Rhaenyra III

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Rhaenyra abrió los ojos, luego los cerró, la luz del sol indicaba que ya era mañana y tenía que empezar otro día de labor.

— Hola. — Saludó Rhaenyra a su esposo.

— Hola — Respondió Daemon sonriendo.

Rhaenyra besó a Daemon. Así eran todas las mañanas. Daemon y ella se levantaban temprano juntos, desayunaban con su familia y luego iban a cumplir sus respectivas funciones. Daemon como Comandante de la Guardia de la Ciudad y Rhaenyra como Princesa Regente. En ese momento, alguien tocó la puerta.

¿Qué raro? Es bastante temprano.

— Adelante.

El Gran Maestre Orwyle y el Maestre Gerardys entraron en la habitación. Cuando Rhaenyra se había vuelto Regente, Daemon había propuesto que Orwyle "tuviera un accidente" para reemplazarlo con Gerardys, pero Rhaenyra se había negado, diciendo que de todas formas la Ciudadela les mandaría un maestre que no sería Gerardys. Sin embargo, habían acordado que Gerardys se quedaría como el maestro y curandero de los hijos de la pareja y de sus hijos, ya que Daemon confiaba en él.

— Buenos días, Gerardys, Orwyle.

— Buenos días, Princesa. — Dijo Orwyle

— Buenos días. — Saludó Gerardys.

— Es raro que vengan tan temprano. ¿No vienen a vestirnos, no? — Intervino Daemon.

Ambos se miraron brevemente y se pusieron nerviosos.

— ¿Ha pasado algo? ¿Cómo está mi hermano?

Orwyle miró a Gerardys.

— Es preferible que tú se los digas.

Gerardys miró a ambos.

— Mi Príncipe, princesa, el rey Viserys...falleció en su sueño anoche.

No.

— Realmente lo sentimos por su pérdia. Nuestras oraciones están con ustedes.

Padre, no, no, no puedes haberte ido.

Rhaenyra sentía como si miles de dagas le atravesaran todo el pecho y el estómago. Le dolían sus ojos, y luego empezó a sentir que se mojaban. La cabeza le dolía y su cuerpo temblaba. Ayer sabía que lo más probable es que cuando despertará su padre estaba muerto, pero escucharlo era mil veces peor de lo que se imaginaba. Rhaenyra abrazó a Daemon y dejó que las lágrimas fluyeran buscando consuelo, Daemon correspondió el abrazo, también adolorido. Ambos habían conocido a Viserys toda la vida y ahora a partir de ese día, ya no lo verían jamás.

Rhaenyra lloró por un tiempo que se sintió eterno y luego miró a ambos maestres. Sus ojos estaban rojos y aún lagrimeando cuando llamó a Sir Lorent Marbrand, el Guardia Real encargado de vigilar las afueras de su habitación.

— Llama a un guardia. Quiero que mis hermanos, todos mis hijos, la Reina Alicent, y la princesa Rhaenys estén aquí lo más pronto posible.

— De inmediato, Princesa.

Después miró al Gran Maestre.

— Llama a una reunión de emergencia del Consejo Privado, en una hora.

— Sí, Princesa.

— No. Es "Sí, Alteza".

Orwyle la miró con aprobación. Gerardys y él se inclinaron y se retiraron. Rhaenyra llamó a los sirvientes y ellas ayudaron a Daemon y Rhaenyra a vestirse. Luego de que se retiraran, llegaron primero Rhaenys y Corlys, preguntando qué es lo que pasaba. Rhaenyra les dijo que lo sabrían cuando todos vinieran. Uno a uno fueron llegando, Alicent, Jacaerys, Lucerys, Joffrey, Baela, Rhaena, Aemond, Daeron, Aegon y Helaena.

Danza de Azul y Negro (HOTD)Where stories live. Discover now