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Abro los ojos. Un brazo fuerte me rodea la cintura, y hay un rostro escondido en mi cuello. Han pasado tres semanas desde que Kayden me explicó por qué le gusta la madrugada, y mi pecho aún vibra cada vez que lo recuerdo. Miro por la ventana y respiro el aire fresco que entra.

Como llevo haciendo todos estos meses, me levanto para ir a dar de comer a Clight, mi perro. Luego vuelvo a descansar un rato más, por supuesto. Con cuidado de no despertar a Kayden, me levanto, solo que olvido el detalle de que su brazo está en mi cintura, pegándome a él.

Gruñe y se mueve. Mierda, le he despertado.

─¿Dónde vas? ─pregunta. Su voz suena ronca.

─Perdona, te he despertado ─trago saliva, tratando de controlar lo que su voz me causa─. Voy a dar de comer a mi perro, pero ahora vuelvo.

Frunce el ceño, confuso.

─¿Tienes perro?

─Sí. ¿Por qué crees que siempre paso a mi casa? No me gusta dejarle solo ─me encojo de hombros─. Pero, como ya he dicho, voy a volver en unos minutos.

─¿Por qué no lo has traído?

Abro los ojos, sorprendida.

─¿De verdad lo puedo traer?

─Claro ─se encoge de hombros─. ¿Por qué no lo has hecho antes?

─No quería molestar.

Le sale una sonrisita, y me derrito al ver su hoyuelo. ¡Es adorable!

─Tráelo, no le dejes solo.

─Eh ─le recrimino─, está bien cuidado. Le veo todos los días y le doy siempre de comer y beber.

Suelta una carcajada, y niega con la cabeza.

─Te ayudo, imagino que tendrás que llevar su comida y sus cosas.

─Sí, la verdad ─suspiro─ es que serías de gran ayuda.

Se sienta al borde de la cama y se pasa las manos por el rostro.

─Deja que me vista y voy.

Asiento con la cabeza y le observo ir al armario y sacar algo de ropa.

¿Estamos de acuerdo con que tiene la mejor espalda del mundo, Conciencia?

Sí, estamos de acuerdo.

Se va al baño, dejándome sola en la habitación. Miro mi teléfono; son las once de la mañana, y mi móvil no tiene notificaciones. Es decir: satisfacción.

Yo hago lo mismo, me voy a cambiar a mi habitación. Tardo poco, por lo que me toca esperar a Kayden. Al cabo de unos minutos, sale del baño con unos pantalones anchos negros y una camiseta holgada blanca. Lleva unas Converse del mismo color de la camiseta. Dios, lo bien que viste este chico no es normal.

Me mira de arriba a abajo, observando mi top color marrón, mis pantalones anchos y largos anchos grises y mis Converse del mismo color que el top. Sonríe.

─Preciosa.

Ladeo la cabeza, sonriendo como una idiota.

─Estás preciosa.

Mi pecho vibra cuando suelto una risita por lo bajo. Él también está precioso, más que eso, joder.

─Tú también estás precioso ─nos retenemos la mirada. Cuando vuelve a sonreír, su hoyuelo se intensifica y un aluvión de mariposas revolotean en mi corazón. Mi piel se eriza.

─Parece que vamos a una cita y en realidad vamos a traer a tu perro a casa ─una carcajada proviene de sus labios.

Me río junto a él y una vez que salimos de casa y entramos a la mía, Clight nos recibe con la lengua fuera. Cuánta energía, me encantaría ser un perro.

Cuando las estrellas dejen de brillar (destacada de ROMANCE JUVENIL 2023) [#1]Kde žijí příběhy. Začni objevovat