CAPÍTULO 11

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POV Ana

Esperé al rededor de media hora para que Verónica se calmara en lo que llegaba a la casa, cuando creí que ya había pasado un tiempo prudente salí de la empresa rumbo a mi casa, lo más despacio posible, durante todo el trayecto le marqué sin parar a Alberto, pero no me contestó.
Cuando finalmente llegué, antes de entrar recibí una llamada de Valentina, pero decidí ignorarla, necesitaba tratar de salvar mi matrimonio.
Saqué las llaves de mi bolso y mi mano temblorosa abrió la cerradura, entré lentamente y no había rastro de Verónica, pero sabía que estaba acá porque afuera estaba su auto, por lo que me dirigí al estudio. Efectivamente allí estaba con un vaso de whiskey y la botella un poco menos de la mitad, mirando por el gran ventanal que este tenía.

-Ya llegué- Dije suavemente.

Ella lentamente volteó a mirarme y noté que tenía sus ojos rojos de tanto llorar y su maquillaje todo corrido.

-Vero, mi amor, por favor perdóname- verla así me partió el corazón y empecé a llorar.
-A mi no me vuelvas a llamar mi amor, que esto llegó a su fin- Dijo mientras tensionaba su mandíbula y se limpió una lagrima.
-No Vero, no digas eso por favor- Dije mientras me acercaba lentamente a ella
-Ana me fallaste, una vez y lo dejé pasar, pero ahora vuelves y lo haces- Dijo y sus lágrimas salían sin parar.
-He sido una estupida, pero por favor perdóname- Dije mientras la abrazaba.
-Es que no puedo, me heriste y eras muy consciente de eso- Y me aferré mas al abrazo cuando nuestros llantos se intensificaron.
-¡Te odio, te odio!- Se alejó tajantemente de mi y se tomó del whiskey acabando con el.
-Vero no tomes más, ven te llevo a la habitación para que te acuestes, me preocupas-
-¿Desde cuando te preocupo? Me pusiste el cuerno, Ana- Dijo mientras tambaleaba de un lado a otro, tratando de salir del estudio.
-Vero- la detuve- perdóname por eso-
-Te di los mejores años de mi vida y no te importó herirme-Se soltó y salió del estudio-
-Ven te llevo hasta la habitación- La alcé y en el camino decía cosas que no lograba entender por su estado.

Llegamos a la recámara y la recosté en la cama, estaba acomodándome en mi lugar de la cama hasta que volví a escuchar su voz suavemente.

-¿Será que puedes pasar la noche en alguna otra alcoba?-

Sin decir nada me levanté de la cama y tomé algunas de mis cosas para pasar la noche allí, me dirigí hacia la puerta y antes de salir volteé a mirar a Vero, quien ya se encontraba durmiendo, salí rápidamente y me dirigí a la habitación de huéspedes, me acosté y dejé salir mis lágrimas hasta que finalmente me quedé dormida.

Conmigo volverás Donde viven las historias. Descúbrelo ahora