Coffee and Sweets | Guapoduo

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Cellbit se sentía encantado con Roier en la fiesta, lo mantuvo prácticamente todo el tiempo a su lado pues de esa manera los pocos padres de familia de la fiesta tenían más confianza de acercarse y charlar.

–¡Pai! Ele é seu novo amigo?– De pronto llegó Richarlyson emocionado viendo al castaño a su lado.

–Sim Richas, Apresento para você, esse é o Roier, ele é muito lindo, não é?– Cellbit tomó a Richas para cargarlo y este enseguida pasó un brazo por detrás del cuello de su padre, mirando con curiosidad al otro chico.– Roier, aquí está el cumpleañero.

–¡Vaya si es el protagonista de la fiesta!– Al escuchar al castaño hablar el pequeño abrió sus ojos, evidentemente sorprendido.– Un gusto Richarlyson, soy Roier.

Cellbit sintió a su hijo removerse para que lo bajará, cuando lo hizo se sorprendió al ver como le pedía ahora al castaño que se incline a su altura, al parecer le iba a contar algún secreto.

–¿Eres Spiderman verdad?– Susurro bajito y veloz, o al menos eso era lo que creía, pues su padre había logrado escuchar cada palabra, Cellbit apenas y logró mantener el porte para disimular– Reconocí tu voz.

–Eh...Bueno... – Tartamudeó en varias ocasiones pero no logró formular ninguna oración, no hallaba cómo negarse a la acusación sin romper la ilusión, además, no esperaba que el cumpleañero le guiñara el ojo e hiciera un gesto con su mano indicando que tenía un candado en la boca.

–Mantendré el secreto a salvo.

–¿Estuvo padre la fiesta apa? Lástima que no te dieron tu bolsita de dulces y rebanada de pastel a lo mexa.– Habló Mariana al volante, eran pasadas las 10 de la noche y ya estaban apunto de llegar a su hogar.

–Si, hasta de Spiderman la hice.– Soltó una risa mientras miraba por la ventana como iban apareciendo los primeros edificios departamentales. - Yo invitó la próxima peda.

–Nombre cabron, ya mejor salte de la uni y dedicate a la repostería.– Bromeó.

–No me tientes cabron, que si me la pensé en la inscripción de este semestre.– Apenas menciono eso sintió el frenazo que pegó su amigo.– ¡Pendejo! Nos vas a matar.

–Wey era mame, no te salgas.– El más alto apago el auto, en ese momento ya habían llegado.– ¡Qué haría sin ti? mi mono.

–Pendejo...– Murmuró entre risas.

Ambos bajaron de la camioneta y entraron al departamento, Roier fue directo al baño para ducharse y prepararse para dormir, por su parte, su roomie se quedó en la sala a jugar con sus amigos de la uni por la play.

Después de un ajetreado día Roier se quedó reflexionando de pie en la ducha, mientras el agua caliente recorría su cuerpo. Repasó todo lo ocurrido, la fiesta del Licenciada Lange, el haber conocido a su hijo que resultó ser un encanto... La ausencia de la madre del pequeño...