TU PIEL ES TAN SUAVE...

7.4K 470 5
                                    

Me quedé mirándola un rato más, jugando con su cabello un tanto despeinado. No mostró movimiento alguno. Definitivamente está durmiendo. Así que aproveché para levantarme e irme. Cerré con cuidado la puerta y me dirigí de nuevo al sofá.
Había sido una tarde un tanto extraña, no esperaba para nada esta "cita", creía que Sofí quería mostrar ya nuestra "relación", pero en su lugar prefirió venirse a mi apartamento a ver una película. ¿Extraño? Mucho, ¿Me desagrada? No tanto como pensaba. Pero me incomodaba un poco el hecho de saber que ella ahora descansaba sobre mi cama...¿Pasará aquí la noche? Oh, Dios, Daniel va a malinterpretar la situación... Y hablando del rey de Roma, se escucharon las llaves del apartamento. Madre mía,¿Ahora qué le digo? Iba a explicarle a Daniel que Sofí sólo se quedó dormida por la película, pero no conté con que no venía solo...

—Daniel...—jadeó la chica.

Daniel la tenía sujeta de la cintura y estaban besándose de una forma que ya ni parecía normal, prácticamente Daniel le estaba comiendo la boca a la chica. Yo carraspeé haciendo seña de que estaba presenciando tal acto que me gustaría eliminar de mi cabeza. Daniel se detuvo y me miró. Creí que se avergonzaría, pero no, puso una sonrisa ladina.

—Perdón.—me dijo para luego volver a mirar a la chica.

Tomó a la chica en brazos y la llevó corriendo al cuarto. No me importó e intenté borrar esa escena de mi cabeza, cuando recordé que en la habitación seguía Sofí... No tardó ni medio segundo cuando se escuchó gritar a Sofí. Salió rápidamente del cuarto, dando un portazo. Tenía la boca abierta como forma de "O", y prácticamente pálida, como si hubiera visto algo aterrador, que en parte lo era. Su mirada se cruzó con la mía.

—¿Has visto...?—señaló a la puerta.

—¿A esos dos animales? Cómo para no verlos.—rodeé los ojos.

—Dios, no voy a poder borrar esa imagen de mi cabeza ni con lejía.—se sentó junto a mí y frotó sus sienes.

—Yo tampoco.

Nos mantuvimos callados, ninguno sabía qué decir, lo único que se escuchaban eran los gemidos de aquellos dos, creo que eso incómodo bastante más el ambiente.

—Mejor me voy ya.—se puso en pie—. Prefiero no seguir oyendo a estos dos.

—Oh...

La seguí hasta la puerta.

—Pues...¿Gracias por la "cita"?—me encogí de hombros.

—¿De nada?—rio levemente ella y me siguió el juego.

No pude evitar reírme ante su reacción.

—Bueno. Te veo mañana.—sonrió.

—Claro.

Ella como siempre, besó mi mejilla.

—¿Por qué haces eso?

No pude evitar preguntar.

—¿Hacer el qué?—enarcó una ceja.

—Besarme la mejilla.

—Ah... No sé.—se encogió de hombros—. Me gusta. Tu piel es tan suave...—me guiñó un ojo y yo me sonrojé—. Luces como un tomate,¿lo sabías?—rio levemente.

—Ah, sí qué graciosa.—rodeé los ojos.

—Aunque no era broma...—murmuró.

—¿Qué?

—Que tengas buenas noches.—se despidió y se marchó corriendo.

—¡Ey!

Pero, ¿qué coño?

Fake loveWhere stories live. Discover now