XI. TANGA

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Draco no había informado a sus padres acerca de su corta visita, pero luego de pasar la noche junto a los Nott, llegó a Malfoy Manor mediante Red Flu; un elfo le informó que estaban reunidos en la biblioteca.

En un principio había planeado desayunar con ellos, pero después de todo lo que le había dicho Daphne le había costado conciliar el sueño y cuando lo había logrado, se había despertado pasadas las once de la mañana. Comprensivos, sus anfitriones lo habían dejado dormir, algo que agradeció, ya que además del reencuentro con sus padres, la posibilidad de volver a ver a Hermione esa tarde lo tenía sumamente ansioso.

Draco se quedó de una pieza cuando vio a su padre. Su apariencia desmejorada hizo que se le encogiera el corazón, pues le recordó a la que tenía cuando recién había salido de Azkaban la última vez. Era tan opuesta a la que tenía cuando Draco era un niño que parecía una imitación burlista del elegante hombre que siempre parecía apabullar todo con su mirada. Recordó que había sido tan chocante verlo volver a casa de esa manera que casi dolía a la vista y aun así, Narcissa lo había abrazado como si se le fuera la vida en ello, aunque seguramente se estaría debatiendo entre si gritar de alegría por tenerlo de nuevo en casa o de tristeza por verlo en esa condición.

El Lucius actual se encontraba profundamente dormido en un sillón de dos plazas, con una abrigada manta sobre sus piernas y un libro en el regazo. Daphne tenía razón, él tenía mucho resentimiento, especialmente contra su padre, pero jamás había deseado verlo en una condición tan desmejorada.

Narcissa, inmediatamente se percató de su presencia, corrió a sus brazos y Draco la besó con cariño, recordando lo que Daphne le había dicho la noche anterior, viéndola con otros ojos.

—Tu padre ha pasado por una grave infección pulmonar —susurró—. Su salud se volvió muy frágil después del tiempo en prisión; el medimago no entiende cómo pudo haberse contagiado, pero dichosamente el riesgo para todos ha pasado y ahora solo necesita recuperarse.

—¿Por qué no me escribiste o llamaste por Red Flu?

—No se lo dijimos a nadie, Draco, además, no había nada que pudieras hacer. El sanador incluso me prohibió estar en la misma habitación.

—Pero podría haber venido a apoyarte.

—No te preocupes. Ya el peligro ha pasado, aunque está muy débil. Estará feliz de verte.

Debido a esta nueva situación, Draco valoró el quedarse unos días más en Inglaterra. Su plan inicial había sido volver a Lauterbrunnen desde la cafetería que Hermione visitaba, pero no había contado con este imprevisto y necesitaba cerciorarse que su padre estaba bien antes de volver al chalet.

Algunas horas más tarde, Narcissa le anunció que Lucius había despertado y deseaba verlo. Con paso lento, Draco se dirigió nuevamente a la biblioteca. Sabiendo que su padre era reacio al contacto físico, se extrañó cuando Lucius, con algo de esfuerzo a pesar de que se apoyaba en un bastón, lo había esperado de pie y lo había abrazado al verlo.

—Padre. —Una sola palabra que como desde sus primeros años de vida, había sido pronunciada con la dosis exacta de respeto, cortesía y en tono de voz adecuado. Parecía casi como si la hubiera entrenado por horas para lograr la entonación y deferencia adecuadas.

—No te asustes por mi apariencia —le dijo sentándose en el sillón—, ya me siento mucho mejor pero la recuperación del peso es más lenta, según dice el sanador. Han sido dos semanas muy difíciles, especialmente para tu madre, pero ya pasó lo peor. Esta enfermedad me ha dado mucho tiempo para analizar mi vida...

La voz de Lucius se había ido apagando y parecía nervioso. Draco se empezó a preocupar.

—Nunca he hablado de esto contigo y creo que con nadie, pero... —Llegado a este punto, la voz de su padre se ahogó en un sollozo. Esto puso muy tenso a Draco pues nunca ese tono autoritario e imponente se había quebrado tanto—. Ten por seguro que si hubiera tenido forma de ver el futuro y lo mal que todo salió, no hubiera tomado ese camino y nuestra vida habría sido otra. Lo que hice fue porque creí que con eso le daría gloria al apellido Malfoy... Jamás imaginé la deshonra, Draco. Además, no se suponía que tú te vieras involucrado, que te vieras obligado a tomar la marca; aunque no lo creas, nunca quise eso para ti. Pero bueno, tampoco estaba en mis planes fallar en esa misión en el ministerio... Tal vez creas que miento porque nunca te lo he dicho, pero te amo más que a mi vida, Draco, aunque haya tomado decisiones equivocadas pensando que era lo mejor para nosotros. Quiero que lo tengas claro. A mi manera, pero los amo a ti y a tu madre, y jamás hubiera permitido que te sacrificaras por nosotros cuando apenas eras un niño. Al menos, lograste salvar a tu madre, entonces no pienses que todo fue negativo.

Dulce sufrimientoWhere stories live. Discover now