06

40 33 2
                                    

Había amanecido, era otro día en el que debía ir a la universidad, luego a mis clases de canto y por último tenía que llegar hacer mis tareas y luego ponerme a trabajar. Todos los días eran lo mismo y tan monótonos que no había ni una pizca de emoción en ellos.

Había tomado una carrera que no me gustaba para nada, o sea, me gustan los animales, también poder ayudarlos pero no me veía toda mi vida siendo un veterinario. Lo mío era, el canto, la música, el arte pero mi tío me decía que de eso no podía vivir y que necesitaba algo seguro y lo más seguro era ser veterinario para tenerme en su hacienda. Y si, me habían apoyado con la música dejándome tomar clases pero sólo como condición de estudiar lo que él quería. Me sentía tan presionado en tener que sacar buenas notas y esmerarme en esto que no es lo mío.

Lo único emocionante que me pasó desde que llegué aquí fue hace como dos meses atrás cuando conocí a Lisandro y sus amigos. No me había divertido tanto como esa noche de fiesta y se les extrañaba mucho. Nos habíamos mantenido en contacto estos meses y me había ganado su total confianza para que se desahogara conmigo con respecto a su novio Sebastián. Era un patan, un imbecil abusivo que solía agredir a Lisandro tanto verbal como físicamente y no sabía como él seguía ahí, en esa relación tan tóxica que no le hacía para nada bien. Seguía subiendo videos fingiendo algo que no es pero yo me daba cuenta de todo, ¿será porque estoy enterado de lo qué pasa entre ellos?. Sus seguidores no paraban de decirles los bonitos que se ven juntos y que hacían una perfecta pareja, ¡jah!, si supieran.

Llegando a la universidad corrí por los pasillos para llegar hasta mi salón de clases pidiéndole a Dios que por favor la profesora no esté ahí porque de ser así yo estaría más que muerto. Con esa profesora necesitaba entregar un trabajo y era muy importante.
Cuando llegué vi de reojo y por suerte no estaba y solo habían unos cuantos compañeros de clases.
Yo no tenía amigos aquí, solo compañeros. Me hablaba con algunos pero no éramos amigos como lo soy de Daniel. La verdad esto de socializar no se me daba muy bien y solo me hablaba con quien viniera a hablarme.

Empecé a sentirme muy ansioso por la esperaba y repetía una y otra vez mi trabajo en la mente para que nada se me olvidara. Mi corazón empezó a acelerarse de tal forma que ya empezaba a preocuparme

—¿Jairo, estas bien?— escuché que me preguntó Lucia, mi compañera de clases. Negué tocándome el pecho— ¡Jairo!— fue lo ultimo que escuché antes de caer al piso inconsciente.

Cuando desperté me encontré en la enfermería de la universidad.

—Despertaste— dijo Lucia

—¿Cuanto llevo aquí?— sentía la boca seca

—Ya terminaron las clases

—¡¿Qué?!—intenté ponerme de pie—.El trabajo necesito entregarlo

—Quédate tranquilo que yo lo entregue por ti, la profesora está enterada de lo qué pasó, después das tu exposición— me relajé un poco recostándome en la camilla

Poco después entró la enfermera. Me dijo que ya podía irme pero que para estar más seguro debía hacerme un electrocardiograma para descartar cualquier cosa.
Yo no quería ir a un hospital, nunca me han gustado así que, si mis tíos no sabían nada yo no tenía porque decirles, ademas ya me sentía perfecto, como si no me hubiese pasado nada.

Llegando a la hacienda no me dio tiempo ni de sentarme cuando mi amigo Daniel me recibió con la más enorme sonrisa

—¡Mira!— pegó su celular en mi frente. Lo aparté—- ¿Si viste?

—¿Como coño lo voy a ver si me lo pegaste en la frente?

—Ay ya, Ceci viene para acá—dijo feliz—,y se quedará por un tiempo aquí en la hacienda, ¿no es increíble eso?

—¿Viene de vacaciones otra vez?

—No,la tía la llamó— arqueé una ceja confundido—. Bueno, en realidad llamó a Lisandro pero eso no es lo importante, lo importante aquí es que Ceci viene

—Ya va, que no estoy entendiendo nada. ¿Por que mi tía lo llamó?

—Trabajo, quiere que le haga publicidad a la hacienda

La idea de que Lisandro viniera me emocionaba y bueno, también de que venga Ceci. Ellos son muy divertidos y ya empezaba a imaginarme un montón de cosas que haríamos. Por ejemplo; iríamos a la playa o a montar caballo, también podíamos ir a campar en nuestro día libre, podíamos también ir a explorar más allá con el yate de mi tío o salir a conocer un poco más por las calles de Margarita.
Pero luego esa emoción se desvaneció cuando recordé que Lisandro tiene un chicle pegado todo el tiempo llamado Sebastián y que de seguro también lo traía a este viaje. No lo dejará hacer nada de lo que pensé.

—Que bueno que vengan, debo darme prisa para ir a mis...

—Espera, ¿te sientes bien?— asentí—, es que te ves como pálido

—No, estoy bien— sonreí ocultando mis ganas de vomitar. Salí corriendo directo al baño y devolví lo poco que comí en el desayuno

Esto que me está pasando es solo estrés, nada más. Yo estoy perfecto, me siento perfecto y no tenía porque preocuparme

—Estas bien— me dije a mi mismo saliendo del baño limpiando mi boca con una toalla—. No sobre pienses las cosas porque no hay de que preocuparse

Trataba de convencerme a mí mismo de que nada malo estaba pasándome cuando en el fondo había una pizca de miedo combinada con preocupación.

Junto a ti, siempre Where stories live. Discover now