Adictive

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Esta vez fue Penelope quién acortó la distancia entre ellos, besándolo con pasión y rodeándolo del cuello con sus brazos. Coriolanus tomó aquella acción como un claro si a su pregunta, haciéndolo sonreír sobre sus labios.

La jaló colocándola a ahorcajas encima de él, sosteniéndola de la cintura y profundizando el beso.
"Sejanus me dijo que nunca has tenido novio." Le comentó al separarse. "¿Cómo es que sabes besar tan bien?"

Ella rió. "No me gusta hablar de mi vida amorosa-sexual con mi hermano, ¿sabes?"

"¿Eso quiere decir que no eres virgen?" Preguntó mientras le acariciaba la cintura.

"No, no lo soy." Habló sobre sus labios. "¿Algún problema con eso?"

Coriolanus debía admitir que le había gustado un poco el pensar en ser el único que la había tocado así, pero ciertamente la situación le era indiferente, que fuera virgen o no, no hacía ninguna diferencia después de todo.

"No en lo absoluto." Respondió volviendo a capturar sus labios en un beso lento.

"En ese caso, tú también besas muy bien." Le devolvió el alago.

"Lo sé." Respondió bajando sus manos al trasero de ella, tocándola por encima de sus shorts. "No es lo único que hago bien."

"Demuéstralo." Le dijo ella acomodándose para quedar sentada sobre su erección.

Coriolanus no necesitó más palabras para continuar besándola con fuerza, quitando los botones del pantalón corto que ella traía puesto, metiendo sus dedos para acariciarla sobre la tela de su ropa interior. Penelope dejó escapar un gemido que ahogó con su lengua. Él la sostuvo de las caderas, cargándola para poder recostarla sobre la mesa, colocándose encima de ella.

La despojó de sus shorts y su ropa interior mientras esparcía húmedos besos en su cuello. "Recuerda hacer silencio." Le dijo frotando sus dedos contra su humedad. "Si alguien nos escucha, te castigaré."

Ella mordió su labio inferior, mirándolo. "¿Qué pasa si quiero que me castigues?" Dijo con la respiración agitada.

Coriolanus la tomó del cuello, haciéndola jadear. "Yo mando aquí." La tomó de las piernas, separándoselas. "Y te dije que no hables."

Empezó a dejar húmedos besos en su abdomen, bajando lentamente a su vientre. La miró a los ojos mientras soplaba suavemente sobre su humedad, viéndola temblar. Comenzó a dejar besos y jugar con su lengua en el interior de sus muslos, dejando un par de marcas, sin llegar a tocar su centro aún.

"Snow, por favor." Pidió ella en un susurro. Arqueando su espalda hacia él.

"¿Qué pasa, Penelope?" Preguntó mientras sonreía, deteniendo sus besos para mirarla.

Sabía perfectamente lo que ella quería y él lo estaba deseando también, pero quería oírlo de su boca.

"Ya lo sabes." Dijo ella mientras se pasaba una mano por el cabello, frustrada.

"Necesito escucharlo de ti." Separó más sus piernas. "¿Qué quieres, Penelope?"

Ella se rindió. "A ti. Por favor." Movió sus caderas en busca de más contacto.

"Tendrás que ser más específica." Le encantaba ver como estaba desesperada.

"Quiero tu lengua dentro de..." tuvo que cubrir su boca para contener el fuerte gemido que se le iba a escapar al sentir la lengua de él en su clitoris.

Coriolanus empezó a jugar con su lengua sobre su punto sensible, sintiendo como las piernas de ella temblaban ante la placentera sensación. Su sabor era dulce y algo adictivo debía admitir. Estuvo un rato lamiéndola y viendo como perdía el control, ella enterró una de sus manos en sus rizos pegándolo más a su cuerpo y aferrándose a él.

Siguió lamiéndola por un rato y luego empujó dos de sus dedos en su interior. Se sentía apretada alrededor de él, Coriolanus imaginó lo bien que se sentiría tener su polla dentro de ella. La penetró con sus dedos repetidas veces mientras hacía círculos con su lengua encima de su clitoris, llevándola al extremo. La sintió apretarse alrededor de él y arquear su cuerpo en un fuerte orgasmo. Coriolanus se separó lamiendo sus labios, quitando el resto de su corrida sobre ellos. Subiendo en su cuerpo para besarla, haciéndola probarse a si misma.

Ella suspiró intentando recomponerse. "Nunca nadie me había hecho eso."

Coriolanus la miró sorprendiendo. "¿En serio?" Preguntó mientras le acariciaba la pierna.

"Si, de hecho nadie me hizo correr antes que tú." Confesó. Coriolanus sonrió ante sus palabras. Penelope lo golpeó en el hombro. "No te creas mucho, por eso no quería decírtelo."

Debía admitir que sus palabras habían ensanchado más su ego. "Te había dicho que soy el mejor en todo."

Ella volteó los ojos. "Casi se me olvida que eres un insoportable." Murmuró sentándose en la mesa. "¿Dónde esta mi ropa?" Preguntó mirando al suelo.

Coriolanus la extendió en su dirección, ella prosiguió a vestirse. "¿Se te olvida que me debes una?" La tomó de la cintura acercándola a él nuevamente.

"Otra día, ya me recordaste que no te soporto." Dijo ella sin alejarse de él.

Coriolanus la tomó fuerte del cabello. "Recuerda que yo doy las ordenes aquí." Dijo para luego besarla.

Ella le correspondió el beso mientras él la tomó firme del rostro, pensó que podía volverse adicto al sabor de sus labios. Estaba dispuesto a continuar, cuando escucharon el fuerte ruido de la puerta.

Forbidden | Coriolanus Snow +18Where stories live. Discover now