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Me encontraba en otra habitación, un poco más cómodo y sin tantas cosas conectadas a mi.
Me habían visitado mis tíos y amigos estas semanas. También la mamá de Daniel que viajó apenas supo lo de mi operación y lo mal que me puse mientras me operaban.
Una hermana de mi papá también vino. Ella se encontraba fuera del país con su familia pero quiso venir también a verme.

Es que te veo a ti y veo a mi hermano—sonrió con nostalgia—. Te pareces mucho a él

Ya lo sabía y lo sabía muy bien. El espejo se encargaba de recordármelo todo los días y más cuando empecé a crecer y a verme tan parecido a él.
Recuerdo que mi mamá me mostró una foto en dónde salíamos los tres. Era apenas un bebé y solo tenía su color de ojos y color de cabello pero cuando vi esa foto caminé al espejo y fue inevitable no llorar porque ahora que estaba grande podía verlo a él en mí.

—Que bueno que el Doctor te dio el alta hoy—me sacó de mi trance Ceci

—Si, porque creímos que pasarías tu cumpleaños ahí— agregó Dani

—¿Y Lisandro?

No lo había visto en todo el día, creí que estaría en el hospital cuando me dieran el alta pero no.

Mijo al menos disimula un poquito—dijo Daniel. Rodé los ojos y él rio

—Está editando un video, creo— respondió Ceci—. Lo iba a ayudar pero... pero él quiso hacerlo solo— fruncí el ceño. Ella no decía del todo la verdad. Lo noté en su modo de hablar ¿por qué tan nerviosa?.

Sabía perfectamente que Lisandro no editaba sus videos, de eso se encargaba Ceci. ¿Entonces por qué mentirme?

Pasó la tarde, la hora de cenar, la hora de dormir y nada que sabía de Lisandro. Ya hasta empezaba a preocuparme su ausencia pero que Ceci se note de lo más tranquila y que no se preocupe de alguna manera me dejaba un poco solo un poquito tranquilo.

A la mañana me despertó mi tía junto a Daniel y su novia cantándome las mañanitas. Fue un gesto muy hermoso

—¡Un deseo!— exclamó Dani. Cerré los ojos y pensé ¿qué es lo que más deseo?

Esta de más decir que desearía que Venezuela vuelva a ser la misma o mejor.
Que muchos de los inmigrantes venezolanos puedan volver a su tierra y ya no pasen tantas cosas en otros países.
Hasta podía desear La Paz mundial o... que Maduro por fin se valla al carajo y dejé de ser presidente para que no siga destruyendo a un país tan hermoso como lo es este.
Nada me gustaría más en el mundo que Venezuela vuelva a brillar y que todas las familias vuelva a reunirse, y para aquellos que han perdido a un ser querido por ir a buscar ese "sueño americano" puedan encontrar La Paz.

Quería todo eso pero también quería volver a ver a mis padres juntos. Que estuviesen aquí, compartiendo este día conmigo y que me cantaran las mañanitas. Que conocieran a Lisandro. A Ceci. Y que conocieran a este nuevo Jairo.

—¿Qué deseaste?—preguntó curioso cuando sople las velas

—No se puede decir— salí de la cama para recibir sus abrazos—. Con cuidado Daniel que me... ¡ay!— me lastimó

—¡Paciencia contigo Daniel!— dijo su novia—. ¿Que no ves que está moribundo el muchacho?— ellos rieron y yo los vi con cara de quererlos matar. Son tal para cual

—Bueno ya niños—dijo mi tía—. Llevaré esto abajo, los espero allá— camino a la puerta—. Tengo algo que decirte

—¿Qué es?— no respondió solo se fue dejándome con la duda— ¿Ustedes saben?— se vieron entre sí y después me vieron a mi. Negaron con la cabeza. Entrecerré los ojos—¡Hablen ya!

—Nos vemos abajo— jaló a Daniel fuera del cuarto y se fueron. Bueno, tocará bajar para saber

A pasos de tortuga me dirigí al baño, cepillé mis dientes, hice mis necesidades, me duché y salí secando mi cuerpo con una toalla camino al closet en busca de ropa pero detuve mis pasos cuando pasé frente al espejo. Ahí estaba yo y esa enorme cicatriz en mi pecho.
Pasé mi dedo índice con cuidado delineando esa cicatriz que me recordaba tantas cosas.

Mi tío...

Había estado al pendiente de mí todo este tiempo. Desde que llegué de Maracaibo hasta el día de hoy.
Yo quería regresarme a mi tierra pero mis tíos no me lo permitieron, y es que, no quería seguir viviendo bajo el mismo techo que mi tío Marcos. Bajo sus reglas.
Tampoco quería que por la pelea que tuvimos se forme una ambiente tenso y menos para él, quien es el dueño de todo esto.

Pero no me permitieron regresar a Maracaibo, querían seguir ayudándome en mi recuperación y en todo lo necesario para que esté del todo bien.

Toc toc

Escuché la puerta

—Ya voy, estoy terminando de vestirme— abrí el closet y busqué que ponerme.

—¡Soy yo!— abrí mis ojos de par en par al escucharlo. Me coloqué lo primero que vi y me apresuré a abrirle—. H-hola— me mostró una tímida sonrisa

—Si te envió mi tía dile que...

—No... ella no me envió por ti— pasó al cuarto y se sentó en la cama—. Vine antes de que bajes porque quería entregarte esto— extendió su brazo con una bolsa de regalo. Fruncí el ceño y él sonrió—. Ya, agarralo

Le hice caso y lo agarré, abrí la bolsa. Era un cuadro. Era muy evidente pero no sabía de qué o quien. Cundo le di vuelta me solté a llorar aún más

—Yo... esa es la razón por la que me perdí todo el día de ayer— dijo Lisandro cuando vio que yo no podía ni hablar—. Me comentaste sobre esa foto— sonrió—. Pero quise hacerle unos cambios

—Li... esto es... ¡muchas gracias!— lo abracé

—¡Feliz Cumple!

El cuadro era una pintura de mi familia. Esa que mi mamá me mostró una vez y en dónde yo solo era un bebé. Pero, aquí no era un bebé.

Mis padres salían a mis costados, abrazándome. Mi mamá sonreía a la cámara, yo también pero, mi padre salía observándonos a los dos. Con una sonrisa enorme

—Que bueno que si te gustó— dijo estando sentado junto a mí en la cama. Yo  no dejaba de ver el cuadro—. No sabía si estaba bien regalarte algo así...

—¡Claro que está bien!— le sonreí—. Li, es el mejor regalo que e recibido en toda mi vida. Y conste que mi padre me regaló esa hermosa guitarra eh— dije señalándola. Lisandro sonrió sonrojado—. Enserio, muchas gracias— dejé el cuadro a un lado y lo abracé de nuevo—. ¿Puedo darte un beso?—asintió remojando sus labios en un acto de nervios. Le sonreí viéndolo a los ojos y uní nuestros labios en un suave y lento beso

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⏰ Last updated: Dec 21, 2023 ⏰

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