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Los chicos estaban reunidos esperando que llegara TN y Jungkook del aeropuerto. Les escribió diciéndoles que no se les ocurriera huir, que quería que la conocieran.

—¿Quién ha conocido ya a la tal TN? —preguntó Hobi.

Estaban sentados unos al lado de los otros en la sala donde descansaban algunas veces dentro de la compañía. Ya se había ido todo el mundo menos ellos. Mejor que no hubiera testigos del encuentro.

—Yo —levantó la mano Tae y habló con voz fuerte— y tengo que aclarar que es una chica bastante guapa, sus ojos son muy grandes y hermosos, la vi al terminar uno de nuestros conciertos, estaba en el pasillo que daba a los camerinos con la hija de la maquilladora de Yoongi, por lo que sé son amigas.

—Tae tiene razón, es la amiga de la hija de la señora Choi, y de lo de guapa es cierto, JK no tiene nada de tonto —aclaró Yoongi.

—Entonces así es que le salen corazones de los ojos a Jungkook, se ve jodidamente nervioso —sonreía Namjoon.

Las puertas se abrieron y todos miraron a la vez.

—Hola, ya estamos aquí —dijo Jungkook poniéndonos delante de ellos.

Sin embargo TN se había quedado tiesa y petrificada tres pasos atrás

Dios del cielo, eran BTS, eran sus OT7 los que ella escuchaba a todas horas, los que iban a lanzar PROOF en unos días.

Se le secó la boca y se le cerró la mente y el entendimiento.

Jungkook no se percató que la había dejado rezagada tras suya.

—Ésta es TN chicos —dijo todo contento y miró a su lado pero se dió cuenta que estaba solo.

Volteó rápido y cuando vio el miedo en sus ojos, fue rápidamente a su lado.

—Joder...¿Estás bien?, ¿Qué haces ahí parada? Ven conmigo, no tengas miedo —entrelazó su mano con la de ella y tiró como si todo fuera tan sencillo, como si ella pudiera comportarse tan sencillamente normal.

Los demás sonreían por verla tan desconcertada, estaba tan bonita con esas mejillas rojas por la vergüenza que entendieron porqué Jungkook se había encariñado con ella.

—Ella es TN y quiero deciros que me gusta mucho, que espero que todos la tratéis bien —Jungkook apretaba su mano para intentar parar el tembleque que se le había instalado en el cuerpo.

No sabía si estaba respirando, claro que lo hacía sino habría muerto asfixiada. Pero es que le costaba meter aire en los pulmones. ¿Como debía comportarse? ¿De qué debía hablar?

—Hola TN, soy Tae y espero que seamos buenos amigos, no tengas miedo, tranquila mujer —tan cariñoso y tan guapo pensó ella. Estaba vestido con pantalón de pinzas claro y una camiseta oscura. Su pelo revuelto era su debilidad.

—G..Gracias, lo tendré en cuenta —le respondió tan bajito que Jungkook le dió un beso en la mejilla para que no estuviese tan asustada.

Ella lo miró y el color de su cara cogió un nuevo nivel de rojo.

Uno a uno todos se fueron presentando.

—Hola soy Jin —le guiñó el ojo.

No sabía el porqué pensó que iba a lanzarle un beso de forma sexi. Pero comprendió que no lo haría, ya que no estaban actuando encima de un escenario, y eso, lo guardaba para ese entonces. Eran solo eran siete hombres queriendo conocerla.

Jin era alto, más que ella, bueno el único en realidad que parecía un poco de su estatura era Park Jimin. Sus labios la impresionaron, sabía que destacaban en su bello rostro y desde cerca eran todavía más bonitos.

—TN encantado de que estés aquí, si necesitas algo me lo dices que no dudaré en ayudarte —le dijo Hobi todo risueño y ella suspiró al verlo tan encantador y guapo.

—Yo soy Jimin, estamos muy ilusionados porque JK nos traiga al fin a una chica —dijo eso y Jungkook lo atravesó con la mirada—. Siempre que necesites desahogarte de sus estupideces estaré ahí para tí.

Jimin era un sol, esa sonrisa con esos labios seductores la hicieron delirar.

—No tendrá que acudir a tí, así que no te preocupes por nada, solo hazle la vida fácil y todos contentos —le dejó claro Jungkook.

Ella volvió a mirarlo y pensó que le estaba gustando la protección que le estaba demostrando.

—Estamos aquí para lo que necesites, siempre serás bienvenida —le habló Namjoon y ella tragó fuerte, era tan imponente y guapo, tan fuerte y además el líder de todos y por eso se puso más nerviosa aún.

—Gracias, no sabes lo ilusionada que estoy de conocerte. Sé que tu coeficiente intelectual es muy alto, y eso me fascina —se puso contenta hablándole.

—Mira que te dije que estudiaras más, que los tíos listos atraen más a las tías —se adelantó a decir Jin mirando a Jungkook.

—¿Queréis dejarlo ya? —se desesperó él—. Solo era decir hola y ya está, ¿Porqué tenéis que sacar todas las tonterías ahora?

Se enfadó y todos intentaron no reír. Miró luego a Yoongi que era el único que no había hablado.

—Termina venga, y a ver lo que le dices —ya se había cansado del comportamiento tonto que tenían. Y encima quedaba el que menos debía hablar según él por ser quién era para TN.

Y es que en realidad la tenia super nerviosa, había pasado nueve años de su vida -desde el debut- admirando esa sonrisa suya que dejaba ver esos dientes que la volvían loca, esa sonrisa con la que soñaba por las noches en soledad. Además estaban sus ojos rasgados endemoniadamente felinos y su comportamiento seco que lo hacía más seductor todavía. ¿Quién no caía a sus pies sin poder remediarlo?

—Y quedo yo —puso Yoongi su sonrisa torcida y Jungkook lo miró con el ceño fruncido.

—Mira mejor no te presentes que ya te conoce —pegó Jungkook a TN a su cuerpo cogiéndola por la cintura.

—Tan celoso por favor —le dijo Suga con una risa— que no te la quitamos idiota.

—Por si las moscas —dijo el otro que apretaba a TN con fuerza.

Ya estaba ella sintiéndose molesta por la situación.

—Bueno chicos dejar las bromas que la estáis asustando —llegó hasta ellos Nam—. Quería decirte algo antes que se me olvide —tocó el hombro de Jungkook— tienes que irte dentro de dos días a Nueva York, son órdenes de la empresa.

¿Ahora que venía ella a Corea, tenía que irse él?

—¿Y eso? ¿Porqué? —dijo molesto.

—Quieren que grabes algo antes de que vayamos a la Casa Blanca.

¡Madre mía! TN escuchó Casa Blanca y le dolió el estómago. Eso era muy importante para cualquier cantante.

¿Pero cómo iba a ser ella la chica de un BTS? Con lo importantes que eran por Dios, ella no era nadie, solo una estudiante universitaria sin dinero y que intentaba ser doctora para encontrar un trabajo en el futuro.

—¿Qué te ocurre? —le preguntó JK mirándola a la cara—. Te estás poniendo tan blanca como la pared...

 Te estás poniendo tan blanca como la pared

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