Panecillos con gusto a quemado 🍞

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En general no soy una persona que divague mucho, me gusta ser directo y afrontar las cosas que están enfrente de mí en vez de vivir en mi cabeza, pero con el silencio que hay alrededor es inevitable enfrascarse en algunos pensamientos.

¿Cómo es Wolverine inmortal? Digo, el no envejece pero cómo sabe cuándo detenerse, no es como que cumpla los 85, muera, se desintegré y renazca de sus cenizas viviendo de nuevo como los Fénix, pero cuándo es qué su organismo se decide para dejar de envejecer. ¿Es cuando cumple los 35, 40 o 50 que su cuerpo dice no más? O tal vez él puede decidir qué cuerpo mantiene a conciencia. Es algo que me come la cabeza.

Además preguntas universales como la siguiente, ¿a los caballos les da dolor de caballo? ¿O su dolor es dolor normal, que al final sigue siendo dolor de caballos? ¿Para todo?

Sin duda son cuestiones que asaltan mi mente y ahora esto. ¿A Mark le gustaría plantar árboles? Porque sus manos son delicadas pero no ha dicho nada que signifique que le disguste la tierra, además en su hogar hay varias plantas. ¿Sería raro una primera cita a un bosque para plantar árboles? Un toque en mi hombro me despierta.

"¿Qué pasa? Apenas has probado tus fideos". Dijo con pesimismo. Estaba intentando con muchas ganas decir esa oración con señas, aunque apenas sabía un poco de lo que yo y la aplicación que instaló le había enseñado.

"No es nada, estaba pensando".

"Pensando". Repitió él con las manos.

"Así es".

Me había invitado a pasar el rato en su casa. Su mamá incluso nos preparó fideos por lo que estábamos a media cena. La señora amable en la cocina se encontraba horneando unos panecillos.

"¿Qué te dije de estar de pie mucho tiempo mamá?" Preguntó Mark a la mujer que se apoyaba con un bastón. Ella se acercó lentamente a la barra, recargándose en ella para vernos a los dos. En el momento en el que la conocí fue tan afable y dijo: 'me alegra que Markie por fin consiga amigos'.

"Bien, bien regresaré a la cama o cómo sea. Estos estarán en 30 minutos, será mejor que los saques o te desheredo si se queman". Y a pasos lentos pero seguros es que regresó a su habitación.

"¿Cómo se lastimó?"

Extrañado levantó las cejas y sacudió la cabeza. No era muy bueno con señas aún, pero insistía en que hablará así con él todo el tiempo. Cuando trataba de escribir mis preguntas él se cruzaba de brazos y cerraba los ojos volteando la cabeza al otro lado.

"¿Qué cómo pasó?" Asentí. "Fue hace algunos años, en una caída. Apenas conseguimos el dinero para la operación".

"Me alegra que la cuides ahora".

"¿Qué significa esto?" Torpemente repitió con sus manos, sonreí como bobalicón.

'Cuidar'. Escribí con rapidez.

"Cuidar, bien. Me alegra que te alegre".

Terminamos los fideos y después de un poco de jaleo es que me dejó lavar los trastes, desde atrás él regaba sus plantas con mucha delicadeza, todo marchaba de forma perfecta. De regreso al sofá nos sentamos, cada uno pendiente en su propio mundo, ningún tema de conversación surgía, a veces la gente no mencionaba lo incómodo que podía ser el inicio y construcción de relaciones nuevas. Preparándome suspiré:

"Quería preguntarte algo..."

"¿Uh?" Rodé los ojos, extendiendo mi teléfono divertido. "Ah, no, no. Así no, todo con señas".

"¡No seas tonto!"

Tomó su pecho falsamente ofendido: "Entendí eso, fue tonto, ¿no es así?" Cerró sus ojos y ladeo su cabeza. Yo comencé a jalonear su brazo hasta que volteó sonriente. "Bueno, ya, ¿qué es?"

'Iré el sábado a un bar con mis amigos, ¿quieres ir?'.

Lo pensó un poco, pero en cuanto vio hacia arriba recordando es que asintió, emocionado.

"Bien, no tengo nada que hacer el sábado, ¡vamos!"

"¡Vamos!"

Risueño me envolvió en un abrazos corto, casi siento mi corazón fallar ahí mismo y tener una taquicardia masiva, él olía a lavanda, un aroma bastante fuerte que percibí desde la primera vez que nos conocimos, estaba listo para recargar mi mentón en su hombro llevando al abrazo a un nivel algo extremo hasta que una fragancia algo tosca llegó a mis fosas nasales y reemplazó la agradable lavanda.

Lo aparté por un momento, a lo que él se removió anonadado pero al verme dirigir a la cocina es que recordó. Corrió a mi lado.

"¡Los panecillos!"

Los sacamos con rapidez. Solo estaban un poco chamuscados de los lados, pero a juzgar por su mirada de susto, su mamá no lo dejaría salirse con la suya. Es cuando él me dio una mirada cómplice y extendió una manga pastelera con crema adentro. No tenía que decir más.



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¡Gracias!
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Signos (𝕐𝕦𝕄𝕒𝕣𝕜) Where stories live. Discover now