— Te extrañe, mi Rosa.
— ¿Es una broma, Ivanov? — masculla la albina entre dientes — No vuelvas a llamar.
— No Cortes, Aly. Por favor no cortes — ella se detuvo ante la suplica — Se debes odiarme, y que estas molesta conmigo por múltiples motivos.
— Motivos no me faltan — podría apostar que el alfa sonrió del otro lado de la línea. Ella lo sabía, lo conocía.
— Lo se, lo se. — Ares suspiro — Te lo pido, mi rosa. Déjame explicarte todo, por favor.
Ella se quedó en silencio por un momento. Pensando en las palabras de aquel alfa, que había desaparecido de la noche a la mañana.
— Bien. Tienes cinco minutos. Explicate.
— Gracias. Me explicare, pero no por teléfono, mi amor. Lo que debo decirte, debe ser frente a frente.
— Ares, no creo...
— Por favor. Te lo suplico, mi niña hermosa — Alyra suspiro y luego asintió.
— Esta bien.
— Bien, muy bien. — pudo escuchar una pequeña risa por parte del alfa — ¿Recuerdas el arroyo donde te conocí?
— Si. Lo recuerdo.
— Bien. Una vez que lleges al arroyo, encontraras un sendero. Síguelo, y llegaras a una pequeña cabaña.
— Ares...
— Te veré allí. Por favor, Alyra. Solo una oportunidad más.
Ella sintió su corazón latir fuertemente.
— Esta bien. Te veré allí.
— Te esperare. Hasta pronto, mi rosa.
Antes de que la platinada dijera algo, la llamada se corto. Ella dejó el teléfono de nuevo en su lugar, y tomó asiento.
Ares había llamado.
Ares había hablado con ella.
Iban a verse.
Cabaña.
Sendero. Ahora.
Alyra se puso de pie rápidamente cuando cayó en cuenta de los hechos. Ares, aquel alfa que hacia latir con fuerza su corazón, había llamado y quería verse con ella. Entonces se apresuró, ya pasaban de las tres de la tarde, si se apresuraba, llegaría a la cabaña al momento que estaría oscureciendo. Le informó a una de las sirvientas que saldría a tomar aire fresco, así podrían decirle a su madre.
Fue hacia la cochera de la mansión, y tomó prestado el coche de Aleksander, estaba seguro de que su hermano no se molestaría si tomara su coche.
Subió al coche y manejo hacia el arroyo. No lo iba a negar, escuchar la voz de aquel alfa, luego de tanto tiempo, fue como si hubiese encendido algo dentro de ella. Algo que pensó que jamás volvería a sentir.
Felicidad.
No sabe cuando, pero cuando salió de sus pensamientos, ella ya estaba frente a aquel resaltante sendero. Vio que era ancho, así que se adentro por aquel sendero.
Creyó que su corazón había latido con suficiente fuerza, pero cuando vio aquella cabaña, pálpito aun más fuerte.
Estacionó el coche, y bajo de el. Miro a su alrededor, no recordaba esa parte del bosque. Apartando aquellos pensamientos de su cabeza se dirigió hacia la puerta de la cabaña, suspiro y entonces giro la perilla.
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Un Voto De Honor Y Sangre | Duologia Dulce Condena #1
RomanceSus familias se odian desde siempre. Incluso ellos debian odiarse por los problemas del pasado, pero cuando un operativo sale mal, Vlad Románov y Victoria Ivanov, llegan a un acuerdo. En un intento de unir ambas mafias y familias, ambos líderes, co...