Aegon el Mayor III

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Sir Rickard Thorne abrió la puerta de la habitación de su madre. Helaena, sus hijos y él entraron. En la pared del fondo había un cuadro del Faro en Antigua y cerca a ella un espejo largo de forma ovalada, al lado derecho estaba el armario de su madre, y a la izquierda, estaba la cama de su madre, con una mesilla al lado y encima de la mesa, el símbolo de la Fe de los Siete. La habitación se sentía caliente, y él esperaba que su madre sintiera también ese calor.

Su madre estaba echada en la cama, vistiendo un vestido invernal de color azul oscuro, leyendo un libro. Ella escuchó la entrada de ellos y los pasos y levantó la mirada y sonrió.

— Hijos, nietos. — Dijo alegre.

Al tercer día de la Fiebre Invernal para su madre, su rostro había recuperado un poco del color. Orwyle decía que estaba mejorando un poco, por lo menos con respecto al día dos.

— Saludos, madre. ¿Cómo estás sintiéndote? — Saludó.

— Saludos, madre. — Dijo Helaena.

Sus nietos también saludaron a su abuela.

— Hola. Me estoy sintiendo mejor. De hecho su presencia me hace sentir mejor ahora.

Jaehaera, que usaba un vestido invernal de color amarillo, se acercó y le dio un ramo de rosas azules para su abuela.

— Para ti, abuela. Son de mi jardín.

— Gracias, Jaehaera. Están muy bonitas.

— Gracias, abuela. Me esfuerzo en cultivarlas.

Al igual que Helaena tenía un gusto por los insectos, Jaehaera tenía una fascinación con las plantas. Jaehaera tenía un pequeño jardín en el balcón de su habitación.

— ¿Qué lees, abuela? — Preguntó Jaehaerys notando el libro.

— Un libro sobre la llegada de los Ándalos. De hecho, recién estaba empezando, estaba leyendo sobre la Batalla de las Siete Estrellas.

— ¿La qué? — Preguntó Maelor.

Aegon se preguntaba lo mismo.

— La Batalla de las Siete Estrellas. Tras siglos de lucha, fue la batalla que definió quién controlaría el Valle. Los Ándalos atacaron seis veces sin poder romper las líneas de los Primeros Hombres, pero al séptimo intento lo lograron. Para el final de la batalla el último Rey de la Casa Royce yacía muerto y los Arryn se volvieron Reyes de la Montaña y el Valle. — Dijo su madre.

— La llegada de los Ándalos. Los Hightowers prefirieron negociar con ellos que luchar contra ellos, ¿no es así? — Dijo Helaena.

— Lord Dorian prefirió repudiar a su esposa y aceptar a una princesa ándala.

— ¿Por qué haría algo así? — Preguntó Maelor.

— No es nada romántico. No hay fuentes que decían que la amaba, solo lo hizo por política. Su hijo con la esposa que repudió fue quien heredó las tierras de Antigua. — Continuó su madre.

— Si me casara alguna vez, prometo no hacer eso. — Dijo Jaehaerys.

— Yo prefiero no casarme. — Dijo Maelor.

— Honestamente, Aegon es agradable. Dudo que alguna vez haga eso. — Dijo Jaehaera.

— Si hace eso, le daré una paliza tan grande que se olvidará quién es. — Dijo Maelor.

— Normalmente no estaría de acuerdo con golpearle, pero esta vez estoy de acuerdo. Derroté unas veces a Viserys en combate, solo es cuestión de tiempo para que derroté a Aegon. — Dijo Jaehaerys.

Danza de Azul y Negro (HOTD)Where stories live. Discover now