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Lunes por la mañana y Cellbit tenía una auditoría a la vuelta de la esquina, acababa de ascender de puesto y con ello sus responsabilidades.

—Licenciado Lange, tiene una reunión a las 10:00 y después una exposición a las 11:30.

—¿Los documentos que envié ayer ya están aprobados?

—Claro señor.—Con velocidad extendió una bolsa.– Por cierto, aquí tiene su café señor.

Al tomarla se percató de que en su interior se encontraba su café y el croissant.

—Gracias Charlie.—Se despidió, dejando que su asistente saliera.—¿Hoy Roier trabaja en la tarde?

Revisó su teléfono y no tenía un mensaje de aquel chico desde el fin de semana. Sintió su ausencia enseguida, tan poco tiempo y ya se había acostumbrado a los postres sorpresas y mensajes matutinos.

Estaba a punto de enviarle un mensaje hasta que vio uno de la organizadora de la fiesta de su hijo, donde al parecer no lograba contactar con el "repostero" a tan solo días del evento.

Automáticamente llamó al chico, una, dos veces y para la tercera se dio por vencido.

"¿Sería demasiado ir a buscarlo a su casa?

¿Se habrá metido en problemas?

¿Desapareció de la nada?"

En ese instante surgieron muchas preguntas, de las cuales no contaba el tiempo para resolverlas. Por lo menos no es ese momento.

Pasó la tarde y aún no se creía que aquel chico siguiera desaparecido, planeaba pasar por la cafetería durante su descanso pero le pareció una estupidez, sonaba demasiado intenso, seguramente lo asustaría.

Pues él y Roier no eran amigos.

Su relación se limitaba al trabajo, aunque Cellbit no descarta la idea de entablar una amistad a futuro, pero no podía precipitarse, aún no era nada cercano.

—Señor...

"Si seremos amigos en un futuro ¿que hay de extraño en buscarlo ahora? ¿En qué momento es prudente dar paso a una amistad...?"

—Señor Lange....

"¿Por qué no podemos ser como niños y preguntar directamente si podemos ser amigos? Oh, pero qué tal si Roier no quiere ser-... "

—¡Señor Lange!—Al salir de la ensoñación se percató del Sr. Charlie en la entrada de su oficina con el teléfono en la mano.—Ya terminó el trabajo y su hijo Richarlyson le llama.

—Oh...—No atino a añadir nada más y recibió la llamada.—Hijo ¿pasó algo? ¿Cómo estás?

—¡Pai tengo ganas de unas galletas! ¡Y quiero invitar a otros amigos a mi cumpleaños! Además de...

—Richas, hijo tranquilo.—Interrumpió en un tono un poco más serio de lo que imaginaba.—¿está todo bien? Cariño, te dije que las llamadas son únicamente en caso de emergencias, me asustas.

—¡Extrañarte es una emergencia!

Cellbit no evitó reírse enternecido.

—Ya voy para la casa, pasaré por algunos postres, llegaré pronto.

Tras una breve despedida salió presuroso de la oficina, cuando recobró por completo la consciencia ya estaba dentro de la cafetería.

—Bienvenido Licenciado Lange.

Con algo de decepción miro que quien estaba detrás del mostrador era nada más ni nada menos que Tina.

—Hola Tina, uhm sería un té de limón y galletas de vainilla.

Coffee and Sweets | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora