.・゜゜・ Una Nueva Voz 💭

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»»----> Mark

A veces tengo el sentimiento de tener tanto que decir, pero ninguna voz para expresarlo.

Desde que era niño, en realidad es un sentimiento común, tengo la corazonada de que muchos hemos experimentado lo mismo. Cuando mi padre se fue, se potenció, y cuando me convertí en un adolescente tímido y nervioso esa época fue de lo peor. Había tardes en las que sentía que mi garganta se cerraba, era incapaz de hacer algo más que escuchar la conversación ir de lado a lado en la habitación, sin tener alguna participación en ella, y honestamente no me molesta. Bueno, no del todo.

Y algo que me encanta desde pequeño es pretender. Creo que surge tan naturalmente en mí, el poder fingir y volverme adaptable en cualquier ambiente aventurado y escandaloso al que me avienten.

Mi madre se operó la rodilla, por años nos mencionó que se encontraba bien pero sabíamos que tarde o temprano sería necesario y ahora me siento alegre de que pudimos concluir con su afección. Claro que no todo es tan fácil, necesita cuidados y ayuda pero Sandy y yo estamos más que orgullosos de poder contribuir.

Ella lleva a mamá a sus citas y es experta en vendar piernas, yo soy como un transportista que consigue medicamentos, recetas y hace visitas constantes al supermercado. Puede que suene extraño, pero lo encuentro bastante terapéutico.

Pasear por los pasillos angostos y tomar los nuevos productos para olfatearlos es divertido. Las señoritas que proporcionan pruebas de comida en la sección de alimentos me conocen, es más, me informan con rapidez de las nuevas promociones.

Esa semana llegué a ir al supermercado todos los días, claro que no compraba una despensa completa a cada momento, pero un par de veces puedo consentirnos a mí y mamá con algunas velas aromáticas de fragancia hecha de lavanda, nuestra favorita. O un poco de portobellos que freímos con bastantes especias, cebolla y queso. Muchos de mis gustos provienen de ella.

Entonces, en las visitas furtivas a aquella tienda, fingía ser un joven extrovertido y lleno de energía. Mi cabello azul ayudaba bastante a ese cometido al igual que los piercings y mis risas que suenan en cierto punto como una cortadora de madera, según Sandy. Conversaba con más gente y tenía cosas que decir, cosas importantes.

Cuando lo conocí. Es divertido que todo surgió de un par de frutas mal formadas, en el momento adecuado en el que él se encontraba parado justo detrás de mí. Bueno, fue una interacción linda, exactamente lo que estaba buscando. Pero regresó, con sus pómulos altos y labios rellenos. Sus pasos de hombre seguro y ánimo brillante.

Yuta que me buscó, esperando encontrar algo más de mí que no fuera silencio.

Y eso de alguna forma me molestaba. Me perturbaba que fuera tan encantador conmigo, aún siendo un completo extraño. Me enojaba que la versión de Mark Lee que conoció aquella tarde era la inventada, que el verdadero Mark correría a esconderse a un callejón al obtener al menos un vistazo de un hombre así de guapo y amable. Y sobre todo me fastidiaba tener que deberle ese muchacho, que en nuestros primeros encuentros él siempre esperaba al joven de esta tarde, sin tener ninguna idea de cómo era él verdadero.

Me sentía asustado de que me descubriera, que se diera cuenta de que el cabello pintado y la pláticas extrovertida solamente eran una fachada al solitario y patético chico que iba todos los días al supermercado porque no tenía más cosas que hacer, o amigos a quienes visitar.

Excepto que de cierta forma, el conoció a ese sujeto desde el principio. Porque visitó mi casa y saludó a mi mamá, noto lo callado que era mi teléfono, que nunca recibía notificaciones más que de las de mi hermana y que todo lo que hacía en la escuela era esforzarme por agradarle a mis maestros. Y de alguna manera no le importó en lo más mínimo.

Signos (𝕐𝕦𝕄𝕒𝕣𝕜) Where stories live. Discover now