FIN DE SOFÍ

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Me había paralizado ante su comentario y parpadeé muchas veces rápidamente.

—¿Qué?

—¿Qué quieres? ¿Dinero? ¿Un coche?

No mentiré cuando hubo un segundo en que lo planteé, pero regresé a la realidad.

—No quiero nada de eso.

—¿Cómo?

—¡No puedes comparar una vida humana con un mero papel!

—Ese "mero papel" es el que te puede pagar lo que quieras.

—¿Y qué? ¿Crees que Sofí es un objeto? La tratas como tal y como si se pudiera comprar.

Mi comentario pareció enfadarle aún más.

—No la estoy comprando. Te estoy ofreciendo algo a cambio de que la dejes en paz y pueda volver a mí.

—Sofí jamás volverá a tí. Asúmelo.

Él soltó una risa seca. ¿Cree que bromeo?

Yo ya estaba harto y abrí la puerta de la limusina para irme, pero él me agarró del brazo. Sentí como sus uñas se clavaban fuertemente en piel y empezaba a doler.

—Te lo advierto, es tu última oportunidad de aceptar esta propuesta.

—Se nota que eres de los tíos que no admite un "no" por respuesta. Así que lamentándolo mucho, tendré que rechazar tu "oferta".

—Entonces... Atento a las consecuencias, Alejandro García...

¿Cómo sabe mi nombre y apellido completo?

Tras intercambiar unas miradas asesinas, me soltó del brazo y yo salí pitando de allí. ¿Me había amenazado? Quería llegar a mi apartamento y cerrar todo con llave, incluso poner tablones de madera tapando las ventanas y la puerta, a lo película zombie. No tenía tablones de madera así que tan pronto llegué al apartamento, cerré todo con llave. A ver, no es que ese tipo me intimidara, pero si era rico, podría pagar cualquier cosa contra mí, incluso considero la idea de que contratará un sicario para matarme. No exagero, lo veo capaz. Me dejé caer en el sofá pensando en todo tipo de atentados que pueda hacer ese tío. Dios,¿Por qué me meteré en problemas? Quizá si no hubiera ido a aquella fiesta, no habría visto a Sofí ni habría intervenido en todo esto, pero a la vez me siento en paz sabiendo que la protejo de él. Y hablando de ella,¿Debería decirle que su estúpido ex prometido me había arrastrado para ofrecerme dinero a cambio de ella y que luego me amenazó? Lo correcto sería decírselo pero a la vez siento que si se lo cuento esto podría acabar muy mal... De momento me callaré.

A todo esto, alguien llamó al timbre. Temía por mi vida de que fuera el sicario. Sentí que se me encogieron los testículos. Con cuidado abrí la puerta y aquel dulce y pequeño rostro me relajó y mis testículos volvieron a su sitio. Sofí de nuevo vestía de manera casual como aquella vez en su edificio. Aquellas mayas que le marcaban el trasero... ¿En qué piensas, Álex? Dios, sueno como un pervertido.

—¿Qué pasa?

Ella levantó una pequeña bolsa. Dentro se hallaba la camiseta que le había prestado el día anterior. Eso me recordó que yo también la buscaba para devolverle su camisa.

—Gracias. Pasa, te daré tu camisa.

Ella se adentró y cerró la puerta.
Fui a buscar a mi mochila su camisa y se la devolví.

—Aquí tienes. Al final el maquillaje pudo salir—me encogí de hombros.

Sofí sonrió de oreja a oreja al ver su camisa limpia.

—¡Gracias!

Sofí me sonrió, pero tan pronto me miró, su sonrisa se le borró de la cara, ¿Qué le sucede? ¿Tengo algo entre los dientes? Ella dejó la camisa en la mesa y agarró mi brazo, tirando de mí. Se detuvo a observar algo fijamente... Ya supe qué miraba. Las marcas de Iván.
Ella levantó la mirada para verme y me miró seria.

—¿Quién te ha hecho esto?

Ella no sé cómo sabía la respuesta y esperaba que fuera sincero. No tenía escapatoria.

—¿Tú qué crees?

Ella me soltó el brazo y se levantó la camisa. Yo aparté la mirada, no quería ver nada indebido. Pero ella insistió que mirara. La camisa solo estaba levantada hasta la mitad de la cintura y en su espalda se veían claras las mismas marcas que yo llevaba en el brazo.

—¿Por qué te hizo Iván eso?—preguntó mientras bajaba su camisa de nuevo.

—Él...—pasé mi mano por mi cuello.

Mierda, no podía mentirle o acabaría peor de lo que podía estar. Ella se cruzó de brazos, esperando mi respuesta.

—Ash. Él me arrastró hasta su asquerosa limusina y me dijo que me daría lo que quisiera a cambio de romper contigo...

Sus ojos se abrieron como platos y su boca quedó en forma de "O".

—Tranquila. Dije que no, por eso me hizo estas marcas.

Sofí agachó la cabeza y vi una lágrima caer de su rostro.

—¿Sofí?—me acerqué a ella.

Sofí me abrazó fuertemente.

—Perdóname, no pensé que él llegara tan lejos como para lastimarte. Es culpa mía, lo siento de verdad.

Ella no tenía la culpa, se disculpaba por ese cabron y eso me enfadó. No tenía ningún derecho. Sofí es demasiado buena... Me separé de ella y le limpié las lágrimas. Quise de alguna manera tranquilizarla, aunque no se me ocurría cómo. Ninguno dijo nada, hasta que ella soltó y un suspiro y cerró los ojos, aferrándose a mi muñeca.

—Lo siento... Esto ya debe ser molesto para tí y ahora esto... Mañana hablaré con mis padres...

La última frase me partió el corazón. Quería pero a la vez no quería que hablara con ellos. Si hablaba con ellos, sería fin del cuento y fin de los problemas pero también sería un fin de Sofí... Después de todo, no se sentía nada mal estando con ella. Sofí no tenía que hablar con sus padres, sino con un sicario para matar a esa rata asquerosa que se pasea en su limusina solo para alardear de su dinero. Ella no tenía que pagar los platos rotos, alguien debería de hacerse cargo de que fuera él el que los pagara.

—Sofí no tienes por qué hacerlo...

—Claro que sí. Me siento mal porque en el fondo cuando aceptaste ayudarme sabía en el fondo que podrías tener problemas... Pero no llegué a pensar que Iván sería capaz de lastimarte.

—Tampoco ha sido para tanto.

—No me importa. Me niego a que te ponga un dedo encima. Incluso si tan solo él hubiera hecho el mínimo gesto, me sentiría mal.

—Pero no fue tu culpa.

—Claro que lo es, yo te metí en esto.
—se cubrió la cara con sus manos.
—No voy a dejar que pases por esto. Mañana después de clases visitaré a mis padres y les contaré todo. En seguida se romperá el compromiso y tú estarás libre de pecado, y podrás centrarte más en tus estudios y llegar a ser el mejor cirujano del planeta
—dicho esto último, intentó sonreír pero las lágrimas no la dejaron—. De verdad que lo siento mucho—se dio media vuelta y salió corriendo.

—No

Esta vez la seguí e intenté atraparla, pero era más rápida que yo y fue un vano.

—¡Espera, Sofí!—la vi desaparecer tras meterse en el ascensor.

Intenté colarme pero las puertas del ascensor se cerraron y me quedé tan solo con la imagen del rostro triste de Sofí. Golpeé la puerta del ascensor con rabia. Mierda, mierda, mierda. Tengo que hablar con ella y evitar que hable con sus padres... ¿Qué hago?

Fake loveOnde histórias criam vida. Descubra agora