12

26 17 0
                                    

Pasé toda la noche pensando en lo ocurrido con Lisandro. No pude dormir muy bien porque no era solo el hecho de que él me confesara lo que siente por mi y que me besara, también es el hecho de que algo en mí me decía que todo era mutuo y eso me tenía aterrado.
Me aterraban los cambios, nunca me han gustado y si yo estoy sintiendo algo por Lisandro significaba que iban a haber muchos cambios más.

¿Quien soy en realidad?

Me estuve preguntando mucho eso toda la noche y gran parte de la madrugada. La cabeza me dolía mucho y sentía una cosa acá, en mi pecho que no me dejaba estar tranquilo.

—¿Puedo pasar?— preguntaron desde el otro lado de la puerta. Yo aún seguía tendido en la cama sin ánimos de levantarme

—Pasa— respondí. Mi amigo Daniel pasó cerrando la puerta después.— ¿qué pasó?

—Nojoda chamo, y yo y que esperándote para comer y tú aquí todavía tirado en la cama— se sentó en una de las esquinas de la cama frente a mi—. ¿No te sientes bien?

—No es eso, es que no pude dormir en toda la noche— bostecé—. Creo que me quedaré aquí todo el día

—Que quieras quedarte aquí acostado sin hacer nada ya dice mucho, a ti no te gusta eso. Ya, dime qué pasa— palmó mi pierna—, habla pues

—¿Te acuerdas cuando te hablaba de Fer y te decía lo que ella me hacía sentir?— Daniel frunzo el ceño confundido pero asintió—. Bueno, creo que estoy empezando a sentir algo parecido— forcé una sonrisa que más bien pareció mueca

—¿Te gusta alguien?— preguntó con emoción—. Berro hermano, ¿quien es? ¿La conozco? ¿Es una inquilina? ¿Como es? ¡Habla!

Me marearon tantas preguntas que empecé a sentirme fatigado y sin ánimos de hablar y confesarle todo pero si no lo hacía me volvería loco. Yo necesitaba sacar todo esto atorado en mi pecho y que me dijera qué tal vez yo esté equivocado. ¡Porque tiene que ser así!

—A ver... ni siquiera ser como decirlo pero por favor deja que hable y luego tú me dices lo que quieras. ¿Si?— asintió paciente—. Bueno, la persona es de aquí, está hospedada en un departamento. Conocimos a esa persona por casualidad, no sé, la verdad no creo en las casualidades pero... bueno sigo. Ayer me confesó que sentía algo por mi y me besó—Daniel abrió sus ojos de par en par sorprendido por lo que escuchaba—. Yo... rechacé a esa persona y...

—Ya va, barajeamela más despacio. Me dijiste que te gusta alguien, que se te declaró pero... ¿la rechazaste? ¿Por qué?— bajé la mirada

—Porque es una locura— me senté en la cama abrazando la almohada—. Daniel, no podemos estar juntos, es mejor que no sepa lo que yo siento y ya— me encogí de hombros

—Estás siendo un completo gafo, ¿que coño es eso de "es una locura. No podemos estar juntos"?— al final imitó muy mal mi voz y volteó los ojos—. Usted lo que tiene que hacer es, salir de esta cama, echarse un baño, vestirse con los pantalones bien puestos e ir a buscar a la chama y decirle de una que te gusta. Estas perdiendo el tiempo. ¿Y si viene otro, le endulza el oído y te la quita cabrón?

—Es que... no es una chama

—¿Una vieja?—preguntó sorprendido—. Bueno, yo respeto tus gustos eh, no te voy a juzgar ni nada

—¿No me juzgarás?— negó con la cabeza— ¿ni diciéndote que quien me gusta en realidad es Lisandro?— Daniel se quedó callando procesando lo que le había dicho y luego empezó a reír. Fruncí el ceño confundido por su reacción

—Ya deja el chalequeo y dime la verdad. ¿Quien te gusta?— pero no dije nada, solo lo observé callado y serio—. ¿No es mentira?—negué con la cabeza— ¿te gusta Lisandro?—asentí

Junto a ti, siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora