Hate

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Penelope's POV


Me gustas demasiado.

Esas tres palabras hicieron eco en su mente mientras Coriolanus la penetraba con fuerza. No tuvo mucho tiempo para procesarlas ya que las distintas sensaciones en su cuerpo la mantenían muy ocupada como para escuchar sus pensamientos. El placer la invadió, esas palabras mezcladas con las repetidas embestidas la hicieron llegar al clímax.

Coriolanus no había dicho ni una palabra luego de eso, solo siguió follándola sin decir nada, jadeando y gruñendo por lo bajo, como si nada hubiera pasado. Al terminar Penelope no pudo resistir las ganas de atraerlo a ella para besarlo lentamente, cualquier enojo que sintió anteriormente ya le era insignificante, lo único que podía escuchar eran esas tres palabras volando por su mente.

Se sentía como una niña tonta e ilusa, porque sabía que él solo había dicho eso por la calentura del momento y que no había significado nada, bueno, para él no había significado nada. Esa era la única explicación lógica al respecto. Pero en el fondo quería que fuese cierto, que ella pudiera gustarle, aunque eso estuviese tan alejado de la realidad.

Coriolanus correspondió su beso de la misma manera, pegándola a su cuerpo y jugando con el cabello de ella. Y Penelope sintió las palabras atascadas en su garganta, dos palabras específicamente, pero no fue capaz de decirlas.

Quizás nunca lo sería.

Los dos días siguientes pasaron como usualmente, a excepción de que no había pasado tiempo con Coriolanus ya que no contaban con la excusa de las tutorías, ya no tenían un pretexto para pasar tiempo juntos. Y se preguntó si así sería todo ahora, si ese era el fin de lo que tuvieron, si es que se podía definir como una cosa.

Ese día estaba sentada en el sofá de la sala de estar en su casa, era la única persona en la mansión en ese momento. La ansiedad la carcomía en la espera de la carta de admisión o rechazo por parte de La Academia. Ni siquiera tenía energías como para arreglarse, estaba en pijamas atenta a la llegada del correo.

El timbre había sonado haciendo que se levantara apurada para abrir la puerta, sintió náuseas invadirla rápidamente por los nervios y suspiró sosteniendo la cerradura intentando mantenerse tranquila.

"Parece que llegué a tiempo."

Penelope abrió los ojos sorprendida ante la imagen de Coriolanus frente a ella. En una mano sostenía un sobre rojo, con el escudo de La Academia en el, y en la otra un ramo de rosas.

"¿A t-tiempo para qué?" Preguntó dejándolo pasar. Debía admitir que su presencia la había puesto más nerviosa, habían pasado dos días apenas desde que se habían visto, ¿era posible que se haya puesto mas guapo en ese tiempo?

"Para que abramos la carta juntos." Dijo él. Entregándole el ramo de rosas. "Estoy tan ansioso por leerla como tú. Aunque sé que entraste."

Ella tomó las rosas en sus manos, eran blancas como la que le llevó la última vez, y su aroma era embriagador. Sonrió observándolas. "No debías..."

"Por supuesto que si, es lo mínimo. Quisiera poder traer algo más pero..." se quedó callado a mitad de la oración, como si casi se le hubiera escapado algo que no debía decir.

"Son perfectas, Coriolanus." Él la miró, cambiando la expresión de su rostro a una sonrisa. Y ahí ella se dio cuenta, que era la primera vez que lo llamaba por su nombre. Aclaró su garganta. "Creo que debemos abrir ese sobre ya."

Él asintió extendiendo la carta a ella. Penelope la tomó en sus manos sintiendo como estas le temblaban un poco, pero no fue capaz de abrirlo, así que se lo devolvió. "Hazlo tú mejor." Le dijo ansiosa, mordiendo su labio.

Coriolanus rió un poco, finalmente tomándolo en sus manos y abriéndolo. La expresión en su rostro se tornó seria. "Penelope, lo siento."

Ella bajo la mirada soltando la respiración que no sabía que estaba conteniendo. "Esta bien, es lo que esperaba." Se sintió algo decepcionada de si misma.

Cuando volvió a mirarlo, él sonreía burlonamente. "Entraste, estaba jugando contigo." Dijo riendo, para soltar el sobre y luego acercarse a ella. La sostuvo por la cintura, cargándola, haciendo que ella lo rodeara con las piernas.

Penelope lo golpeó en el hombro. "Eres un imbécil." Dijo mientras reía, para luego corresponder su abrazo. Coriolanus no le respondió con palabras, en su lugar atrapó sus labios en un beso.

Un beso que ambos querían, que se sentía bien. Ella podía sentirlo sonreír mientras la besaba, él estaba tan feliz como ella misma por su logro. El momento se sintió bien, todo lo demás desapareció de su mundo en ese instante, se sintió apoyada y acompañada.

Él se separó dejando pequeños besos por el rostro de Penelope haciéndola reír. "Te dije que ibas a conseguirlo, era imposible que fallaras teniendo al mejor tutor del mundo." Dijo con arrogancia, aún sosteniéndola en sus brazos.

Ella pasó los brazos sobre sus hombros, rodando los ojos juguetonamente ante su comentario. "Odio que siempre tengas la razón." Dijo sobre sus labios.

"Me odias mucho ¿hm?" Dijo rozando su nariz con la de ella. Sabía que estaban bromeando.

"Si, te odio." Respondió, a lo que Coriolanus dejó un casto beso en sus labios.

"Odiame todo lo que quieras, pero que sepas no vas a deshacerte de mi tan fácil."

Y era cierto, lo odiaba. Odiaba querer tenerlo solo para ella, odiaba sentirse así. Odiaba que el saber que no se iría de su lado la hiciera sentir segura.

Odiaba que le gustara tanto.

Y sobre todo, odiaba no poder decirle lo que sentía.

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Hello. Sorry por la tardanza, tuve un par de días difíciles pero estoy back con las actualizaciones diarias.

Les gustan mas los capítulos hot o cute?
Gracias por leer <3

Forbidden | Coriolanus Snow +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora