10

909 134 8
                                    

Roier sintió el alma de su cuerpo salir en aquel instante, con todo el miedo del mundo miró como la expresión del cenizo frente a él se transformaba en preocupación pura.

-¡No! Este niño no es mío.

-Pero mi mamá Jaiden me dijo que...-No pudo terminar la frase pues el castaño ya lo había tomado entre sus brazos de nuevo para encerrarlo en una de las habitaciones.

-Uhm Roier yo...-Con curiosidad observó al castaño regresar a tropezones al umbral de la puerta.

-¡Licenciado! Yo no soy padre, ese niño ni lo conozco, lo ando cuidando por que, eh, verás...-

-Tranquilo, yo también soy padre soltero.-Comentó tranquilo.

-¡No! ¡Habló enserio! Ese niño no tiene nada que ver conmigo.

Roier estaba entrando en una crisis, tenía muchos pensamientos y ninguno parecía conectarse mutuamente. Tanto así que ni siquiera se percató que el otro hombre lo estaba sosteniendo de los hombros.

-Esta bien Roier, te creo.-Cellbit sostuvo las mejillas del castaño entre sus manos, acunando con suavidad su rostro.- Primero calmate, te estas alterando.

Extrañamente aquel toque ocasionó un corto circuito en su mente, incapaz de decir algo abrió y cerró la boca, solo para después sonrojarse.

Cellbit no evitó sonreír, provocando que el castaño se quedará inmóvil y así que el cenizo al fin lo soltara.

-Listo, calmado.

Tal cual hechizo se tratara Roier al fin despejó su mente.

-Este niño no es mi hijo, me lo dejaron encargado durante el fin de semana y se le quedó la manía de llamarme apa porque mi roomie así lo hace.

El cenizo quería creerle, aunque aquella labor se le estaba complicando, pues halló un toque de parecido entre aquel niño y el hombre que tenía enfrente.

-¿Y por qué no respondes a los mensajes?

-Ese escuincle lanzó mi teléfono por la ventana y bueno, vivimos en el tercer piso.

Cellbit río al ver el ceño fruncido del castaño, él como sus pronunciadas cejas enmarcan aún más su mirada enfadada.

-Pero la organizadora tampoco te puedo contactar por tu correo.

Roier frunció aún más el ceño, Cellbit preocupado le picó la frente con su dedo.

-Te vas arrugar.

-Uy perdón.-Soltó una pequeña risa al fin relajando la cara.-Mi correo no lo había revisado, pero te prometo que los pasteles están en buenas manos.

-¡El señor tiene razón! Ayer probé la receta del pastel de chocolate.-Se escuchó gritar al niño aún encerrado en el cuarto.

Roier suspiro sonoramente, al notar el gesto entretenido del cenizo optó por pestañear con aparente inocencia.

-Licenciado Lange, lo invitaría a pasar pero me temo que hay duendes en la casa ¿le parece seguir con la conversación afuera?

Ambos rieron cómplices, sin embargo el cenizo negó suavemente con la cabeza.

-Mi hijo me está esperando en el auto, tan solo quería asegurarme de que estuvieras bien.

Ante aquellas palabras Roier no pudo evitar sonreír.

-Estoy bien, solo tuve días complicados pero prometo cumplir con mi palabra.-Suspiró brevemente dando un vistazo rápido al traje que llevaba Cellbit.-Gracias por preocuparte, como recompensa te puedo dar algunas galletas, las acababa de hornear justo cuando llegaste.

Coffee and Sweets | GuapoduoWhere stories live. Discover now