7 | «No soy tu amigo»

622 71 17
                                    

Lena me hace una seña indicando que sonría y yo lo hago con falsedad entornando los ojos para dejar claro que no estoy de acuerdo con esto. No me parece que tengamos que venir al bar a escuchar tocar a cada habitante de la ciudad que quiera iniciar en la música; fue poca la gente que nos apoyó cuando nosotros quisimos hacerlo y no porque ahora nos vaya bien significa que tenemos que ser la Madre Teresa de Calcuta con todos. Sonará egocéntrico, pero que estemos aquí hace que más gente venga al bar y eso lejos de beneficiarnos, solo ayuda a Jefferson y a la banda o solista que esté en el momento, lo que si lo pensamos desde el lado profesional, no nos conviene.

Todos estamos agradecidos con Jefferson por habernos dado la oportunidad de presentarnos aquí, pero debemos reconocer que nunca fue un buen jefe y que más de una vez estuvo por despedirnos solo porque Phebe se negaba a tocar y nosotros usábamos una pista de piano para reemplazarla.

—¿Cuándo vamos a poder irnos? —pregunta Mike codeando a Phebe y ella le da un golpe en el brazo.

—Tenemos que quedarnos hasta que terminen, esta creo que es la penúltima canción, solo sigan sonriendo y finjan que les está gustando —rueda los ojos—. Sepan comportarse como adultos cuando es necesario.

—Es que esto es una tortura —señala al escenario acostándose por encima de la mesa—. ¿Estás escuchando la letra?

Ni siquiera yo jugando FIFA contra alguien random al otro lado del mundo digo tantas obscenidades sin sentido como estos tipos en sus canciones.

—¿En serio esperabas que fuera buena? —pregunta Abraham y Mike ni siquiera le dirige la mirada—. O sea —Ahora nos habla a todos mientras pasa su mirada de uno a otro—, nadie que haya cantado esta noche se metió en esto porque le guste, lo hicieron porque buscan fama.

No dudo que quizá para algunos, que nosotros estemos pegándola con la música, los impulsó a atreverse a iniciar en ella, pero Abraham tiene razón, la mayoría solo está buscando un golpe de suerte que no va a llegar jamás si no le ponen empeño.

—El chico por el que vinimos ya cantó hace rato —digo señalando con el índice a la banda que está en el escenario—. Esta banda es de Bell Mountain y tienen como quince mil seguidores...

—Entonces no tenemos que quedarnos —Mike se pone de pie negando con la cabeza—. Yo me marcho.

—Mike —Lena lo mira con los ojos muy abiertos—. Les queda una sola canción nada más, el tío John nos pidió que siguiéramos igual que hasta ahora y eso significa apoyar a los demás aunque no nos guste lo que hagan. A veces es necesario ser un poco hipócrita.

—Tengo el culo aplastado de todo el rato que llevo sentado escuchándolos —le da un beso en la cabeza y luego finge una sonrisa—. Me voy a la barra, este juguito de fresa ya me tiene harto.

Me pongo de pie y miro a Lena encogiéndome de hombros. Llevamos dos horas sin movernos y aunque de verdad he intentado poner mi mejor cara, ya comienza a notarse en mis gestos que no quiero estar aquí y que tampoco puedo seguir fingiendo que sí.

Sigo a Mike hasta la barra y gracias a que me demoro algunos segundos siendo retenido entre la multitud para cuando llego él ya tiene un vaso de whiskey a su lado esperando a que lo beba.

—Ni siquiera son tan buenos —murmura con el vaso a la altura de su boca—. Maldigo a Lena por hacer que nos quedemos.

—Phebe está de su lado —comento dándole un sorbo a mi bebida.

—Y aunque intente demostrar lo contrario —mira por encima de su hombro en dirección a la mesa—, Abraham también las apoya.

—Solo busca que Lena lo perdone —ruedo los ojos.

Las canciones que quiero dedicarte [✓]Where stories live. Discover now