08

43 29 0
                                    

El alma volvió a mi cuerpo cuando pude lograr que Lisandro abriera sus ojos. Apenas me vió me abrazó quebrándose en llanto. No quise preguntarle qué había pasado hasta que pudiera hablar estando más tranquilo.
No les puedo mentir que cuando lo vi así me preocupe aún más y me desespere al no saber que hacer para que reaccionara. Recordé que el alcohol ayuda así que busqué por todos lados hasta encontrarlo y pasárselo por la nariz. Esta era mi única opción no tenía nada en mente y no es que sea un idiota pero es que nunca e sabido pensar muy bien en situaciones cómo estás.

—Las cosas que se rompieron... pro-prometo pagarlas, no te preocupes por eso

—Aquí lo de menos es eso, lo verdaderamente importante es saber si te encuentras bien. ¿Te sientes bien para hablar conmigo?— asintió limpiando sus lágrimas

—Hablé con Sebastián

—¿En que quedamos Lisandro?, en no aceptarle llamadas ni...

—¡Está aquí!— salieron de nuevo lágrimas deslizándose por su rojizo rostro—. V-vino por m-mi

—Yo sé que es mucho esto que te voy a pedir pero, ¿puedes tratar de calmarte?— limpie sus lágrimas y le di la seguridad que merecía—. Ese imbecil no te hará daño, eso dalo por hecho

—Pues, eso ya lo hizo— vio a otro lado y me percaté de esa marca alrededor de su cuello

—Li...—me observó—, ¿que fue lo qué pasó aquí?— bajo la mirada— ¿que te hizo?

—Me gusta eso, que me llames Li

Sigues sin responder— inhalo y exhalo

—Todo pasó muy rápido. Había ido por algo de beber a la mesa y alguien llegó diciéndome que me buscaban, fui y era él. No se portó grosero ni nada, solo me pidió hablar y... lo traje aquí

—Confiaste en él

—Soy un idiota

—Nonono— me incline para estar a su altura—, no eres ningún idiota, el idiota es él.

—Quiere que regrese con él... yo no quiero, Jairo— pude notar el miedo en sus ojos que ya no eran verdes sino color café. Me confundí un poco porque desde que le conozco lo e visto con el color de ojos verdes y ahora trae otro. Sacudí mis pensamientos estupidos y me concentré en lo verdaderamente importante—. M-me amenazo y sé que es capaz de cualquier cosa y-yo aunque no quiero t-tengo que...

—No a ver— me senté en la cama frente a él—, tu no te puedes ir, no te vas de aquí con él, yo no lo voy a permitir

—Es que tú no entiendes él...

—No me importa, si es de enfrentarme con él lo voy a hacer pero de aquí no te vas y menos con él. Es más, debe de seguir por aquí, lo buscaré y...

—¡NO!— impidió que me pusiera de pie—. No me dejes solo, por favor— suplicó—. Quédate conmigo— no pude negarme a su mirada suplicante. Ya mañana será otro día en el que con más calma pueda buscarlo y echarlo de aquí—. Yo estaba intentando grabar un video para mi canal de YouTube antes de irnos a la playa y se me olvidó apagarla

—¿Se grabó todo?

—Creo que sigue grabando— vió al frente y yo desvíe mi mirada a donde él observaba. La cámara seguía ahí, grabando y a nada de apagarse. Se colocó de pie y fue hasta ella para verificar todo y pasarlo a su laptop. Lo seguí—. Yo no quiero que veas— me dijo al levantar la mirada—. Me da vergüenza

—Si no quieres que vea, está bien pero no debes de sentir vergüenza— frote su hombro y me alejé pero a los pocos segundos dejó eso de un lado y se acercó hasta donde yo me encontraba—. ¿Ya?— pregunté sorprendido

Junto a ti, siempre Where stories live. Discover now