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Cinzia.




Ya no tengo la fiebre alta pero aún tengo fiebre, estoy muy desmayada, me siento muy mal. Son las once de la noche, todo el día durmiendo y sigo teniendo demasiado sueño...

Escucho que la puerta se abre pero no abro los ojos, siento que mí cama se hunde un poco, cómo también siento el tacto en mí rostro, me quitan algunos mechones de cabello.

—¿Ma? —Es lo único que puedo decir—.

—No soy tú mamá —Su voz, es su voz—.

—¿Estoy delirando ya es? —De verdad no estoy del toda segura—.

Por eso abro mis ojos, no de verdad está aquí.

—No lo estás Cinzia.

—¿Qué haces aquí?.

—A cuidarte.

—Soteldo anda disfruta de tú día por favor.

—¿Y sí no quiero?.

—Dios que terco... —Me doy la vuelta dándole la espalda—.

—Ahh, ahora el terco soy yo, 'ta bien.

—De verdad Yeferson, no nos hablamos por meses ya sabes lo que pasó ahora vienes frescamente a cuidarme...

—Es que así estemos mal Cinzia, no voy a dejarme de preocupar por tí, métete eso en la cabeza.

—¿No que tenías una fiesta?.

—Sí, pero ya disfruté lo suficiente, esperé que el día pasara rápido era para venir a verte —Le vuelvo a dar la cara—. ¿Te pusiste la pulsera de tobillera? —Lo veo confundida hasta que doy con mí tobillo izquierdo, ay Dios que vergüenza—.

—Sí, es que sí me la ponía en la muñeca la ibas a ver y sería algo incómodo.

—No me interesa, más bien me alegraría, es cómo yo —Quita un poco su suéter para dejar a la vista su muñeca así su pulsera—. Bueno Cinzia, ¿Comiste?.

—No, no tengo nada de hambre...

—Ay Dios —Suelta un suspiro mientras se va de la habitación, ni idea que va hacer ese hombre—.

•••

—¡Ay no Yeferson! —Niego—.

El loco se fué para buscarme comida, que de paso parece un banquete, no tengo hambre.

—Come Cinzia porque sino te meto esa comida a la boca para que ajuro te la tragues —Se me sale una risa por su cara de autoridad—. ¿¡Te vas a reír!?.

—Tú cara, me acordaste a mí abuela —Me vé mal mientras yo me río—. Yeferson, voy a comer hasta dónde pueda ¿Sí? Todo no voy a poder.

—Bueno al menos...

Se levanta para ir a la ventana de mí habitación y ver hacia fuera, mientras como lo detallo, su pinta tan deportivo, su cuerpo bien formado ya para su edad, na', la belleza.

Eclipse | Yeferson SoteldoWhere stories live. Discover now