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ya entramos en la recta final, este es de los últimos capítulos :(


Es la tercera noche de Lúa con nosotros, y Kayden se ha encargado de llevarla a la cama, ya que se ha dormido en el sofá a mitad de la película. Me ha dicho que le espere en el bosque, que quiere darme algo, así que aquí estoy. En el árbol de siempre.

Recorro nuestros nombres grabados en la madera rugosa con los dedos. Y cuando toco su nombre se siente como tocarle a él. Como tocar una estrella. Como tocar la luna.

Pero, al final, qué débiles nos vuelve el amor, ¿verdad?

Y nunca había amado tanto la oscuridad hasta que encontré las estrellas en él.

Hasta que él me hizo encontrar las estrellas en mí también.

Inspiro, sintiendo la hierba abrazar mis pies calzados y sonriéndole a la luna.

─Akira ─me nombra a mis espaldas, y no necesito darme la vuelta para saber que se trata de Kayden.

Pero lo hago.

Me doy la vuelta.

Y de repente todas las estrellas pierden su brillo cuando le miro.

Me mira como si fuera una estrella en la vida humana, como si no existiera nadie más que yo.

Como si de repente las estrellas hubieran dejado de brillar.

Avanzo hacia él con pasos lentos, aunque por dentro no quiero hacer más que correr hacia él y fundirnos en la luna.

─¿Para qué estamos aquí? ─le pregunto en un susurro cuando ya estamos lo suficientemente cerca como para besarnos con un simple movimiento leve de cabeza.

─Porque quiero darte esto.

Sin mediar palabra, alcanza mi mano y deja sobre ella lo que se siente como una caja pequeña y aterciopelada.

Muy a mi pesar, me separo de él para ver lo que me ofrece.

Es una caja pequeña, cuadrada y de terciopelo blanco. Blanco como las estrellas. Blanco como la luna.

No sé ni qué hay dentro y ya siento los ojos llenos de lágrimas.

Lo abro con suma delicadeza, con miedo a romper el poliéster.

Y casi juraría que la caja se me escurre de los dedos cuando veo qué hay dentro, pero la aferro con fuerza.

Hay una cadena plateada y fina que descansa sobre un algodón negro. Tiene un patrón de pequeñas lunas y estrellas colgando.

─Kayden... ─digo con los ojos llenos de lágrimas y la voz rota─. ¿Por qué? Es demasiado, yo... Dios mío..., es perfecto ─murmuro en un aludido─. No lo merezco, Kayden. ¿Por qué lo has hecho? Es...

─Es tuyo ─termina por mí─. Quería que tuvieses algo que te recuerde a mí siempre puesto. Lo vi cuando fuimos al centro comercial aquella vez, cuando nos dimos el primer abrazo. ¿Te acuerdas? No dejé de pensarte con ese collar puesto, y creo que ahora puede tener mucho más valor.

─Dios, Kayden, es precioso... ─susurro─. Muchísimas gracias. De verdad. Te prometo que no me lo quitaré nunca... Yo..., mierda, es muy bonito. No hacía falta...

─Deja de agradecérmelo. Mejor regáñame por no habértelo dado antes ─me besa con suavidad en los labios─. Date la vuelta, te lo voy a poner.

Le obedezco y conforme me giro sobre mí misma para que pueda ponerme el collar, aspiro el aroma del húmedo bosque. Huele a lluvia, a estrellas, a la luna, a él.

Cuando las estrellas dejen de brillar (destacada de ROMANCE JUVENIL 2023) [#1]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt