Aegon el Mayor II

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Año 132 d.C.

— ¡Padre, esto...es...increíble!

Aegon no podía estar más de acuerdo con su hijo. Volar en dragón era increíble. Los humanos no estaban hechos para volar, pero esas bellas criaturas les permitían alzar vuelos y ver el mundo de otra forma. Le hacía sentirse poderoso y también libre, que no había que lo encadenara.

Otro dragón rugió al lado. Lo reconoció como Sueñafuego, el dragón celeste de su hermana y ahora también esposa Helaena. Mientras él montaba junto con Jaehaerys en el dragón dorado Fuegosol, Helaena hacía lo mismo con su hija Jaehaera. Y por lo que veía, la niña parecía estar disfrutándolo tanto como su gemelo.

Los dos dragones sobrevolaron la Bahía de Aguas Negras, luego dieron dieron una vuelta a la ciudad, y después pasaron por la Fortaleza Roja. Decidiendo terminar el viaje, ambos dragones descendieron en las afueras de Pozo Dragón. Aegon bajó primero de Fuegosol y luego bajó a su hijo del dragón con cuidado. Apenas estuvo en el suelo, Jaehaera, vino corriendo en dirección a su gemelo.

Está raramente emocionada. No la culpo. Recuerdo cuando subí a Fuegosol por primera vez.

— Haerys, eso fue increíble.

— Si, Haera. Fue genial. ¿Papá, cuándo podremos volar con nuestros dragones? — Preguntó Jaehaera.

— Shrykos y Morghul son todavía muy pequeños para que puedan montarlos.

— Uhm. ¿No pueden crecer más rápido? — Dijo Jaehaerys.

— Cuando llegué el momento, habrá valido la pena. — Dijo Aegon.

— Pero hasta entonces pueden venir con uno de los dos, y estoy seguro que sus tíos también querrán sacarlos a volar en dragón. — Dijo Helaena.

Esto alegró más a los niños. Los cuatro caminaron en dirección a la salida mientras los Guardianes de los Dragones se encargaban del dúo de dragones. Los recibieron una mujer baja de cabello negro y ojos oscuros, Lyra, la nana de Maelor, quien se encontraba en sus brazos, y estaba acompañado de Sir Willis Fell, un hombre de cabello castaño cubierto por el casco y ojos azules.

— Bienvenidos a tierra, mis Príncipes.

— Relájate, Fell, los cuatro estamos bien. ¿Ves? — Dijo Aegon mientras Helaena tomaba a Maelor en sus brazos.

— Con lo cual estoy agradecido. Si algo les ocurre mientras vuelan, la Princesa Regente me mataría.

Desde hace un par de años, su padre había empeorado bastante, y por recomendación de Orwyle y Tyland Lannister, había nombrado a Rhaenyra como Princesa Regente. Ahora su padre ni siquiera podía pararse y era Rhaenyra quien gobernaba en realidad.

Subieron a los carruajes y partieron hacia la Fortaleza Roja. Llegaron y caminaron en dirección a sus cuartos.

— Vamos a tener que darnos un baño. — Dijo Helaena.

—¿Por qué? — Dijeron los gemelos al mismo tiempo.

— Olemos como dragón y tenemos que visitar al abuelo después.

Los niños fueron llevados por sirvientas a bañarse a regañadientes, y Helaena y Aegon hicieron lo mismo en sus habitaciones. Luego, Aegon se puso ropa adecuada, de color negro, y salió de su habitación para reunirse con Helaena y sus hijos. Los cuatro caminaron con dirección al cuarto del rey. Sir Erryk y Sir Arryk cuidaban el cuarto y ellos les dejaron pasar. El cuarto olía a incienso y estaba lleno de mantas colgadas, con la maqueta de Valyria, mantenida por Aemond y Helaena, ocupando una parte considerable del otro lado del cuarto. Ellos pasaron por las cortinas y llegaron a la cama, donde el rey yacía.

Danza de Azul y Negro (HOTD)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum