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Me encontraba cenando junto a mi tía Carme y a mi amigo Daniel. Bueno, ellos comían yo solo observaba mi plato aún completo y sin terminar. El hambre lo había perdido desde hace unos días. Desde esa tarde que ocurrió todo lo de mi mamá. Ella por suerte se encuentra bien pero no está aquí en la hacienda, había tomado la decisión de ir a un centro psiquiátrico en dónde la ayudarían mucho con su estado de salud mental. Así ella lo quiso y aunque yo no quería dejarla ahí terminé aceptando. He visto un cambio favorable desde que llegó allí, esta más sonriente, hace bromas a veces y también canta conmigo cuando voy los viernes a verla.
Suele presumirles a sus nuevos amigos que tiene un hijo que canta y toca la guitarra lo que a mi me da vergüenza pero viéndola feliz a ella a mi nada me importa.

Hablamos también sobre lo sucedido y decidimos dejarlo en el pasado.
Sentía que empezábamos a avanzar pero yo la quería aquí conmigo, la verdad que me hacía mucha falta verla, hablar con ella por las tardes tomando una taza de café y comiendo pan dulce o de Guayaba. La extrañaba aunque sea para verla en silencio.

—Hoy le envíe a mi mamá mi primera paga—me sacó de mis pensamientos—. Esta muy agradecida con tu tíos y contigo por haberme dado trabajo

—Claro gafo, no iba a dejar que te fueras a largar la verga en otro país— él sonrió y luego su mirada se detuvo en algo que vio detrás de mi—. ¿Qué?—!ladeé la cabeza para ver lo que sus ojos veían

—¡Disimula peazo e' gafo!— me pegó en la cabeza (leve)—. Ahí va el amor de mi vida

—¿Hablas de la muchacha?

—No, hablo del man que va a su lado, ¡claro que hablo de ella!

—¡Ay bueno ya!... ¿ya le hablaste en vez de observarla como un psicopata?— rodó los ojos

—No pero, hoy harán una fiesta en la playa y...

—No me digas nada

—Iremos

—Nonono

—Sisisi, anda bicho vamos, no me vas a dejar morir, ¿verdad?

Y así fue como terminé en una fiesta en la playa a la que no fuimos invitado pero si fui arrastrado por mi loco amigo Daniel.
Habían muchos bailando y bebiendo que fue fácil colarse entre ellos y pasar desapercibidos

—Bueno ya estamos aquí, yo supongo que tienes algo en mente y...—negó con la cabeza—. No chico, ¿y entonces?

—Es que me da nervios— sonrió apenado. Rodé los ojos—. Piensa tu si, ayúdame

—Bueno, estamos en una fiesta en dónde hay bebida y baile— mi amigo asintió—. Invítala a bailar. ¡Qué sé yo!

—¿Hola?— saludo un chamo detrás de Daniel—.¿Nos conocemos?

—No mi pana, mira él es Jairo y yo soy Daniel— estréchanos manos

—Un gusto, soy Lisandro— dijo amable a pesar de que se le veía muy sifrino.

Era como unos centímetros más grande que yo, su cabello color chocolate, traía breakers al igual que yo y de vestir un traje de baño azul y su camisa de botones del mismo color

—¿Conocen a Sebastián?, no los había visto—pregunto curioso. Mi amigo y yo intercambiamos miradas

—Si, vinimos por su cumplea...

—No estábamos celebrando su cumpleaños—sonrío y dos hoyuelo en su mejillas se dibujaron

—A ver mi pana yo te hablaré claro porque la verdad esto de andar mintiendo e inventado cosas no se me da muy bien— El chamo asintió—. Somos colados aquí, me dejé convencer de este bicho— señalé a Daniel—,para venir aquí pero si quieres nos vamos

—Ah, no vale, no hay rollo por eso. Aquí hay muchos coleados también— soltó una pequeña sonrisa—, terminen de pasar y lo que gusten agarrar ahí hay

El muchacho nos presentó con todos sus amigos, hasta con ese tal Sebastián que nos veía con ganas de querer matarnos, no entendía el porqué pero tampoco le presté tanta atención. Mi amigo había logrado lo que quería, hablar con la hermosa chica rubia llamada Cecilia y estaba muy bien acompañado así que agarre una botella de alcohol y caminé por la orilla de la playa hasta encontrar un lugarcito y sentarme ahí a terminar mi botella.

La noche estaba fría, el cielo estrellado con una hermosa luna brillante y las olas relajaban. Me sentía en calma, se podía respirar paz estando en este lugar ya empezaba a agarrarle cariño.

—¿Te puedo hacer compañía?— oí esa voz ya conocida. Levante la mirada y me encontré con unos ojos color verdes brillantes—. Vi que te alejaste de todos, ¿te sientes bien?

—Si, gracias por preguntar— él se sentó a mi lado y le compartí de la botella

—¿No te acuerdas de mi, verdad?— fruncí el ceño—. No, no te acuerdas— sonrió

—¿Ya nos habíamos visto antes?— asintió—. Perdón, es que tengo pésima memoria

—Tropezamos el día del incidente con tu mamá— baje la mirada—. Iba en busca de ayuda... y, ¿como te cayeron mis amigos?— cambió de conversación y lo agradecí. Le dio un sorbo a la bebida que estaba por terminar

—Son todos muy chévere, sacando al tal, Sebastián. Quería matarme con la mirada

—Es que es muy celoso— arqueé una ceja—. Cuando los vio llegar conmigo se molestó— bajo la mirada y empezó a dibujar garabatos en la arena—. Es mi novio—nconfesó y yo me sorprendí.

Si no me lo hubiese dicho por Dios que no me enteraba, a simple vista parece el típico heterosexual machín que le gusta cuantas muchachas se le pasen por el frente pero no es así, la realidad es otra y muy diferente.

—Con razón—fue lo único que pudo salir de mi boca

—¿Puedo confesarte algo?— pregunto viéndome a los ojos. Asentí—. Yo sé que apenas sabemos el nombre del otro, que no nos conocemos pero necesito desahogarme con alguien

—Si, dime, yo te escucho. Tranquilo

—Bueno, con Sebastián no estamos bien. Vivimos en una constante pelea por todo y no es por mi es más por él. Mis amigos no lo saben porque fingimos muy bien. ¿Sabes esa cosita aquí en tu pecho que te dice que nada está bien?, bueno es horrible sentirlo y tener que fingir que todo marcha perfecto cuando en realidad todo está jodido.

—¿Por qué no lo dejas?

—Porque soy un completo masoquista... lo quiero mucho y la verdad no me veo sin él

—Bueno si estas esperando un consejo o algo llegaste justamente con la persona equivocada—hice una mueca con la boca—. Te lo digo yo que, mi ex me engañó con uno de mis amigos. Así que, no creo serte de mucha ayuda

—Lo siento mucho— recostó su cabeza en mi hombro derecho—. Esa Chica no te merecía y ese man, bueno ¿qué te digo?, no era amigo nada

Después de un rato regresamos a la fiesta. Pero Lisandro por un lado y yo por el otro porque no quería ser causante de otra pelea entre él y su novio.

Bailamos, bebimos e hicimos juegos cuando ya ni podíamos con nuestras vidas.
El resto de la noche fue chévere, la verdad es que si me hacía falta distraerme un poco después de tantas cosas que me abrumaban.

Mi padre
Mi madre
David
Fernanda

Todos ellos causaban esta sensación de amargura en mi boca, de dolor en mi pecho y de tristeza también.
Mismas sensaciones, diferentes sucesos.

Junto a ti, siempre Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang