Capítulo 31: Reencuentro

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Gael entró a la pequeña pero acogedora casa, la cual estaba apartada de todos y de todo. Llevaba solo unos días en la villa, y ya estaba harto de todo.

Lo único reconfortante que tenía esta situación, era que su hermana había comenzado a sonreír, y no sólo eso, salía eventualmente de la mansión y las veces que volvía llegaba feliz. Gael solo podía darle las gracias a aquel desconocido que la hacia sonreír.

Sentía que el aire en aquella casa lo estaba sofocando. Se saco su saco y lo lanzo hacia el sofá de la sala. Fue entonces cuando el olor a chocolate amargo y madera llegó a sus fosas nasales.

Gael camino hacia el pequeño estudio que se encontraba en la segunda planta de la casa. Mediante se acercaba el aroma que conocía perfectamente aumentaba aún más.

El albino esperaba encontrarse con cualquier cosa, excepto con aquel alfa que se encontraba bebiendo vino tranquilamente.

- ¿Que haces aquí? - Emiliano sonrió al ver al albino.

- ¿No has leído mi carta, moy prints? - pregunta el alfa poniéndose de pie. - Te dije que volvería a buscarte. He venido por lo que es mío.

- ¿Tuyo? Seguramente mientras estuve lejos te habras acostado con bastantes omegas o tal vez alfas. - el albino cerro la puerta del estudió, la cual quedó entre abierta, pero eso no le importo.

- ¿Celoso, moy prints? - pregunto con burla el alfa.

- Te recuerdo que no eres el único que puede disfrutar de los placeres de la vida - ante la burla del albino, Emiliano cruzó la habitación hasta llegar a él.

Lo agarro del cuello y lo estampó contra la pared del estudio, Gael sonrió con burla al ver que había dado en el blanco.

- ¿Permitiste que alguien te tocará? - pregunto en un susurro el italiano para luego morder el lóbulo de la oreja del albino.

- Tal vez... -

Las manos del italiano se deslizan debajo de la camisa del albino para rodear su cintura. Y luego está su boca: húmeda y caliente y presionada detrás de la oreja del albino, el cuál hace un ruido vergonzoso cuando los dientes del alfa rozan el capullo, mientras la barba incipiente de su mandíbula raspa la suave piel del cuello de Gael.

Gael inclina la cabeza hacia atrás y abre la boca con un jadeo áspero. Ha estado deseándolo tan pronto como vislumbró al italiano con ese sexi traje haciendo que su corazón latiera como loco. Sólo han pasado unos días, pero lo ha extrañado, se ha perdido esto, y eso le hace darse cuenta de lo glotón que es por el toque del italiano. Sus pezones están rígidos debajo de su camisa y Emiliano sube con las palmas desde la parte plana del estómago de Gael, liberando cada botón antes de deslizar su mano hacia adentro.

Su palma, áspera para alguien tan privilegiado, tira de un pezón rígido y Gael gime a su pesar, balanceándose contra la erección que Emiliano presiona contra su trasero.

- Así que después de todo me extrañaste - susurra Emiliano, apretando su agarre alrededor de la cintura de Gael - Mi príncipe salvaje. - mordió el cuello del albino - Debes recordar algo, mi príncipe. No importa qué tan profundo me hunda en el infierno, Gael... - respondió -. Si es por ti, no me importa vender mi alma, no me importa manchar mis manos de sangre. Lo único que siempre he deseado eres tú. Y con tal de que seas mío... Mataría a los siete dioses sin dudarlo.

Un gemido sincero salió de los labios del albino antes de volver a besar a Emiliano que no tardó en levantarlo en sus brazos para subirlo al escritorio.

Papeles y decoraciones cayeron al suelo pero no era eso lo que le importaba al alfa en ese momento.

Sus manos rasgaron la tela de los pantalones negros y suaves de Gael para poder arrancárselos del cuerpo.

Un Voto De Honor Y Sangre | Duologia Dulce Condena #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora