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—Vaya, sí que sabe mejor.

—Te lo dije Tina, simplemente soy un maestro en el arte del café.

Su jefa soltó una risa encantadora asintiendo suavemente.

—Perfecto Roier, ahora te podré encargar durante más tiempo el lugar.—Comentó divertida al ver como el castaño rodaba los ojos.

—¡No! Solo los miércoles por favor, que es cuando no hay tanta gente.

La chica se llevó un dedo al mentón pensativa.

—Me parece bien, aunque aún tengo que encontrarte una compañera de trabajo.

—¿Tiene que ser mujer?— Roier observo como llegaba un pedido a domicilio y se dispuso a prepararlo.— Que sea lesbiana.

—¡Roier!— Tina golpeó al castaño con un trapo en la cadera, aunque este solamente rió.— Tiene que ser mujer para que así los hombres vengan y vean a una chica bonita.

—Si los hombres ya vienen a verme a mí.

—¡Roier!

—Bien, bien... También a ti patrona.— Terminó por servir la bebida y empacar las cosas para luego llamar al repartidor.

Ya pasaban más de las 3 pm y el castaño no podía esperar más su hora de salida. Moría por llegar al depa, bañarse y alistarse para sus clases en la universidad.

—¿Seguirás tomando los dos turnos?

Aquella pregunta conveniente lo saco por completo de su ensoñación.

—Uhm sí, al menos hasta que finalice el mes.

—Excelente, cualquier contratiempo te agradecería que me lo notificará.

—Claro.

El resto de la tarde fue muy ameno, Roier ayudó a dejar todo listo para el siguiente turno, donde Tina se quedaba sola y se le complicaba ciertas cosas relacionadas más que nada a meter y sacar los muebles del balcón.

—Listo jefa, mañana nos vemos entonces.— Mencionó con falso cansancio, limpiándose el sudor imaginario y luego suspirando dramáticamente al final.

La chica lo miró con el ceño fruncido, intentando ocultar la sonrisa que le había provocado.

—Claro Roier, te tocaría el turno de la mañana.

—Va, hasta luego Tina, cuídate.— Se despidió para luego salir del local.

Para su sorpresa, de camino al pequeño callejón de al lado, notó a un hombre de traje a unos cuantos pasos de su motocicleta estacionada.

No le tomó mucha importancia, pues era una zona concurrida de oficinas y ese tipo de personas eran comunes, tal vez salió a fumar o a despejarse del estrés del trabajo.

—Oye.

El castaño giró en dirección de aquel sujeto, notando mejor las facciones de su cara.

—¿Me habla a mi?

—Claro, recién compré en el café y realmente me parecías muy lindo pero no me atreví a pedir tu número, así que te estuve esperando a ver si salías.

En cuanto escucho aquello se sintió exhausto, al parecer su día no podía terminar aún.

—Uhm señor, lo siento pero no soy ...—Para su desgracia, se percató que justamente aquel día había decidido usar la única pulsera lgbt que tenía.— No estoy soltero...

—No soy celoso.—Dicho sujeto rio sonoramente como si hubiera hecho el movimiento de coqueteo más atrevido en todos los tiempos, así que el castaño no pudo evitar torcer la boca.—Oh vamos...

Coffee and Sweets | GuapoduoWhere stories live. Discover now