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[Roier :p]

Ya estoy solo, puedes venir.

Cellbit leyó nuevamente aquel mensaje antes de bajar del auto, después de unas cuantas llamadas las cosas regresaron a lo habitual.

Roier continuaría trabajando en la cafetería tras una buena regañada y advertencia por parte de Tina, prepararía los postres para el cumpleaños de Richarlyson y las charlas casuales se hicieron más habituales. 

Como por ejemplo el día anterior, donde él lo había invitado a pasar su almuerzo en la cafetería y obviamente aceptó la propuesta.

Ingresó al local tras perderse en sus pensamientos, en cuanto cruzó la puerta haciendo sonar la campanilla vio como los ojos de su nuevo amigo se iluminaban. 

"¿Cómo puede ser tan lindo?", pensó tan fugaz que ni siquiera reaccionó. 

—¡Cellbit! Te tengo una propuesta, si los miércoles me ayudas en el café te doy todos los postres gratis que quieras. 

—Roier mis descansos solo duran 30 minutos.—Respondió divertido, aprovechando que no habían clientes dentro se deshizo de su saco y se tomó la libertad de sentarse en uno de los sofás cómodamente.—Te encargó un americano. 

—Si claro, enseguida se lo doy amo mío. 

El cenizo ya había perdido la cuenta de cuantas veces lo había hecho reír el menor. 

"La magia de la juventud", pensó viendo atento al castaño que se había puesto manos a la obra con su pedido. Su rostro concentrado en el trabajo, sus brazos, los hombros... ¿Va al gimnasio? Probablemente, la cintura resaltaba por su mandil ajustado y además...

—...ange, Lange... ¡Cellbit! 

Al fin reaccionó, Roier lo miraba confundido mientras caminaba hasta el frente suyo con un par de vasos. 

—¿Mucho estrés en el trabajo o por que andabas en las nubes?—Le cuestionó divertido mientras dejaba los vasos sobre la mesita y luego se acercaba al mostrador a tomar el par de rebanadas de pastel de zanahoria que había apartado. 

—¿En las nubes?—Preguntó intentando disimular la sensación que había experimentado, sacó su pañuelo y se limpió suavemente la frente.—Vaya si que hace calor aquí. 

Roier tomó asiento al otro lado del sofá, tomando un sorbo de su té tranquilamente para luego dejarlo de nuevo sobre la mesita.– Puedo prender el aire acondicionado si quieres. 

—No hace falta estoy bien.—"¿En qué demonios estabas pensando Cellbit?" se autorreprocho, sintiendo sus mejillas arder tomó el té helado sin dudarlo para beberlo de una sentada. 

—Oh bueno, si tu lo dices...

—De hecho, creo que tengo que regresar pronto a la oficina, olvidé que tenía algunos trabajos pendientes.—Por poco se levantaba sino fuera porque sintió como Roier lo sostenía de uno de sus hombros.—¿Qué? 

—¿Qué tienes Cellbit? Acabas de llegar y ya te quieres ir.—Comentó preocupado.—Ni siquiera has comido nada. 

Lange definitivamente no estaba funcionando, no supo en que momento sintió que su cerebro se había fundido pero no le agradaba del todo, aún así respiro profundo y trato de tranquilizarse. 

—Lo siento, de repente me dio un ataque de productividad... Supongo— Balbuceo y con delicadeza se removió en su asiento para que el castaño apartara aquel aquel toque.—Tienes razón, debería al menos comer algo.

Pesé a que ya se había tranquilizado sus movimientos aún eran torpes al momento de sostener su rebanada de pastel y dar el primer bocado ante la atenta mirada del castaño, casi se le resbalaba la cuchara de las manos. 

Coffee and Sweets | GuapoduoWhere stories live. Discover now