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—Guapito... ¿Y esas ojeras en lunes?

—Gatinho.

Cellbit sintió su corazón derretirse al ver al castaño sonreír suavemente después de percatarse de su presencia, aunque claro que aquellas manchas oscuras bajo sus lindos ojos marrones le preocupaban bastante.

—¿Temporada de exámenes?— Cellbit echó un vistazo al local.— ¿Mucho trabajo?

Roier negó con suavidad.

—Ya llamé a servicios escolares para dar de baja este semestre... Y creo que voy a renunciar.

Comentó lo último bajito, más como si de un pensamiento efímero se tratara.

—¿Qué? ¿Por qué?— A Cellbit poco le importó quien estaba en el café, cruzó la compuerta para tomar la mano del castaño con suavidad.— ¿Pasó algo?

—¿Licenciado Lange?— Tina iba saliendo del cuarto de empleados con algunos frascos entre sus manos.— ¿Qué hace dentro?

—Uhm Tina, buenos días... Lo siento.— Salió rápidamente, tanto que Roier ni siquiera asimilo la ausencia de su mano hasta segundos después.— Solo quería asegurarme de que Roier estuviera bien.

—Oh.— Dejó los frascos sobre una alacena y luego tocó la frente y mejillas del castaño.— Está perfecto ¿qué pasó? Estuve solo un minutitos en el cuarto...

—Le conté sobre mi renuncia.— Interrumpió al fin.

—Ah sí, por lo menos se dignó a avisarme a tiempo.— Al ver la expresión consternada del mayor Tina sonrió nerviosa.— ¡Ah! Pero algunos de sus postres los seguirá vendiendo aquí, no se preocupe Licenciado.

—Bueno, esa no es la mayor de mis preocupaciones.— Se apartó un poco en cuanto vio a más clientes ingresar al local.— Roier, te veré cuando termine tu turno.

—Cellbit no hace falta, todo está bien...

Claramente algo estaba pasando y Lange haría lo que estuviera en sus manos para prestar ayuda al castaño.

—Hablaremos más tarde Roier, ¿si?

—Adelante Licenciado, Mariana no está, llega tarde los lunes

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—Adelante Licenciado, Mariana no está, llega tarde los lunes.

Cellbit ingresó por primera vez al departamento, contrario a lo que pensó que vería el lugar estaba impecable.

Él recordaba sus propios años en la universidad y si bien no era alguien sucio o descuidado, no se podía imaginar a sí mismo viviendo con otra persona y lograr mantener todo limpio, en su sitio y con la nevera llena.

El lugar era suficiente para dos estudiantes, el living estaba separado de la cocina únicamente por la barra que usaban como comedor, luego al fondo había un pequeño pasillo, donde supuso que dos de las tres puertas era la habitación de cada uno y la que restaba el baño.

Coffee and Sweets | GuapoduoWhere stories live. Discover now