Dias Mejores - Parte Tres

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Muchas gracias lamaizita por ayudar siempre 🤍

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Los Kayas – Días Mejores (Tercera Parte)

Ilgaz miró al bebé que tenía en brazos, más asustado que nunca. Su hija estaba llorando a todo pulmón y él todavía no tenía idea de qué hacer.

El fiscal recordó que su cuñada estaba en algún lugar del hospital esperando sus novedades, pero no se atrevió a salir de la habitación de su esposa sin tener noticias de ella primero.

Ilgaz tenía la impresión de haber estado esperando más de una hora cuando la obstetra vino a hablar con él, sólo veinte minutos después de sacarlo de la sala de partos.

"Sr Ilgaz", la joven se quitó el gorro quirúrgico, exhalando lentamente por la nariz y su expresión cansada se transformó en una sonrisa discreta. "Todo está bien con su esposa. Pudimos controlar el sangrado. Lamento haberle pedido que saliera de la habitación, pero fue lo mejor para la paciente en ese momento".

"No se preocupe por eso", aceptó Ilgaz sus disculpas, aliviado al escuchar las buenas noticias. "Yo habría hecho lo mismo".

La doctora asintió, agradecida por su comprensión.

"¿Puedo ver a mi esposa?"

"No puedo dejarte entrar ahora, Ceylin no está aquí. Tuvimos que trasladarla a la UCI para que la monitorearan durante la noche. Si todo va bien, la haré volver a su habitación en la mañana".

Aunque se sintió aliviado al saber que Ceylin estaba bien, Ilgaz todavía estaba confundido.

"¿Pero qué pasó exactamente? ¿Por qué sangró tanto?"

"Ceylin tenía una condición llamada atonía uterina", explicó pacientemente la doctora.

"Cuando nace un bebé, se espera que el útero de la madre se contraiga después de expulsar la placenta, lo que ayuda a controlar el sangrado", se sentó en una silla después de indicarle a Ilgaz que hiciera lo mismo. "Ceylin estuvo de parto durante mucho tiempo. Eso hiperextendió las fibras musculares de su útero, por lo que tuvo más dificultades para contraerse por completo después. El resultado fue una hemorragia exacerbada. Pero con algunas maniobras y medicación logramos controlarlo a tiempo".

Ilgaz abrió mucho los ojos, asustado por la descripción. Parecía que las cosas podrían haber empeorado, lo que lo hizo aún más agradecido por el personal médico debidamente capacitado.

"¿Está ella realmente bien?" Preguntó, aun recuperándose del impacto.

"Sí, lo está", sonrió la doctora, conmovida por la preocupación del esposo de la paciente.

"¿Y ya no siente dolor?"

"Le dimos unos analgésicos que la ayudaron a relajarse. El cuerpo de Ceylin ahora necesita todo el descanso posible. Por la mañana estará mejor", le aseguró la obstetra.

"Aún no conoce a nuestra hija", pensó Ilgaz en voz alta, sin poder ocultar la decepción en su voz. Se había sentido tan feliz de ver al bebé por primera vez que su reacción inicial fue intentar compartir esa felicidad con su esposa. Ahora, el fiscal se sentía fatal. Sabía cuánto tiempo había esperado Ceylin ese momento. Ninguno de los dos había imaginado que tendrían que separarla de su bebé después del nacimiento.

"Ahora está prácticamente sedada, señor Ilgaz. Cuando su esposa despierte, estoy seguro que estará en mejores condiciones para conocer a su pequeña", respondió la doctora con una mirada amorosa hacia la recién nacida.

The Kayas (Versión en Español)Where stories live. Discover now