Mine (part 2)

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Coriolanus se encontraba en la mansión bebiendo con sus compañeros de clase, sin realmente prestarles mucha atención, solo asentía y sonreía de vez en cuando porque su mente estaba ocupada. Pensaba en Penelope y en lo mucho que hubiera querido ir a recogerla a La Academia, pero no pudo hacerlo, ya que sería raro para los demás que él se ofreciera a ir por ella.

Ya estaba deseando verla, quería hablarle, saber sobre su día y tranquilizarla ya que conociéndola seguramente seguía nerviosa. Ni siquiera estaba pensando en algo sexual en ese momento, solo en pasar tiempo con ella.

Pero sabía que debía sacarla de su mente. No podía seguir así. Nada entre ellos podía pasar nunca. Se repetía constantemente en su cabeza que lo que creyó sentir por ella no era nada en realidad, que había sido un desliz, que solo la deseaba y no había nada más profundo que eso.

Pero en el fondo reconocía que estaba mintiéndose a si mismo.

Odiaba lo débil que era ante ella, lo vulnerable que se volvía. Por lo que decidió bloquear sus pensamientos al respecto, no se dejaba pensar en ella demasiado o ponerse sentimental, para él nada bueno podía salir de todo esto. Bajo ninguna circunstancia podía dejarse a si mismo caer ante nadie.

"Coriolanus." Una voz femenina lo sacó de sus pensamientos.

Él se levantó del sillón, acercándose a ella. "Clemensia, ¿cómo estás?" Realmente no sabía que más decirle, había pasado mucho tiempo desde la última vez que hablaron. Bueno, un par de meses.

"Oh, me sorprende que recuerdes mi nombre. "Dijo ella con ironía. "Desde que empezó el verano te olvidaste de mi."

Técnicamente no había sido desde que el verano había iniciado, mas bien era desde que Penelope había llegado a su vida.

No supo que decir al respecto, pero a ella no pareció importarle. Se acercó a él y enganchó el brazo con el suyo. "¿Ya tienes una chica?" Habló cerca de su rostro debido al alto volumen de la música.

Le gustaba el pensar en Penelope como su chica, la idea de llamarla suya le fascinaba pero nunca podría admitirlo en voz alta. Sabía que era bastante posesivo con ella pero no podía evitarlo, el pensamiento de cualquier otro teniéndola le hacía doler la cabeza.

Basta. Deja de pensar en ella. Se reprendió mentalmente.

"No, sabes que las relaciones no son lo mío." Respondió fingiendo una sonrisa.

No estaba mintiendo, nunca había estado en algo que pudiera considerarse una relación real, lo suyo era solo sexo casual y nada más. Pero estaba bien con eso, no le gustaba darle a alguien el poder de sus emociones, y eso jamás cambiaría por nadie.

"Ay, por favor." Rió incrédula. "Te conozco de toda la vida, sé que estás enamorado." Se burló de él.

¿Enamorado? Que gran tontería. Él no se enamoraba. Y estaba muy lejos de sentir eso por alguien. Que le gustara pasar tiempo con Penelope no significaba que estuviera enamorándose, de ninguna manera.

No.

Coriolanus rodó los ojos. "Estás equivocada, no lo estoy." Sintió la sangre subir a sus mejillas, pensó que se debía al alcohol en su cuerpo.

Ella se acercó dandole un beso en la mejilla. "Finge lo que quieras, Coryo." Dijo al alejarse. "Pero cuando estes listo, quiero conocerla."

Coriolanus sonrió sin saber que responder y se excusó diciendo que debía hacer algo para romper esa conversación. Su relación con Clemensia era algo rara, ella era una persona rara y bastante impredecible. No sabía si querría conocer a su chica para espantarla o para ser su amiga realmente, debía ser cuidadoso con que ella notara algo.

A lo lejos visualizó a Sejanus hablando con una chica y asumió que Penelope ya había llegado también. Pero, ¿dónde estaba ella? Que raro que no había ido a saludarlo, se extrañó. Empezó a caminar buscándola entre las tantas personas que habían allí y un par de minutos después la encontró.

Estaba hablando muy de cerca con Apollo Ring, uno de sus imbéciles compañeros de clase. Ella le sonreía y él le hablaba a una muy mínima distancia del rostro. Coriolanus sintió la sangre en sus venas hervir ante la imagen de ella coqueteándole a otro. Su punto de quiebre fue verla tocando su hombro y reír, en ese momento nada le importó y antes de poder notarlo sus pies ya estaban caminando en dirección a ellos.

"Lamento interrumpir." Dijo falsamente. Dando una sonrisa bastante fingida. "Pero necesito hablar contigo, Penelope."

Ella lo miró con expresión seria, casi indiferente. "Lo que sea que necesites puede esperar, estamos en medio de..."

Coriolanus ni siquiera estaba escuchándola en verdad, ella estaba molestándolo y merecía ser castigada por eso. Luego de intercambiar un par de palabras la tomó del brazo para ingresar juntos a la biblioteca, poniendo el seguro de la puerta detrás de ellos. Intentó besarla pero Penelope esquivó su beso, haciéndolo cabrear mucho más.

Metió su pierna en medio de las de ella, empezando a presionar su muslo contra su sexo repetidas veces, haciéndola jadear de forma involuntaria. Ella intentó contener su excitación ya que estaba aparentemente molesta por algo, pero él sabía como tocarla y hacerla perderse a si misma. La vio separar sus labios lista pare recibir un beso, pero él decidió separarse jugando con ella un poco. La llevó a la mesa para hacerla inclinarse sobre la superficie de madera, levantándole la falda y pasando las manos por todo su cuerpo.

Se había creído muy astuta al coquetear con otro en frente de él pero estaba jugando con fuego.

Pegó sus caderas contra ella, permitiéndole sentir su duro miembro contra su entrepierna. Penelope se movió empujándose hacia él en busca de más. "Me parece que alguien está ansiosa." Habló en su oído con una sonrisa burlona en el rostro. Le encantaba verla desesperada por él.

"No te soporto." Respondió ella con la respiración agitada.

Coriolanus rió por lo bajo ante la evidente mentira. Sabía que ella disfrutaba su tiempo juntos tanto como él. "Di lo que quieras pero apuesto lo que sea a que estas mojada y ni siquiera te he tocado." Pasó sus manos por la espalda de ella lentamente, llegando a sus glúteos y dándoles un pequeño apretón. "Dímelo o tendré que averiguarlo yo mismo."

"Hazlo." Dijo Penelope, Coriolanus pudo sentirla temblar bajo su toque.

Tomó en sus manos la pequeña tanga blanca de ella y la destrozó de un solo tirón. "Pero, ¿qué estás...?" Penelope intentó hablar pero él la azotó fuertemente interrumpiéndola.

"Deberías pensarlo mejor antes de estar coqueteando con chicos por ahí." Dijo tomando las manos de ella y sosteniéndolas en su espalda. Quería hacerla pagar tanto. "¿Apollo? ¿En serio?" Le iba a demostrar que ningún otro podría hacerla sentir como él.

"No tengo que darte explicaciones, Snow." Coriolanus volvió a azotarla ante su grosera respuesta, haciéndola soltar un suave gemido. Sabía que ella disfrutaba el dolor y le gustaba cuando era de esa forma.

Ya habían pasado esta etapa de insultarse y hablarse mal, ¿porqué estaba de tan mal humor?

Sabía que estaba jugando con él y supuso que todo esto era lo que quizo desde el principio, que se la follara duro. "Sé que solo haces todo esto para provocarme."

Bajó la cremallera de sus pantalones y dejó salir su dura polla, presionando la punta con su humedad sin penetrarla, oyéndola suspirar ante el contacto. "¿Celoso, Snow?"

"¿Celoso?" Dijo bufando. Si, lo estaba, jodidamente hasta los huesos. "No me gusta compartir lo que es mío." Respondió haciendo énfasis en la última palabra.

Sin permitirle responder la penetró fuerte de una estocada, metiendo su miembro hasta el fondo, sintiendo lo apretada y caliente que estaba a su alrededor. La tomó del cabello con fuerza haciéndola levantar la cabeza, vio una expresión de dolor y placer en el rostro de ella. "Tienes suerte de que me gustas demasiado como para no aguantar un segundo más sin follarte." habló en su oído.

Y no fue hasta que las palabras salieron de su boca que fue consciente de su significado.

¿Qué mierda acababa de decir?

Forbidden | Coriolanus Snow +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora