CAPÍTULO 8

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POV Verónica

Desperté a mitad de la noche, me senté en la cama reposando mi espalda en el cabecero, porque tuve una horrible pesadilla.
Me puse a analizar esas señales, que estaban un poco borrosas en mis recuerdos, pero no era la primera vez que tenía tal sueño, básicamente trataba de que Ana se reunía con una mujer que no había visto antes, pero lo que más me impactó fue que se estaban besando, se me hace muy raro la constancia con la que he tenido ese sueño. ¿Será que Ana me está siendo infiel?. Después de aproximadamente 15 minutos analizando lo que acababa de soñar, Ana se movió en su lugar en la cama, volteé a verla y poco a poco iba abriendo sus ojos, a lo que sonreí con ternura.

-¿Qué haces despierta a esta hora, mi amor?- Me preguntó Ana tratando de no dormirse nuevamente.
-Me acabé de despertar porque tuve una pesadilla- Le respondí.
-Mejor ven y te abrazo- Sonreí y me acosté entre sus brazos.

A la mañana siguiente Ana estaba bajando las escaleras de la casa, mientras yo esperaba a Emma para llevarla al colegio.
Ana se me acercó y me dio un ligero beso en los labios.

-Deberíamos ir a almorzar y tener un espacio para nosotras solas, ¿Qué te parece?- Le dije a Ana.
-Me encanta la idea- Dijo mientras acariciaba mi cintura.
-Entonces yo paso por ti al medio día- Dije alzando su mentón, ya que estaba demasiado concentrada en mis labios.
-Entonces estaré contando los segundos para volver a verte- No me dejó responder cuando ya estaba besando suavemente mis labios y pegándome suavemente a su cuerpo.
-Bueno, ya. Suéltense- Dijo Emma a nuestro lado.
-¿Ya estás lista, mi vida?- Le pregunté
-Si mami, ya estoy lista. Mejor vamos antes que se nos haga tarde-
-Bueno, vámonos. Despídete de tu mamá- Le dije a Emma.
-Chao mami, nos vemos en la tarde- Dijo Emma mientras abrazaba a Ana- Me voy a ir subiendo al auto-
-Bueno amor, ya me voy. No se te olvide qué paso por ti al medio día- Le dije a Ana mientras besaba sus labios.
-Esta bien, mi vida. Nos vemos más tarde- Respondió Ana con una sonrisa.

Cuando me volteé para salir, Ana me dio una nalgada.

-¡ANA!- Exclamé
-Ya vete, vete- Dijo Ana mientras reía.

Rápidamente salí al auto porque íbamos con el tiempo medido para que Emma llegara puntual a su colegio, cuando llegamos ella bajó rápidamente del auto para encontrarse con sus compañeros de colegio.
Luego de esto, salí rumbo a mi empresa a trabajar mientras llegaba la hora de ir por Ana.

Durante toda la mañana, estuve ultimando detalles de la próxima colección que sale a la venta en unas semanas, estuve tan concentrada trabajando que no me di cuenta que ya eran las 12:30 del medio día, lo que realmente se me hizo extraño es que Ana no me haya llamado, ya que era muy puntual, pero no le tomé importancia ya que probablemente le hubiera ocurrido lo mismo que a mi, ya que he notado que últimamente ha estado tensa por su trabajo. Inmediatamente salí de mi oficina y le pedí a mi secretaria que me despejara la agenda de esa tarde, para poderla pasar junto a Ana.

Media hora después llegué a la empresa de Ana, aparqué mi coche y tomé el ascensor hasta el último piso donde se encontraba su oficina.
Cuando salí del ascensor Marina me detuvo para hablar conmigo.

-Señora Verónica, qué gusto verla por acá, ya nos hacía falta- Dijo con una gran sonrisa.
-Muchas gracias, Marina. Tú siempre tan linda y elegante- Dije mientras le daba un gran abrazo.
-¿Más linda que usted señora? Eso lo dudo- Respondió mientras reíamos.
-Ay qué cosas dices. ¿Sabes si Ana está en la oficina?- Dije mientras avanza a esa dirección.
-No sabría decirle, señora- Dijo mientras detenía tajantemente mi paso.
-Ay Marina, ¿cómo vas a decir eso?, no hay nadie que conozca mejor el horario de Ana, que tú-
-Señora, es que yo ya no soy la secretaría de la señora Ana, ya sabe que ser su secretaria es bien demandante, por lo que ahora asisto al arquitecto Juan Gabriel-
-¿En serio? Ana nunca me comentó nada- dije mientras trataba de recordar algo al respecto.
-A lo mejor se le olvidó, ya sabe que ha estado muy ocupada con la licitación de la obra del museo-
-¡Vero mi vida!- Exclamó con alegría Alberto.
-Alberto que alegria volver a verte- Respondí mientras le daba un fuerte abrazo.
-Marina puedes enviar estos papeles al ayuntamiento, por favor- Le pidió Alberto a Marina.
-Con gusto, Señor Juan Gabriel. Fue muy grato saludarla señora Verónica, por favor vuelva más seguido. Con permiso- Se despidió Marina.
-¿y qué haces acá, comadre?- Me preguntó Alberto.
-Es que vine por Ana, porque habíamos quedado de ir a almorzar y pasar la tarde juntas. Pero ven, entremos a la oficina de Ana-
-Mira lo hermosa que estás, ¿que te haces que cada día estas más joven y hermosa?- Dijo Alberto mientras me tomada de la mano y me daba una vuelta.
-Alberto, tú siempre tan sincero- reímos- y el secreto de la eterna juventud, es el buen sexo- Dije susurrando.
-Pues déjame decirte que mi Anita tiene muy buena mano- reímos.

Alberto se quedó mirando con una ceja levantada, tras de mí con dirección a la oficina de Ana, por lo que yo volteé a ver y vi saliendo a una joven de unos 25 años de la oficina de Ana mientras mordía su labio inferior con notable felicidad y cuando subió su vista hacia Alberto se puso seria.
Alberto tomó mi brazo y nos dirigimos hacia aquella joven.

-Buenas tardes, Valentina, te presento a la señora Verónica, la esposa de la arquitecta Ana Gabriel- Dijo Alberto con seriedad.
-Señora Verónica, mucho gusto- Dijo aquella joven.
-El gusto es mío. ¿Tú eres la nueva secretaria de Ana?- Cuestioné.
-Así es, señora- respondió Valentina.
-Como sabes, Marina ahora está a mi servicio por lo difícil que es llevar la agenda de Ana, y Valentina ahora se encarga de esta labor- Me aclaró Alberto.
-Espero que te vaya muy bien en este cargo, no es una tarea fácil- Dije con amabilidad.
-Muchas gracias por sus buenos deseos- Respondió Valentina.
-Bueno, Verónica, entremos a la oficina de tu esposa- Dijo Alberto.
-Permiso, Valentina- Dije cortésmente.
-Sigan- Respondió ella.

Alberto abrió la puerta y notamos que Ana estaba recogiendo unas cosas del piso.

-Anita, te traje una muy hermosa sorpresa- Dijo Alberto y Ana se levantó rápidamente del piso, dejando las cosas sobre su escritorio.
-Amor- Dijo Ana sorprendida.
-Mi vida, ¿que te pasó?, parece que hubieras visto un fantasma- Reí mientras me acercaba a besarla.
-No mi vida, nada de eso. Es que hasta ahora recordé de nuestra cita- Dijo Ana nerviosamente.
-¿Y este arañazo que tienes aquí en el cuello?-Dije mientras lo analizaba.
-No es nada, mi amor, pierde cuidado. Fue hace un momento que me iba a recoger el cabello y me lo hice sin culpa- Explicó Ana.
-Ay mi vida, que despistada eres- Dije mientras reía.
-No es la única- Dijo Alberto mientras tomaba un whiskey y Ana se tensionó.
-Ay Alberto, que cosa contigo- Dije mientras reía.
-Bueno mi amor, ¿nos vamos ya?- Dijo Ana llamando mi atención.
-Si mi vida, muero de hambre- Dije volteando a verla- Pero mira como traes tu blazzer- tenia sus botones mal abrochados.
-Tuvo que ser hace un momento, que me lo volví a poner, porque desde que llegué acá me lo quité porque tenía calor- Aclaró Ana.
-¿Calor? Pero si por toda la empresa hay aire acondicionado- Dijo Alberto.
-Pues tenía Calor, Alberto- Dijo Ana- Bueno, mi vida, vamos que mira la hora que es-
-Adiós Alberto nos estamos hablando, no te pierdas, por favor- Dije mientras le daba un abrazo de despedida a Alberto.
-Nos vemos luego, Alberto- Dijo secamente Ana mientras me tomaba de la mano y salíamos de la oficina.

-Valentina por favor cancela todo lo que tengo esta tarde y posponlo para otro día- Ordenó Ana a su secretaria.
-Si porque este par de esposas van a disfrutar las mieles del amor- Dijo Alberto mientras salía de la oficina de Ana.
-Ay Alberto, que cosa contigo- Dije mientras reía y Ana veía fijamente a Valentina.
-Vamos Vero- Dijo Ana tomándome de la mano, se me hizo extraño que me llamara de tal forma.

Salimos de la empresa e íbamos con rumbo al restaurante y Ana iba manejado.

-Amor, ¿qué tienes? ¿Por qué estás tan callada?- preguntó Ana mientras tomaba suavemente mi muslo izquierdo.
-Ahora si soy amor, pero hace un momento era simplemente Vero- Dije con un poco de disgusto.
-Ay mi vida, lo siento, pero es que Alberto me tenía tensa con los comentarios que hace. Mejor bésame- Dijo Ana mientras esperábamos en el semáforo.
-La próxima que no me digas amor, dormirás en el sofá- Dije mientras sonreía y la besaba- oye no me habías dicho que Marina ya no era tu secretaría-
-Amor, se me pasó por alto contarte es que he estado ocupada con el nuevo proyecto-

Llegamos al restaurante y pasamos una gran velada, cuando terminamos de almorzar pasamos por Emma y fuimos hasta la casa para pasar una tarde como la familia feliz y unida que somos.

Conmigo volverás Where stories live. Discover now