Capitulo 68: Antes de la tormenta

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Aleksander negó levemente al ver a su esposo. Jayden era como un niño pequeño corriendo de tienda en tienda. El albino volteó a ver a sus guardaespaldas y suspiró al verlos llenos de bolsas de compras.

Todo para los bebés.

Esa era la excusa que había utilizado su amado esposo.

Pero Aleksander no creía que los pasteles, las bebidas y las bolsas con dulces eran exactamente para el bebé. Pero tampoco podía cuestionar a su omega. Jayden estaba tan sensible que cambiaba de humor constantemente, más ahora que ya tenía cinco meses de embarazo.

Aleksander aún recordaba cuando el omega lo mandó a dormir a otra habitación porque el albino no le había dicho que su suéter favorito le quedaba hermoso, sino precioso. El alfa solo había usado la palabra equivocada, y a consecuencia de eso durmió en otra habitación.

Para que después, su omega se escabullera por la madrugada a la otra habitación, y se acostara con él, reclamándole por haberlo dejado solo.

— ¡Oh, quiero ir allí! — exclamó el omega feliz señalando la gigantesca tienda de peluches y dulces. Una jodida tienda de regalos.

— Cariño... — las palabras del alfa se perdieron en el aire cuando su esposo lo ignoró y fue hacia la tienda.

— Señor... — Aleksander miró a su guardaespalda.

— Lleven las bolsas al coche y regresen — ordenó, y los hombres asintieron rápidamente antes de esfumarse.

Aleksander fue detrás de su esposo y masajeó su sien al ver el carrito lleno de cosas.

Cinco minutos.

Se había apartado de su esposo cinco minutos, y casi compra toda la tienda. Aleksander se acercó a su esposo y Jayden le sonrió como si fuera un niño pequeño.

— ¿Dónde estabas? Te tardaste demasiado. Toma — el omega le entregó el carrito de compras. — Está pesado y no puedo llevarlo. Además, necesito agarrar más cosas y teniendo el carrito no es posible.

— Jayden, amor, ¿de verdad necesitas más cosas? — preguntó Aleksander, aunque sabía que la respuesta era obvia.

— ¡Sí, claro! — respondió Jayden con entusiasmo, antes de desaparecer por los pasillos nuevamente.

Peluches. Dulces. Ropa. Accesorios o cosas que simplemente parecieran lindas.

Aleksander ya había perdido la cuenta de todo lo que su esposo había comprado.

— Listo. — sonrió el omega dejando un beso en la mejilla de su esposo. — Debemos irnos. Tengo hambre. — se quejó el joven acariciando su vientre.

Aleksander soltó un suspiro de alivio cuando se dirigieron a la caja registradora. El albino comenzó a dejar los artículos sobre la registradora.

Jayden observó el lugar y sus ojos se detuvieron en ciertos paquetes. Bombas de chocolate. Eran deliciosas. Lentamente se alejó de su esposo y con rapidez agarró un paquete de bombas de chocolate.

— Listo, mi amor. Esto es todo. — sonrió el omega dejando el paquete de bombas de chocolate en el carrito.

— ¿Otra bomba de chocolate, cielo?

— ¿Qué? Son deliciosas. — se excusó encogiéndose de hombros. — Sino me lo compras, no te comparto. — el omega se cruzó de brazos.

— Cobre esto también. — dijo Aleksander soltando un suspiro.

El castaño se colgó del brazo del albino cuando extendió los otros artículos que acababa de agregar.

— ¡Norman, acaban de llegar los nuevos envíos de bombas de chocolate y peluches representativos de animales!

Un Voto De Honor Y Sangre | Duologia Dulce Condena #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora