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Estaría bien, aquel sábado tenía el turno de la tarde así que podía permitirse quedarse un rato, tan solo lo suficiente.

—¿Quieres un toque?—Ofreció el cenizo a unos cuantos pasos de Roier.

Él tan sólo observó el "cigarro" entre los dedos del contrario.

—Gracias pero regresó manejando.—Retrocedió un poco recargándose en la camioneta y señaló a su amigo Mariana plácidamente dormido en los asientos traseros.—Ya subí el paquete a la camioneta.

Quackity rió plácidamente. 

—Acompáñame un rato dentro Roier, ya hace semanas que no te veía.

—Pues no te he visto en la uni, mamon.—Ignoró la propuesta lo mejor que pudo, rogando para que el chico no insistiera. 

Aún así, el azabache sonrió, intercambió algunas palabras con el grupo de chicos con el que venía acompañado y ellos ingresaron a la casa para brindarles algo de "privacidad" pese a que aún había un par de personas en el patio. 

—Solo me presentó a los finales ya sabes.—Mencionó para luego recargarse en aquella camioneta viendo atento al castaño.—¿Ni siquiera quieres que te pase el humo?

Roier desvió la mirada. No evitó recordar innumerables situaciones parecidas a las que había pasado durante los últimos años al lado del azabache. 

—¿Esa es tu forma de pedirme un beso?

—Si te lo pedía sin nada a cambio no me lo dabas.

Ambos miraron el cielo, en un silencio tranquilo, sin incomodidad o aquella tensión de intercambiar palabras.

Aún así, para Roier no había tiempo que perder, de alguna u otra forma se quería deshacer del azabache antes de que la situación se saliera de control. 

—Creí que estabas saliendo con Etoiles.—Comentó intentando sonar ingenuo, aunque era uno de los muchos comentarios venenosos que podía hacer para "escaparse".

Quackity le dio la última calada a su cigarro antes de tirarlo para luego echarle el humo a la cara al castaño.

—Etoiles y yo somos algo casual.—El azabache aprieto la mandíbula antes de continuar.—Así como tu y yo.

Por supuesto, Roier en ese punto ya estaba algo enojado, su paciencia se iba perdiendo.

—¿Entonces cuándo Etoiles me pidió ser su novio estaba bien decirle que sí?—Escupió directo sin medir consecuencias

—¿Qué dijiste?—Quackity tomó el brazo del castaño para arrastrarlo hasta uno de los pasillos laterales del patio de la casa, completamente solos.

—Lo sabías.—Roier miró al más bajo sin titubear.—Todo el mundo se enteró... De como se confesó y el cómo lo rechacé.

—No es verdad...—Su voz se escuchó débil pese a que su mirada se mantenía tenaz.—Él jamás se atrevería a formalizar una relación con alguien como tú. 

—¿Cómo yo?—El castaño tronó sus dedos con evidente molestia.—Somos exactamente la misma mierda, simplemente él vio algo en mi que en ti faltaba. 

Coffee and Sweets | GuapoduoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora