiramientos más salió tras el escenario caminando con seguridad, no evito sonreír al ver a todos los niños emocionados por su aparición.

–¡Pai mira es Spiderman!

En ese momento miro hacia el arco de globos que simbolizaban la entrada al jardín, donde estaban de pie Cellbit y su hijo.

Podría haber jurado que su alma salió en ese instante de su cuerpo y regresó en menos de un segundo.

El pequeño Richarlyson era nada más ni nada menos que un niño encantador, de tez negra y un lindo afro recién definido. Tampoco pasó por alto la prótesis que tenía en su pierna. Roier sintió que hizo contacto visual incluso tras la máscara con el pequeño pues con velocidad el niño se abalanzó hacia él, gracias a su agilidad apenas y logró atraparlo para alzarlo brevemente en el aire.

–¡Ey! ¡Richarlyson!– Habló emocionado mientras dejaba al niño de vuelta en el suelo con cuidado.

–¿¡Me conoces!?– Gritó sorprendido, mirando en dirección de su padre quien ya estaba a una distancia prudente.– ¡Pai, Spiderman me conoce!

–Claro que te conoce Richarlyson, después de todo eres Inmortalyson.

El niño dio unos cuantos saltos y luego abrazó a Roier con cariño.

–Ven a jugar conmigo Spiderman.

El castaño casi muere de amor, aunque por otra parte se sentía cohibido de tener a Cellbit tan cerca. No sabía si hablar o no, así que solo asintió para luego ser arrastrado por el niño hacia un castillo inflable.

A la mierda todo, estaba siendo spiderman y jugando en un inflable, además le pagarían.

Contrario a lo que parecía, a Roier le agradaban mucho los niños, así que no se le complicó para nada jugar con ellos, prestando atención especial al cumpleañero.

–¿Oye si eres spiderman puedes dar volteretas? –Le cuestionó una pequeña de trenzas y lentes.

–Por supuesto señorita.– Salió del inflable con habilidad y se plantó en el césped, con cuidado se aseguró de que no hubiese ninguna piedra o cosa que se pudiese encajar, realizó un par de vueltas de carro.

–¡Otra cosa!– Escuchó que gritó un niño.

Se sentía motivado, había calentado bien y el césped se sentía suave.

Coffee and Sweets | GuapoduoWhere stories live. Discover now