PARTE 4 - BUSCANDO UNA MANERA DE SALIR DE ESTA CASA

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(Capítulos 7 y 8)

- Jajaja.

Irene se rio de lo ridícula que era la situación.

La forma en que Irene fue ignorada tan fácilmente, sus sentimientos pisoteados y sus problemas ignorados, fue un completo ridículo.

Eran su familia, pero, aun así, no se preocupaban por ella en absoluto. Podría decir que durante toda su vida la trataron más como a una outsider que a una hermana y una hija.

Estoy acostumbrada, estoy acostumbrada a que me traten así.

Irene sabía en el fondo de su corazón que, desde el principio, nadie estuvo de su lado en esta casa. Sin embargo, ella se había aferrado a esa pizca de esperanza y había hecho la vista gorda ante la situación. Después de todo, aunque nunca actuaron como tal, seguían siendo su familia y, para Irene, eran las personas más cercanas que conocía.

- Irene, ahora que se ha aclarado el malentendido... Oye, ¿A dónde vas?

El Conde Chase se sorprendió al ver a Irene levantarse y salir del comedor sin dudarlo.

Irene podía oír su voz gritando su nombre desde atrás, pero lo ignoró. Por primera vez en su vida, les había hecho a ellos, lo que le habían hecho a ella toda su vida.

- Señorita...

Su doncella personal, que estaba esperando afuera del comedor, la persiguió con expresión de sorpresa.

- ¿Qué sucedió con la comida?

Preguntó la doncella curiosa.

- No tengo ganas de comer. Además de eso, ¿Tengo algún programa preparado para salir hoy?

Le preguntó a la doncella.

- ¿Qué? Oh, creo que no tiene ningún programa para hoy.

Dijo la doncella rápidamente.

- ¿Qué tal las invitaciones y las cartas para mí?

Volvió a preguntar Irene.

- Volveré y lo buscaré.

Dijo la doncella.

Al escuchar esa respuesta, Irene se detuvo y miró a la doncella, su rostro estaba helado.

Para una criada, empleada de esta noble casa, actuar con prontitud y realizar todas las tareas diligentemente era una obligación.

Por lo tanto, las cartas e invitaciones deberían haber sido entregadas a su propietaria apenas llegaran, sin necesidad de previo aviso. Sin embargo, esta doncella nunca le había entregado las invitaciones y cartas correctamente.

No fue porque Irene no estuviera interesada en las invitaciones y cartas que llegaban, sino más bien porque a las criadas les resultaba molesto el proceso de clasificar y entregar las cartas. La menospreciaban y, a pesar de ser su ama, no sentían ni una pizca de respeto por Irene.

Irene tampoco había prestado mucha atención a ese asunto antes, pero ahora era un caso diferente. Ya no quería preocuparse por la gente que la ignoraba.

- Ordena todas las cartas e invitaciones que llegaron antes y entrégamelas mañana por la mañana.

Ordenó inmediatamente.

- ¿Qué? ¿Todo ello?

Preguntó la doncella de Irene, desconcertada por la repentina demanda. La sorpresa estaba escrita en su rostro mientras miraba boquiabierta a Irene, como un pez fuera del agua.

Fue porque Irene era la hija mayor de una familia condal, por lo tanto, la cantidad de cartas que recibió fue sin duda numerosa. Por lo tanto, la criada tuvo que ir rápidamente y trabajar sin parar para clasificarlas todas, si quería entregárselas a Irene a la mañana siguiente.

LA AMABLE HERMANA MAYOR YA NO EXISTEWhere stories live. Discover now