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—¿Hechas de menos algo cuando estás dentro de tu mundo de artista? —le preguntó ella mientras miraban el fuego que crepitaba cerca de ellos.

Siempre se había hecho esa pregunta. ¿Serían felices al cien por cien?

Estaban los dos envueltos, cada uno, en una manta cerca del calor de la hoguera.

El live ya había acabado hace rato.

Jungkook soltó lo que no le decía a nadie.

—Tal vez pasear por la ciudad y comprar algo de comer en los puestos ambulantes, esa comida grasosa tiene muy buena pinta —dijo él bebiendo un poco de su copa y con la vista puesta en ella.

—Ya —ella sabía lo que le gustaba comer—. En cambio vas a los mejores restaurantes, a esos que yo jamás me podré permitir ni entrar —vio su sonrisa de desaprobación por lo que había dicho.

—Aunque pienses lo contrario, tú eres más afortunada. Yo jamás seré libre, estoy sujeto a un fandom al que adoro pero que creen que les pertenezco, a unos jefes que deciden sobre mí aunque a veces no esté de acuerdo con ellos, además de estar condicionado por los medios de comunicación que pueden hacerme mucho daño si se lo proponen, no les importa mis sentimientos —apartó la mirada para ponerla a la lejanía.

A veces se sentía superado por las circunstancias que lo rodeaban, pero no tenía el valor de contarlo. Cualquier trainers en Corea daría su vida por la que él había conseguido. ¿Cómo iba a quejarse?

—¿Te has arrepentido alguna vez de ser Idol?—se atrevió a decirle ella.

Habían decidido hablar sin secretos para conocerse mejor. Pero las preguntas de TN lo estaban incomodando, había estado demasiado tiempo escondiendo sus pensamientos. Y ahora le costaba sacarlos.

—¿Lo has hecho tú por estudiar la carrera de medicina?

—No, nunca —le contestó ella poniéndose un poco más erguida y más cerca de él—. Es mi pasión llegar a realizar intervenciones en un quirófano. Salvar vidas será lo mejor de todo.

—Pues ahí tienes mi respuesta, ¿Nos vamos a dormir? —se levantó y dejó su manta en un lado—. Estarás cansada —se levantó con el carácter cambiado. Ya no sonreía.

No era tan fácil como pensó, le dijo que iban a conocerse mejor, pero se había cerrado en cuanto tuvo que hurgar en sus pensamientos y necesidades.

—Claro —ella también se levantó—. Ha sido una noche maravillosa —él se había adelantado para ir hacia la cama y lo tenía de espaldas—. Jungkook —lo llamó al ver que no estaba bien— gracias por todo.

Él paró en seco, se quedó quieto, bajó su rostro y después de unos segundos, volteó a mirarla.

—Lo siento, perdón. Me dejé llevar por las cosas negativas que tiene mi fama —dijo con una sonrisa y restó la distancia que los separaba—. Gracias a tí por venir, has hecho que sea un día muy especial para mí.

Los dos pasaron juntos la noche en la cabaña, durmieron juntos.

En un principio, Jungkook soportó bien estar alejado de TN. Los separaba unos centímetros. No quiso moverse para no rozarla.

Pero hubo un momento que se despertó, la vio dormida de espaldas, y se dió cuenta que lo que tenía pegado a los muslos, era su trasero.

Tragó con la boca seca, el calor y el olor que desprendía TN lo encendió y le retorció las entrañas. Las ganas de tocarla fueron demasiado grandes.

¿Qué hombre no estaría sufriendo con tal situación?

Lo pensó y no fue lo mejor, porque sus pensamientos no eran nada buenos, así que se separó y miró al techo con una erección que le costó bastante bajar.

ME ENAMORÉ DE UNA ARMY Where stories live. Discover now