11 | «¿Lo tenemos?»

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 —Baja dos tonos donde dice if only we couldn't look over our shoulders... —Phebe señala una parte de la letra escrita en el cuaderno de Mike—, mira, aquí. Eso es lo que necesita para que sea perfecta.

Mike comienza a tocar y Abraham se le suma con su voz. Al acabar la estrofa los cinco nos miramos sonriendo y asentimos a la vez como si estuviéramos coordinados por una máquina. Hoy ha sido un día bastante productivo; en la mañana acabamos la canción en la que llevábamos semanas atrapados y ahora estamos poniéndole melodía a una nueva letra.

—¿Vamos otra vez desde el inicio? —Lena se pone de pie y toma su bajo.

Todos nos acomodamos y tras mi conteo con las baquetas comenzamos a tocar. Al acabar volvemos a asentir, ahora más que nunca, seguros de que lo que tenemos es perfecto.

Phebe apaga su teclado y sale de detrás de él tronándose los dedos de las manos—. La melodía está lista, nos queda... bueno... el estribillo.

Ignorando sus palabras, dejo las baquetas sobre el paila y me siento en uno de los sofás de tela antes de que alguno de los chicos me lo robe. Cuando me mudé de regreso a casa de mamá, decidí que algunas cosas no iban a irse conmigo y dentro de ellas estaban los sofás de tela; no es que no me gusten, al contrario, son extremadamente cómodos, pero aquí iban a ser de más utilidad que guardados en el garaje de la casa acumulando polvo.

—Falta una semana para la reunión con la disquera. Tenemos que apresurarnos. —Abraham se sienta sobre la alfombra en medio de los instrumentos y luego simplemente se deja caer hacia atrás viendo fijamente al techo—. Yo estoy agotadísimo, ¿creen que podamos seguir mañana?

—A mí me duele la espalda —se queja Lena masajeándose las lumbares.

—Quizá nos venga bien relajarnos. Si solo nos queda el estribillo, podemos permitirnos dejarlo para mañana —Mike empieza a revolver dentro de su mochila con una sonrisa curiosa en sus labios.

—¿Se dan cuenta de que todo este tiempo Harry nos estuvo mintiendo? —Abraham gira su cabeza hacia mí y yo frunzo el ceño sin saber a qué se refiere—. La letra que escribiste es hermosa, hermano.

—No sé escribir canciones —Phebe imita mi voz con un tono de burla—. Mentiroso.

—Eso era antes —Lena me mira sonriendo—. Hay que comprenderlo, Melody lo inspiró —ríe a la vez que se sienta junto a Abraham copiando su pose—. Ahora vas a tener que juntarte con ella y darnos el estribillo.

—Ya quedamos de acuerdo que vamos a escribirlo entre todos —me cruzo de brazos.

Además, aunque quisiera, siento que no podría volver a meterme en esa canción. El Harry que escribió esas palabras estaba confundido, triste y temía perder a la chica que ama; este Harry de ahora mismo sabe que nada puede separarlo de ella, no mientras ninguno de los dos así lo desee.

El sonido de cristales chocándose hace que todos miremos a Mike que saca de su mochila dos botellas de whisky y un porro. Los cuatro compartimos miradas que van desde la preocupación a la sorpresa; la última vez que nos fumamos uno, Mike acabó orinando las plantas del vecino de Lena porque según él se estaban prendiendo fuego y esa era la única forma de evitar que se esparcieran las llamas.

—No deberías fumar eso —Lena arquea una ceja cuando él le pasa una botella—. Cada vez le meten más porquería a la hierba.

—No te preocupes —destapa la otra botella y me la pasa—. Es medicinal.

—Compadezco a Harry que tendrá que llevarlo a su casa más tarde —Phebe camina hacia mí con otro sofá y lo deja al lado del mío para después dejarse caer de espaldas en él.

Las canciones que quiero dedicarte [✓]Where stories live. Discover now