.・゜゜・ ROJO ❤🍉

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Las cortinas de la sala de estar de su casa eran color salmón y curiosamente hacían lucir a toda la habitación animada, eso aunado a las paredes blancas llenas de cuadros y fotos familiares daban un toque hogareño e íntimo.

"Iglesia".

Replicó con atención mis movimientos y cuando no entendía una parte yo acomodaba sus dedos con paciencia. Asintió esta vez uniendo la punta de sus yemas.

"Saltar". Abrió bien su palma y con el índice y el anular simuló brincos sobre ella. "Rojo". Su barbilla era blanca y llegaba a una mandíbula fuerte, uno de los rasgos que más me llaman de su rostro.

Llevábamos así aproximadamente dos horas, a este punto sabía formar oraciones simples completas y entender las mías con lentitud. Esta era la segunda vez que le daba una clase de tal duración. Sus ojos se entrecierran, mientras pasa una mano por su cabello y ladea la cabeza con atención.

"Ayer". Señalo. "Hoy".

"¿Conejo?" Me pregunta curioso. Uno mis dedos y los muevo de arriba a abajo sobre mi cabeza. "Ah, pensé que sería algo así... " Sus dientes frontales sobresalen de sus labios y finge mascar una zanahoria viendo de lado a lado. Río bajando la mirada y regresando a él.

Le enorgullece tanto hacerme reír, ya que su rostro se ilumina como el de un chiquillo siendo felicitado por sus padres.

Continuamos así, entre risas. Lo mejor son sus expresiones faciales, con ellas puede contarme miles de cosas y comienzo a reconocer las esenciales y a diferenciarlas en diferentes campos. Las cejas levantadas, la nariz arrugada y labios fruncidos. Sus párpados entrecerrados y mejillas rellenas.

Sus pucheros y carcajadas, las miradas serias y la boca torcida.

"¿Fue?" Le indicó la palabra y la repite. "Fue un muy buen día contigo. Lo amé".

Ese simple gesto se sintió como miles de agujas atravesando mi espalda. Llevo una mano al corazón suspirando.

"Gracias". Después de una reverencia agraciada se recarga en su asiento. Lo único que hacemos es vernos con atención. Mi vista vaga entre el chaleco de cuadros azules tejido que lleva y los pies que mantiene unidos sobre el sillón, sin zapatos. En algún punto encuentro el atisbo de un tatuaje que se acerca a su hombro. Es muy pequeño pero divisible.

Regreso mis ojos a los suyos y descubro que no los ha apartado de mis labios. "Tengo otra palabra". Susurra.

"¿Cuál?"

"Novio". Dice con una suavidad que hace a sus labios apenas moverse, pero estoy seguro de lo que leí. Se levanta de su posición inicial y se acerca más a mí. Yo hago lo mismo.

Mi dedo índice se curva hacia arriba, el resto de mi mano cerrada sobre mi palma. Lo muevo de lado a lado y él recrea el movimiento.

"¿Qué hay de... beso?" Pregunta de vuelta.

Por un segundo su exhalación llega a resbalar sobre mi cuello y es cuando pienso, ¡qué diablos! Es mi turno de comenzar las cosas. Es fácil acortar la distancia que nos separa y besarle con ternura. Es apenas un roce que nos hace temblar, pero termina siendo algo más.

"¿Entonces así se dice?" Pregunta risueño ante mi afirmación, acercándose a mis labios de nuevo y atrayendo mi nuca. "Beso". Susurra sobre mi boca.

Al separarnos, él no tiene ninguna duda sobre el rostro. Con sus señas torpes y lentas proclama: "¿quieres ser mi novio?"

Me siento tan estúpido, porque yo debería ser quien preguntará eso, verle a los ojos con seguridad, sin embargo es él el de que manera desvergonzada me deja como un inexperto en todo esto. Pero al final, no hay más respuestas en mi cabeza que la obvia, claro, por supuesto que sí.

Solo tengo que mover un poco el mentón de arriba a abajo para que él me envuelva en un abrazo, recargando su mandíbula tan marcada sobre mi hombro, dejándome ver de cerca el tatuaje que la tela de su camisa cubría, es una pequeña sandía roja, a lado un corazón del mismo color.

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Se quieren tanto 🤧

Signos (𝕐𝕦𝕄𝕒𝕣𝕜) Where stories live. Discover now