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—Hola —le dijo Jungkook al verla en la acera donde lo esperaba.

Había bajado la ventanilla de su coche y la miraba desde el interior con una sonrisa. Sabía lo que iba a ocurrir y se sentía nervioso. Tanto que se parecía a su primera vez. Pero seguro que nada tenía que ver porque ella no era...esa indeseable. No tenía ni que haber pensado en tal barbaridad.

Movió su cabeza para alejar esas imágenes.

TN le sonreía, abrió la puerta del coche y se subió nerviosa pero decidida. Cerró la puerta y lo miró.

—Hola.

—Un día de éstos harás que muera —le contestó él como saludo.

—¿Porqué dices eso?

—Porque últimamente solo pienso en...y creí que tú... déjalo. Estoy nervioso.

Ella suspiró.

—Joder... —blasfemó Jungkook.

—Perdóname —se disculpó TN— es que me cuesta creer en las personas. Y en mí misma también. Es difícil de explicar.

—Dejémoslo...

Jungkook se acercó y la besó, la empujó en el asiento para poder acoplarse mejor a su boca.

Ya se había vuelto en su maldita obsesión.

Se separó jadeando como lo estaba ella.

—En mí puedes creer, te prometo que no te haré daño, confía en mí. Déjate llevar.

Se separó para agarrar en volante. Debían salir a la carretera.

Lo que iba a ocurrir entre ellos era algo normal a su edad. Los dos lo deseaban. Pero el problema estaba en que él no era un hombre cualquiera.

No podía ir al apartamento porque no estarían solos, vivían los siete juntos. Y ella estaba parando con Hiari y la señora Choi.

Tampoco era buena idea pensar en un hotel, al ser famoso y cotizado por muchas mujeres y hombres, donde fueran sería reconocido, estar acompañado por alguien sería un gran titular en la prensa y redes sociales. Si hubiera una simple foto ardería y colapsaría el mundo del espectáculo que parecía que no podían verlo con una chica.

Ideó una alternativa.

Conocía el lugar perfecto, en las afueras su hermano tenía en propiedad una pequeña casita de campo, le había dicho abiertamente que iba a llevar a alguien y que la necesitaba.

Se llevaban muy bien los dos, se querían. Tanto que en éstos días le había hecho Jungkook un regalo espectacular, le compró un apartamento en la zona más exclusiva de Seul valorado en 3,4 millones de dólares. ¿Así que como se iba a negar en dejarle la propiedad para que tuviera un poco de intimidad como cualquier hombre?

Aparcaron el coche a un lado de la casa y entraron sin decirse nada. El viaje lo hicieron en silencio.

Cuando ya estaban dentro TN miró a su alrededor y le gustó lo que vio, se notaba que la mujer que decoró todo tenía muy buen gusto. Parecía un hogar.

—Es de mi hermano.

—¿Eh? —lo miró cuando él estaba dejando su bolso negro en una silla.

—La casa. Es de mi hermano.

—Pues se ve genial, la decoración es muy hogareña.

—Han vivido aquí desde que se casaron. Son muy felices Hi y él.

—Ah...entiendo.

—Deja tus cosas aquí —le cogió el bolso del hombro y lo puso junto al suyo.

Después se giró y se acercó a ella. La cogió de la cintura con las dos manos.

ME ENAMORÉ DE UNA ARMY Where stories live. Discover now